En vivo y en directo, con Jose Jones.


"- Y ahora. Aquí. En vivo y en directo. ¡El mismísimo Jose Jones!
- Bueno, yo sólo soy uno de los tres... (Por lo bajo). Buenas tardes público.
- Cuánto tiempo intentando concertar esta entrevista, por lo visto la identidad de Jose Jones, debido a su turbio pasado, era difícil de desvelar. Le rodean millones de acusaciones policiales y amenazas de muerte de madres y padres de sus fans más jóvenes.
- Bueno, algunas de esas acusaciones son infundadas. Se deben al miedo que produce la sola mención de mi nombre. Ya me acusan por todo.
- Eso esperamos todos, que salga todo muy bien. Por cierto, desde cuándo existe Jose Jones?
- Bueno, como ya he dicho.. Yo soy solo una tercera parte de lo que es Jose Jones.
- ¿Como es eso?
- Bueno, sí. Jose Jones somos tres personas. No soy solo yo. En definitiva es una mente mucho más compleja, difícil de cazar entera.
- Creo que no le entendemos.
- A ver, es muy simple. La complejidad de lo que inicialmente se concibió como Luas y sus Problemas es fruto de una mente de triple complejidad, no podía ser una sola persona. Jose Jones somos tres. Yo soy solo uno.
- ...
- ¡Váyase a la mierda usted subnormal! ¡Y a la mierda el público también! Arderán todos en vivo y en directo."

La mecha prende fuego y todo el teatro principal revienta en pedazos. La filmación en directo capta todo el momento de la ignición. Un estadio de fútbol se desmorona por la onda expansiva cuando el equipo local iba perdiendo. La ciudad se sume en el silencio absoluto y una tercera parte de Jose Jones sale caminando entre las ruinas camino a otra localidad. Es hora de ir a un motel y escribir la 6ª temporada de Luas y sus viajes y fracciones.

miércoles, 20 de julio de 2016

Luas y la cancelación de la serie: Rodisea


Los momentos siguientes a la escena del jacuzzi fueron de una brutalidad difícil de describir. Los chatarreros domingueros oportunistas no eran tan solo chatarreros, domingueros y oportunistas, sino que eran además unos psicópatas violentos sin el más mínimo ápice de empatía hacia la humanidad, aun menos si tenían ante sí la oportunidad de desvalijar un edificio entero en domingo.

Confundían la carne de nuestros protagonistas con las tablas de madera y les intentaban arrancar las cosas de sus sitios. Algún desgraciado destrozó a mordiscos una de las principales columnas de carga. Como un relámpago que anticipa al trueno que ha de venir, un rugido a modo de lamento jurásico recorrió todo el espacio, anunciando el colapso del edificio.

No hizo falta explicación. Todos los allí presentes comprendieron al momento que sus vidas, por abstractas y eternas que parecieran, dependían directamente de sus blandos cuerpos que, en ese preciso instante  se encontraban debajo de innumerables toneladas de cemento, metal, cristal y demás materiales de construcción.

Tanto los chatarreros domingueros oportunistas como nuestros héroes dejaron lo que estaban haciendo y en un chute de adrenalina que como buena droga disfrutaron, intentaron largarse del lugar. Como animales se pisoteaban los unos a los otros. Los primeros en caer al suelo no duraban más de unos segundos sin quedar despedazados y los pocos que lograban salir eran atropellados por cruzar corriendo la autopista en frente que había justo en frente de la sede de Luas y sus problemas.

Tras un  definitivo crack y una nube de polvo, el edificio se desplomó generando una onda expansiva que lanzó cientos de cuerpos a kilómetros de distancia.

Todo lo que le quedó a los pocos supervivientes fue un intenso pitido en los oídos y una importante dosis de amnésia.

*

Ro se descubrió a si mismo tirado en la calle, apenas recordando su nombre, lleno de arañazos y medio metido debajo de la rueda de un coche.

-¿Se acabó?- no se lo creía. Aún sumergido en la confusión del momento, la última frase del capítulo anterior resonaba como un eco incapaz de dispersarse en su cabeza.

-¿Qué es lo que se acabó? ¿La serie? ¿La vida? ¿El libro? ¿Qué sentido podría tener un Final si bien sabemos que tan solo es la cara de una moneda cuyo reverso delata un inicio?
Me niego a aceptarlo. ¿Quién soy yo y quiénes son estos colegos? Podría aceptar un final personal, quizá un final grupal pero… ¿un Final?

Miró a su alrededor y ni zorra de dónde estaba. Quizá solo necesitaba relajarse un poco y poner sus ideas en orden. Hacía ya unos años que no era un crio y poco a poco, con los años, fue haciéndose más y más consciente de que el pasado es algo que no se puede cambiar y de que las consecuencias siempre se pagan en tiempo presente. Y esta consciencia es la que presiona al presente para intentar, a traspiés, solucionar un futuro que nunca llega. Ya sabía por propia experiencia que de poco servía dejarse llevar por el pánico.

Decidió caminar, pero en el preciso y aleatorio momento entre la decisión y el primer paso, se cansó de mirar atrás y adelante. Miró hacia arriba y luego se miró los pies.

Con la mente en blanco y la mirada clavada en la punta de sus zapatos, sus sensores biológicos comenzaron a desbaratarse. Sus cordones rojos en contraste con el gris del asfalto le produjeron una gran experiencia visual. Sentía en su piel los colores, que sonaban a tono con los latidos en su pecho. Algo iba mal y probablemente era la falta de buenRo. Miraba hacia los lados y no conseguía distinguir nada.

Intentó relajarse y respirar. Se acercó un hombre preocupado por la cantidad de sangre de su ropa.

En el momento en que el tipo con pinta de policía de paisano se le acercó, Ro volvió un poco en sí mismo y le dijo que no se preocupara, que solo se trataba de un tres catorce y que tenía derecho a ayudarle y que por su propia seguridad, lo hiciera.

El policía se identificó como el Agente Banana y con una sonrisa se declaró a su servicio. A Ro le sentó bien un poco de compresión y peloteo. Aunque seguía un poco desubicado, sus sentidos estaban recuperados casi al completo y con ellos volvió la consciencia de su propio cuerpo. Estaba reventado. Como un flashazo apareció la locura de los oportunistas domingueros y el colapso del edificio. Se alegró de estar vivo, sin duda no quería haber muerto en su última guardia antes de su jubilación.

Miró a Mr. Banana y le pareció curioso que un policía que ya de por sí tenía un nombre bastante ridículo, llevara una camisa tropical con el ridículo a juego de su nombre. Quiso reírse un poco, pero le dolía todo.

-Por favor. Necesito urgentemente un médico que me ayude con este desmadre. Tengo un desajuste físico que voy sintiendo in crescendo.

Acostumbrado a cumplir órdenes, el Agente Banana levantó a Ro en brazos y lo metió en un carrito del Lidl que se encontró allí mismo.

-Ya sé pa onde vamo. Conosco un fisio de puta madre que hase verdadero milagro. Te pega cuatro crujio y te queas mu papi.

No tardaron mucho en llegar. La clínica era un tanto especial ya que parecía una casa. Al tocar el timbre venía a recibirte, como a un invitado, el fisioterapeuta que iba a tratarte. No había recepción, sino un espacio muy luminoso lleno de macetas con plantas de todos los países y una mesa redonda de comedor en el centro.

-Mi nombre es Guy- Se presentó el huésped. –En un momento estaré con vosotros, por favor, estáis en vuestra en casa, allí tienes la máquina de café. Help yourself!

Mr. Banana aparcó a Ro en una de las sillas y comenzó a inspeccionar las cápsulas de Nespresso.

-¿Qué buen rollo por aquí, no te parece?
-Tiene usted razón. Lo parece. Pero, ¿se ha dado usted cuenta de que el individuo no ha mostrado su identificación y de que no tiene su placa homologada con el número de registro del colegio de fisioterapeutas? Honestidad, compromiso, lealtad, respeto, justicia y disciplina. Eso es lo que le pido yo a un fisioterapeuta. Manténgase alerta señor Banana.

Mr. Banana asintió y puso cara de tipo duro, intentando disimular su sorpresa al ver como un ciudadano de a pie le corregía en sus labores policiales.

-Tranquilo loco que es coleguita mío del barrio tío, que es de toa la vida, es un tío legal loco, ya verás…-

Le interrumpe Guy al entrar al salón-recepción.

-Bueno, tú pareces el hechopolvo del grupo. Venga, levántate y sígueme.
-Pero…no puedo caminar…
-Créeme. Esta mierda de tetraplejia fingida está en tu cabeza. Sígueme.

Dicho y hecho. Ro se levanta y aunque cojea dos pasos, en seguida camina perfectamente. Le siguió caminando por el pasillo y entraron en una de las habitaciones. Todas las paredes del lugar eran de cristal, sin duda, algo místico y sanador se respiraba en aquella clínica.
Mr. Banana se había quedado fuera, flirteando con un cliente cubano que acababa de llegar, por lo que Ro se quedó a solas con Guy. Al entrar en la habitación y con el subidón de la recuperación, se golpeó enérgicamente el pecho y haciendo ruidos de mono comenzó a hacer sentadillas frenéticamente.
-Ya sabes que hay que hacer ejercicio regularmente, y mantener una dieta sana. Llevo toda la serie cuidando castigando mi cuerpo. Sin duda, al ver que la serie se acababa, mi sistema inmunológico se ha relajado y se me han caído 20 temporadas encima. Pero he renacido y ha sido gracias a ti.

-Me alegra haber sido de ayuda. Bastante tengo con aparecer en la serie y no haber sido víctima de ningún tipo de violencia.
-No te preocupes, yo me preocuparé de que eso no ocurra. Como bien sabes – dejó de hacer sentadillas para comenzar con las flexiones- la fisioterapia es la pasión de crear movimiento con la mente y el cuerpo…pero sobretodo, con el corazón.

Guy se sintió al momento más seguro, aunque al escuchar la palabra corazón, algo reverbero de forma extraña.

-Ro…- comenzó- temo decirte que aún no estás curado por completo.
-¿Cómo así?...he hecho ya todos mis ejercicios de Williams y Kegel.
-Tu afección física está completamente curada. Es algo más… algo en tu mente es lo que me inquieta…algo que no consigo identificar. ¿Te has sentido últimamente perdido y sin rumbo?

El tema parecía haber dado en el clavo, ya que Ro cambió su cara al instante.
-Cierra los ojos- dijo Guy – Y cuéntame que te pasa.
Tan pronto como Ro le hizo caso, activa la grabadora de su móvil y sale del cuarto.
-Reconozco que hay algo que no anda bien. – Comienza Ro - Hay veces, sobre todo cuando estoy solo, que no me reconozco a mí mismo. Me pierdo en el instante y nada de lo que pienso tiene sentido. Pierdo la causa,  la consecuencia, la forma y la función. ¿Cómo voy a evolucionar si no entiendo lo que pienso? ¿Cómo conocerme a mí mismo si no acabo de distinguirme de las paredes? ¿Qué es ser Yo y donde acaba? Todos sois Alguien, pero es imposible para mí…jamás seré Alguien.

Al borde del ataque de pánico, abre los ojos para encontrarse solo y pegar un alarido de desesperación. Guy entra de inmediato y Ro se desploma sobre él llorando desesperadamente.

-Disculpa que te haya hecho pasar por esto – dice Guy- pero era necesario para aclarar mi más temida sospecha. Ro, creo que padeces el complejo de la nula personalidad, y solo hay una forma de solucionarlo. Necesitarás crear artificialmente algo que por lo general la naturaleza hace por sí misma, y para eso, deberás emprender tu viaje. Mi amigo Herman Hesse dijo una vez: “Quién no encaja en el mundo, está siempre cerca de encontrarse a sí mismo”. Al no tener un ‘ti mismo’, encajas demasiado con el mundo. La gente te ama pero quizá es exclusivamente porque se aman a sí mismos. Ánimo compañero, viaja y no para encontrarte, sino para crearte. Constrúyete a ti mismo ya que solo eres una de las ruedas de tu triciclo. Viaja porque el cambio es creación. Recorre tu camino escuchándote a ti mismo en cada paso y fuma mucha droga. El viaje puede ser violento y sexual, místico y abstracto, planeado o inesperado. No te preocupes, concéntrate solo en el siguiente paso. Ale, que te jodan, déjame en paz y lárgate ya. ¡Buen camino!

Y lo despacha de una colleja quiropráctica. Aun con lágrimas en las mejillas, Ro llega al salón para encontrarse una perturbada escena de sexo entre mandingos. Mr. Banana, sorprendido por su nuevo amigo, pierde la calentura y se pone literalmente áspero. Se sacó a su amigo de dentro y se puso firme y en posición.

-¿Que fue?
-Me largo de aquí Mr. Banana. Mi servicio ha concluido y mis problemas son mentales. No soy digno patrullar contigo por estas calles. Mi viaje comienza ahora.
-Pero…. ¡Necesitarás mi ayuda! Piénsalo compadre, aunque inspirador, eres un flacucho. Permíteme acompañarte, no te molestaré. Seré tu humilde remolque y te llevaré la maleta. Lo único que pido a cambio es que mi nuevo novio venga con nosotros.
-No lo sé…se supone que es un viaje espiritual. Aunque cierto es que te quiero mucho y ya me he acostumbrado a ti a esta altura de la historia. Me daría bastante pena finiquitarte el contrato ahora ya que además, puedes ser un personaje con fuerza para la historia. En cuanto a tu maromo, por lo poco que sé, te ha estado dando la caña que necesitas. Oh mi Banano, si conmigo has de venir, te quiero bien satisfecho.

El señor cubano se acerca y escribe una nota en un papel en la que se lee “Amor”. Ro, que es muy sensible a las buenas vibras, decide aceptarlo en el grupo.

Salen a la calle y comienzan a caminar. La voz de Guy aun retumba en la cabeza de Ro, repitiendo una y otra vez…

Constrúyete a ti mismo, solo eres una de las ruedas de tu triciclo



*

 

 

Suena muy bonita la idea del viaje espiritual pero… ¿Por dónde empezar? Por lo general, ante esta eterna pregunta, la mejor respuesta es “empieza y punto”. Ro pensaba en los días venideros y los días pasados. Miró a sus dos nuevos compañeros de viaje y sintió que todo ya había cambiado un poco. En este caso, su viaje ya había comenzado incluso sin él ser consciente del todo. Un poco más calmado, se preguntó en qué ciudad del mundo se encontraba. La simple duda le hizo consciente de lo perdido que había estado todo este tiempo. No le importaba, sabía que debía continuar hacia adelante y que el destino por sí mismo se iría revelando.

-Chicos. ¿Os apetece tomar un helado? Me suena que hay una heladería italiana especializada en helados de limón y de frutas. Nada de helados de mierda de chocolate y diferentes bazofias cremosas. Refrescantito…ya sabéis.

Mr. Banana y Mr. Amor parecieron bastante entusiasmados. Dijeron que les daba igual el sabor, siempre y cuando pudieran frotárselo por sus pechos peludos y relamerse los unos a los otros. Decidido, el grupo comenzó a caminar.

Al poco llegaron a la heladería y se pusieron a leer los diferentes sabores indecisos. Mr. Amor, que tenía un gran sentido del buen Ro, cambió de semblante y puso una seria expresión. ¿No tendrían quizá sus sabores favoritos?

Mr. Banana comenzó a acariciarle el paquete para tranquilizarlo, aunque también sentía el ambiente como viciado. Ro, que se decidió por el helado de mandarina, llamó a un pequeño timbre como los que se usaban antes en los hoteles aunque nadie parecía darse por aludido.

Se miraban los unos a los otros un tanto perdidos, cuando escuchan un crujido y un gemido apagado desde la zona trasera de la tienda seguido por el maullido de un gato. Ro, aunque también inquieto, reconoce la extrañez de la situación como parte de su viaje y decide inspeccionar. Entreabre la puerta y ve la silueta a contraluz de un hombre de espaldas sentado en el suelo, concentrado el algo entre sus manos.

-¿Hola?- Ro llama la atención sin querer sobresaltar al extraño. Sin éxito. Se acerca un poco más titubeando. Mr. Banana y Mr. Amor miraban desde la puerta curiosos. Ro se acerca un poco más.

El hombre, como un gato que escucha un sonido extraño de repente, levanta la cabeza y se queda estático. Aun de espaldas, se pone en pie con tranquilidad y se gira lentamente hacia sus invitados. A pesar de no ser muy alto y ser bastante flaco, tenía aspecto de haber sido gimnasta o similar. Tenía la cabeza rapada y un piercing en la nariz. A través de sus gafas de pasta mira con cara de perturbado a Ro, asomándole una sonrisilla colgada de su bigote de semi-vagabundo. Comenzó a caminar por la habitación muy despacio, con la mirada fija en Ro y orbitándole como un satélite. Dos, tres, cuatro vueltas. Ro comenzó a inquietarse y Mr. Amor le agarra fuerte la mano a Mr. Banana. Cinco vueltas, seis vueltas, siete vueltas. Se paró en seco al pasar al lado de los enamorados y sus ojos pasaron súbitamente de Ro a Mr. Amor.

-Maricones aquí no.-
Mr. Banana salta - ¿Quién te crees que….? – Un salpicón de sangre en la cara le interrumpió. Con los ojos como platos presencia como el extraño retuerce el cuchillo en la yugular de su enamorado quien, mientras se derrumba en el suelo dando espasmos, le aprieta la mano con fuerza.

-Hijo de….- Mr. Banana intenta desenfundar su pistola reglamentaria pero los nervios se la juegan y se le cae al suelo. Se arrodilla a recuperarla y cuando la toca con los dedos, el extraño le pisa la mano con fuerza. Chilla desesperado y al levantar la cabeza recibe el seco impacto  mortal de un tubo de hierro. Su cuerpo se desploma inerte, aun de la mano de Mr. Amor.

-Maricones aquí no.-
El extraño se  escurre un poco la sangre de las manos y mira a Ro, que se desmaya de ver tanta sangre.

Cuando Ro vuelve en sí, está sentado y atado en una silla. Intenta reconocer donde está y le resulta imposible. Todas las paredes y el suelo están forrados de bolsas de plástico, y en frente suyo un único mueble: Una mesa de metal sobre la que están perfectamente dispuestos varios útiles y herramientas. Junto a la mesa, en el suelo, un cubo lleno de agua. Se abre la puerta y aparece el extraño, esta vez mucho más tranquilo y con un delantal de cocina de topos y volantes con un bordado cutre que pone “SEVILLA”.

-Cómo puede ser que después de tanto, parece que sigas sin reconocerme.-

Ro intenta hacer memoria pero le retumba el beat de su ritmo cardiaco en el cerebro. Aun así, hay algo del individuo que le resulta familiar. No cae.

-¿Sabes?- Contestó Ro. Me gustan mucho tus herramientas y debo alagar tu gusto para las cortinas. Perdona que no me acuerde de tu cara, no te encuentro especialmente guapo, aunque reconozco que hay algo en tu tabique que me hace pensar en que eres un tipo duro. ¿Puedo jugar contigo? Podríamos buscar gatitos y ver como son por dentro. Creo que aquí tienes todo lo que necesitamos.

El hombre se sintió a priori un poco desconcertado con la tranquilidad y el buen rollo que Ro desprendía. De hecho, justamente tenía unas sobras de ayer de su sesión nocturna de gatitos. Mantuvo la compostura.

-Quién te has creído. Vienes a mi casa a restregarme a tus nuevos por la cara. ¿Y ahora quieres jugar? ¿Qué te parece si juego yo solo a descubrir que es lo que hay dentro tuyo? Voy a hacer que te acuerdes de mí si es que hay una próxima vez.

Aunque el plan le sonaba un poco raro, a Ro no acaba de parecerle mal. Desde hacía no mucho, había comenzado a agarrarle el gustillo al morbo de la violencia…y lo de ser el sujeto que la sufre era algo nuevo.

-Como veas.- Contesta.

-Comencemos pues.- El hombre se acerca a la mesa y abre una pequeña cajita de la que extrae media cáscara de coco seca. –Si no te importa…voy a hacerme un porrito para concentrarme.-

Al ver al hombre grindando y colocando la mezcla de hierba y tabaco en el papelillo, hubo algo que hizo click en Ro. El hombre se enciende el canuto y ansioso como un loco, pega dos caladas tan largas que consumieron tres cuartos del joe. Ro lo vio claro.

-¡Hostia…Luas! ¡Eres tú! ¿Qué pasa loco?
-¡Al fin coño! Mira que tienes mala memoria.- Sin darse cuenta y perdiendo su cara de malote, se ablandó un poco.
-Va, déjame jugar contigo. Además, tenemos mucho de lo que hablar. Eres el primer contacto que tengo con mi vida pasada desde….desde que…
-Desde que se acabó la serie. Lo sé. Fue un gran golpe para todos, un golpe que nos reventó a patadas a nivel emocional. Perdona lo de atarte y tal… Ya sabes cómo me pongo a veces.

Mientras le desata, Ro siente un eco en su interior. Se reconoce en Luas y reconoce a Luas reconociéndose en él. Se miran a los ojos y aunque se sienten muy conectados, ambos perciben un extraño vacío. Hay algo faltante en su espontánea unidad.

-Desde que se acabó la serie no he sido el mismo. – Dice Luas. –Tú me conoces y sabes que en el fondo soy bueno, aunque necesito un ancla, un guion que me mantenga cuerdo. Lo último que recuerdo es una gran explosión y luego…nada. Desde que me he despertado he pataleado y destrozado todo lo que me he encontrado en mi camino. He comido pajaritos, niños y viejas. He jodido, a la vez, culos, tangas y pies. ¡Me cago en diez!
-A mí me ocurre algo parecido. No recuerdo ninguna explosión, tan solo despertarme desorientado. Al poco, me alisté en la policía y luego intenté sacarme un curso quiropráctico. No conseguí terminarlo, porque tuve la necesidad de emprender mi viaje. Tenía dos colegas… aunque no se bien dónde andan. Contigo me siento más completo y creo que tiene mucho sentido en esta aventura. Entonces… ¿le damos a los gatitos?

Luas asintió con una sonrisa y trajo tres persas moribundos y un siamés muerto a medio descomponer. - Esto es lo que queda.-

Es suficiente. Las siguientes horas las pasan extasiados con los maulliditos y los chilliditos de dolor de las pobres criaturas. Luas y Ro brindan por su amistad y por el dolor de los inocentes. Terminaron la velada durmiendo juntitos en uno de los varios charcos de sangre.

Al día siguiente al despertarse, sienten además de una gran sensación de camaradería, un agudo sentimiento de culpa. Ro comenzó a llorar.

-Tío…tenemos que dejar de hacer estas cosas.
-No te preocupes…Esta sensación chunga de haber hecho algo malo es solo la resaca. En un rato estarás mejor. Quizá la mejor idea será empalmar ya directo para esta noche. Desde que cortas unas patitas ya se te pasa el mal rollo.

Ro no parece muy convencido y se pone de pie. Se siente realmente mal y vomita encima de Luas.

-Pero…. ¿qué coño? ¿Era esto realmente necesario?
-No lo creo. Pero me da igual, así ha ocurrido. Estas enfermo compadre. Deberías tranquilizarte un poco y hacer algo bueno por alguien.
-Como… ¿matar por dinero?
-Bueno. Supongo que es mejor que matar por gusto. Escucha, necesito movimiento y aire fresco. Recuerda que estoy de viaje.
-Entonces… ¿Te vas?
-Entonces, nos vamos- Afirma Ro con mirada amistosa. –No te preocupes, el recorrido es largo, así que seguro que encontraras algo a lo que hacerle daño de vez en cuando.

Emocionados, los dos amigos se abrazan y preparan sus maletas. Al salir, para hacerle la gracia a Luas, Ro le pega una patada en la cabeza al cadáver de Mr. Banana, lo cual les hace partirse de risa. Ya en el exterior, avanzan a saltitos cogidos de la mano hacia algún lugar.

 

Todo va muy bien durante los primeros cinco minutos de caminata, pero de nuevo Luas comienza a ponerse nervioso.
-Lo sé- se anticipa Ro. Necesitamos drogas.

Luas se pone en la mitad de la calle a esperar. Al momento aparece un coche con una familia dentro que se para en frente suyo. El padre asoma la cabeza por la ventana y toca la bocina. Luas se acerca y de se sube de un salto al capó del coche. Destroza la luna delantera de un pisotón y agarra a la madre de los pelos. La saca fuera del coche al tiempo que le revienta la cara de un martillazo y antes de que caiga al suelo ya le ha pegado un tiro al padre y a la criatura del asiento de bebe. Se baja del capó y abre la puerta trasera y saca del coche al niño estirándole de un pie. Lo levanta cogiéndole por la camiseta y se lo pone a la altura de sus ojos.

-Escúchame bien. Te voy a hacer una pregunta y… ¡Deja de patalear! Te voy a hacer una pregunta y me vas a contestar a la primera, sin mierdas, ¿entendido?

El niño está en estado de shock, deshecho en lágrimas. Luas le agarra de la cabeza y le hace asentir.

-¿Dónde… está… el camello más cercano?
A duras penas, el niño contesta.
–La mejor mierda la encontrareis en el Ser Uno, la ciudad sincrónica.

Luas lo suelta y de una patada en el culo lo manda a correr. No llega a dar ni cinco zancadas que ya le ha pegado un tiro por la espalda. Mira a Ro con una sonrisilla tonta de satisfacción.

-¡Bueno, me parece que ya tenemos ruta!
-¡Que buena! Sabía que ibas a resultarme de utilidad. Ahora solo hay que llegar a Ser Uno. ¡Mira! Qué casualidad, allí hay un cartel.-

Se acercan y lo inspeccionan. Ser Uno está a 3+2=5 kilómetros de distancia y su único acceso es a través de un puente energético que tan solo se ilumina en luna llena. Parece ser que los planetas están alineados, dado que al mirar al cielo comprueban que efectivamente, están en ese momento del mes. El cartel tiene una flecha hacia adelante.

Entre que no era muy lejos y que el mono les guía, apenas tardan en recorrer la distancia. El camino muere en un acantilado y hay tan solo hay un cartel triangular que apunta hacia el cielo. Nuestros héroes siguen las instrucciones y miran hacia arriba. Devuelven la mirada al frente para ver un ligero puente de Luz a través del Espacio. Se miran y asienten con la cabeza. La estructura estelar por la que caminan soporta su peso sin que ellos sientan la reacción de fuerzas sobre sus pies. Caminan y caminan hasta que pierden la noción de Donde o Cuando están. Entonces miran hacia atrás y junto con sus vidas anteriores, el camino y el acantilado han desaparecido. Se sienten aliviados, clarificados, interiormente iluminados.

Cuando su comunión energética llega a su fin, ante sus ojos se materializa un camino que se divide en tres, para pasar por tres puertas abiertas, tras las que se ve claramente  que los caminos vuelven a unirse para pasar por portal dorado. Con el alma ya pura avanzan y cruzan dos de ellas y esquivan entran por el portal que desaparece al momento. Luas y Ro vuelven a sentir esa extraña sensación de vacío. Frente a sus ojos un horizonte en el infinito del que poco a poco avanza en su ascenso una gran Luna llena. En su amanecer, su luz plateada va desvelando los volúmenes y las personas que se encuentran alrededor de ellos. Están en la mitad de una calle principal que avanza recto hasta un castillo esférico. Las casas y los habitantes estaban exactamente repetidos a ambos lados, siendo la calle un perfecto eje de simetría. Avanzan por la calle en la que había diferentes tiendas con carteles. Algunos de ellos eran códigos indescifrables, y en otros se distinguen servicios como ´Meditaciones por el Nuevo Tiempo´, ´Calcula tu Kin en 1 minuto´ o clases de ´Yoga sincrogaláctico´. Algo confundidos, llegan al castillo. En la esfera se percibe pequeña obertura con una pequeña inscripción en la que se lee: Tiempo x Energía = Arte.

Se interponen dos guardias con emblemas arcoíris.
-Por norma de la Historia del Tiempo y en orden de preservar el equilibro en la Cultura Intergaláctica de la civilización Cósmica, debéis probar que habéis concluido el Ciclo de la Sabiduría de 520 días. Decidme, ¿Cuál es vuestro Kin?

Ro se queda empanado y a Luas ya le están apurando los nervios.
-Perdona…- replica Ro- Nosotros solo venimos buscando algo de hierba. Ya sabéis… algo de fumar. Buscamos la meditación de la Tierra Eterna, estamos haciendo el recorrido del Guerrero por El Cubo de La Ley. Estamos preparados para entender los gráficos de la Ley y el Tiempo.

Los guardias, como buenos Perros Lunares Blancos que son, se desvanecen sin mediar palabra, dando a entender que la prueba ha sido superada. Luas y Ro continúan hacia adelante, quizá la única opción posible.

Les interrumpe un haz de polvo estelar que lentamente se materializa en un individuo muy alto con cara de equilibrio. Ro se presenta:

-Mi nombre es Ro,
Yo Polarizo con el fin de Amar
Estabilizando la Lealtad
Sello el Proceso del Corazón
Con el tono Lunar del Desafío.
El alma que me acompaña
es un Mago de la Tierra
Me guía El Poder del Espíritu
Soy un Portal de Activación Galáctica,
entra en mí.

Luas asiente con la cabeza y continúa:

-Mi ser se delimita por el nombre de Luas,
me llaman Luas o Luandro
me Cago en el Ser de vuestras Puta Madres.
Mi Kin es el seis seis seis. Te voy a matar.

El hombre se coloca el flequillo y responde:

-Luas y Ro. Yo os saludo.
Mi nombre es El Borja.
El Perro comparte el amor universalmente
como la acumulación del mérito,
a la vez para sí mismo y
para todos los seres.
Asimismo sea con la droja.

Dicho y hecho. El Borja levanto los brazos y cayeron del cielo, ligeros y flotantes como plumas, tres canutos de papel largo.

-La vida es una sinfonía – continúa- y la acción de cada persona en su vida es tocar su sinfonía particular en la música. A medida que escucháis estas palabras estáis al mismo tiempo recibiendo y transmitiendo vibraciones. Hoy entramos en la Onda Encantada de la Tormenta de la Auto-Generación con una Nueva Luna y un eclipse de Sol total. Es un momento muy poderoso. Prestad atención. Tengo una nueva Sensación de  vacío. Algo que no he sentido desde tiempos infinitos. Algo me dice que con vosotros está mi destino. Debo volver a la tierra, a ese mundo de Caos e Imperfección. Allí donde las personas resbalan con cáscaras de plátano y los huevos huelen a champú. Algo me dice que debemos bajar a partir la madre. Estamos aquí para ayudar a evolucionar a nuestro sistema solar a través de elevar la vibración. Así que, no tenemos tiempo que perder.

Luas no lo soporta más y se le lanza al cuello. Mientras le zurra, Ro le paraliza con un rayo de paz lanzado por los ojos y dice:

-Relájate primo. Quizá El Borja tenga razón. El Calendario de Trece Lunas es la norma de medición de tiempo más exacta que ha utilizado la humanidad. Se basa en los ciclos naturales del Sol, la Tierra, la Luna y la Galaxia. Los meses se llaman Lunas y duran 28 días, con cuatro semanas perfectas de 7 días cada una. En un año hay 13 Lunas de 28 días y 52 semanas. El último día del año es libre y se llama Día Fuera del Tiempo que corresponde al “Festival Anual de Paz a través de la Cultura”. Ya sabes, 13 x 28= 364 + 1 día libre.

Luas y El Borja se separan al instante y hacen las paces con un abrazo. Los tres, flotando en el aire, dan vueltas en círculo cogiéndose de las manos y sienten sus energías confluir en el centro. Son tres pero se sienten Uno. Como un molinillo giratorio, comienzan a ascender sonrientes y contentos. Ro, a pesar de esta nueva sensación de plenitud psicofísica, reconoce que falta algo y vomita sobre El Borja

Poco a poco se van alejando del Castillo Esférico y se aproximan al astro lunar con el que en una transición atemporal, se hacen Uno.

 

*

 

Ro se despierta el primero en una habitación de Airbnb. Es una extraña casa estilo american dream con jardín y perro incluido, por algún motivo la televisión está encendida.  Descubre a sus compañeros desnudos durmiendo en el sofá-cama y se dirige a la cocina sin hacer ruido. Hace un día de sol fantástico ahí fuera y la cocina está especialmente iluminada. Se dispone a preparar el desayuno. Ensimismado, piensa.

-Hacia donde se estará dirigiendo mi viaje. Comencé vacío pero ahora me siento completo. A que vendrá esta fuerte sensación que me abarca cuando me acerco a Luas o a El Borja. No creo atienda a razones. Será algo trivial y estúpido como lo puede ser cualquier cosa.

Siento que avanzo a grandes pasos por el camino pero mi subconsciente sigue confundido. De alguna forma, he llegado al final, pero solo para descubrir otro principio ante mis ojos. Siguen las dudas, siguen los Problemas.

Desde que comenzó la serie no hemos parado de ser unos viciosos pervertidos, pero éramos “algo” al menos. Al acabarse nos desembocó a todos en un rio de desconcierto en el que nuestras personalidades fluyen a la deriva sin timón. Si algo le daba carácter a la serie era precisamente esa comunión. Orbitábamos sobre algo, como barcos a la deriva, sin timón pero con un ancla común.

¿Será ese el siguiente paso en mi viaje? Debo reconocer que sufro de un gran trastorno de personalidad múltiple. Quizá es algo que le ocurre a todo el mundo. ¿Sería quizá la serie lo único que logra estabilizarme? El viaje supuso un nuevo inicio, una nueva búsqueda en la que supuestamente hallar la paz. Aunque mucho he aprendido, de Paz nada. O quizá un poco durante nuestra breve estancia en Ser Uno.

Otra cosa que saco en claro, es que Luas es la fuente de todos los problemas, y que El Borja es extrañamente astral. Ahora estábamos juntos pero, aun así, seguíamos orbitando.

¿Cuántas cucharadillas de azúcar querrá Luas? ¿Preferirá comerse al perro? ¿Comerá jamón york El Borja? ¿Habré sincronizado bien sus tostadas?

Cuando termina de preparar todos los platos con sus toques de buena presentación, los coloca sobre la bandeja y entra en el cuarto.

Una gran mala vibra le recorre el cuerpo y del estremecimiento se le caen los platos al suelo. Luas tiene agarrado a El Borja por el cuello y le intenta pinchar un ojo mientras gime de dolor por el dolor que le produje su oponente al masticarle un huevo. Ro intenta separarlos, pero la rabia les guía y no atienden a razones. El Borja le tira una piedra a Ro en la cabeza, que se cabrea y de un empujón, tira a Luas por la ventana. Éste, desde fuera, termina de romper los cristales a puñetazos y salta hacia dentro con mucho estilo pero poca suerte. Se al aterrizar, pisa un cojín y se resbala, fisurándose la pelvis y partiéndose la muñeca. Maldice y condena a gritos como un perro rabioso enfurecido. El Borja le acusa de todos los males de la humanidad y Ro les azota el culo a ambos con los platos rotos del desayuno.

Se cansan de pelearse, porque es muy estúpido y porque les duele mucho, y se insultan mutuamente. Luas estaba en su salsa y El Borja estaba perdiendo el norte. Ro comienza a debilitarse a consecuencia de los bajos niveles de buenRo e intenta escapar de la habitación.

 

…blablablá… bleblabla ble,  blublablela blel bsbroscque se identificado como Javichulo. Ha sido hallado en la madrugada de ayer en una cuneta. Según informes policiales, se hallaba en un  profundo estado de ebriedad de la que él culpaba a sus amigos, e iba tan loco que los agentes de seguridad han tenido que esposarle y ponerle una mordaza de perro.

 

Escuchar el nombre de Javichulo les hizo olvidar la discusión al instante y se acercaron a la televisión atentos. La presentadora de las noticias hablaba en off sobre las imágenes del momento de la detención. Mientras lo metían en el coche consigue zafarse por un instante y se cae de boca al suelo. Totalmente ido, balbuceaba una y otra vez: “Me caso, Eve…Linda….me caso, Polandia, me caso, Linda,  Polandia.”

A Luas se le encoje el corazón.
-Javichulo está en Polandia y… ¿Quién es Evelinda? ¿Se habrían finalmente acabado sus problemas con las mujeres? Eso no puede ser, simplemente, no es posible, es impensable.

Ninguno de los tres había pensado en Javichulo desde la gran cancelación, pero ahora lo recordaban con claridad. Especialmente Luas, debido a la intensa cantidad de emociones sexuales que había intercambiado con él.

Borjamari mira a Ro a los ojos y le dice:

-Sabes tío. Tenemos que encontrar a Javichulo. La boda es en media hora. No me preguntes porqué, pero es así. No necesitas saber cómo lo he calculado. Pero confía en mí, lo siento como una señal, necesitamos alinearnos con él.

-Yo lo veo claro. – Confirma Ro - A mí me vale cualquier día. Creo que he encontrado mi ancla.

Con un nuevo objetivo común, hicieron las paces, se pusieron las gafitas de sol y fueron pateando en cholas hacia el aeropuerto. Al llegar, les esperaba el jet privado que habían pillado por Uber. A los 15 minutos aterrizaba en el parking del salón de eventos en el que  la boda iba a celebrarse.

Saltan de jet y se ponen las corbatas. Entran en el recinto con tanta decisión que ni les piden la invitación. Se escucha una voz femenina cantando. Quedan 3 minutos para la unión. Entran en la sala conciertos y se quedan paralizados.

La voz de Estrella rellenaba el espacio con una calidez indescriptible. Sus arreglos tonales atravesaban el lugar a vuelo bajo, impresionando a todos los invitados.

El Borja llama a la atención de Luas y señala frenéticamente en todas direcciones.

Estaban todos allí. Miki que iba como un pincel, Luis Ruis con su pajita, Chensio y Toni bebiendo cubatas, Laura guapísima que se había convertido en toda una mujer, Lucky Boy saludaba y allí en el lado más oscuro, el Diablo de trapicheos con el Nigrojaque. El Titan número uno se movía con mucho flow y los demás se pasaban Pokemons con sus gameboys. En primera fila y totalmente absortos por el canto de la musa estelar, Ahmed y Calatrava de Murcia pegaban tiros al aire por la excitación. El aforo estaba completo, hasta los muertos habían venido, incluidos miles de extras y nuestros queridos Mr. Banana y Mr. Amor.

Quedaba tan solo un minuto para el gran momento. Estrella cesa su canto y saluda a todos los invitados. Mira hacia Luas y lo hipnotiza con la ternura de su mirada.

-Habéis venido- Dice con suavidad. Todos los invitados miran ahora a los tres. Tensión de glúteos en el ambiente y un silenció incómodo. El cura sube al escenario, le da las gracias a Estrella y se coloca el micrófono.

La banda comienza a tocar la marcha nupcial y Javichulo en persona entra caminando vestido de frac. Los invitados chillan como fans adolescentes ante la radiante chulería que desprende el novio. Camina hacia el cura sin decir nada, con el pecho levantado y la mirada erguida. Mira hacia el público y se produce el más puro silencio. Su mirada se postra en la de Luas y una lágrima recorre su bella mejilla. Su corazón palpita con fuerza. A través de la mirada recordaron de un flashazo todos sus momentos íntimos, desde el primer al último encuentro, desde las sesiones más duras hasta las caricias más suaves.

Luas, movido por un incontrolable impulso hormonal, camina hacia él pisando a los invitados como si fueran una masa general de peña que le importaba una mierda.

Llega al escenario y le acaricia la cara a Javichulo. Con ojitos de enamorado, se declara:

-Te amo demasiado, quizá olvidarlo fue un placer, pero ya es cosa del pasado.
-Oh Luas… te he echado tanto de menos…

Evelinda entra en la sala y camina hacia ellos con paso decidido.
-No te preocupes por Javichulo. Aunque sé que tu amor hacia mí es sincero, soy consciente de que hay algo más fuerte entre vosotros. Nunca me has amado como sé que le amas a él, ni jamás he visto mayor pasión en tus ojos que al escuchar mencionar su nombre.
-Oh Evelinda... no puedo decir que no sea verdad. Me comprendes tan bien.

Javichulo mira al público, empuña el micro y grita.
-¡Lo amo!

El público se desborda. Miki trae un barril con más de dos botellas de Ron Negrita por cabeza. Suena la música y Estrella reaparece en escena. Todos bailan en círculo y hacen el trenecito. El ambiente se calienta. Al acabar Estrella su número, se apagaron las luces y se escuchan unos beats del ghetto. Disparando letras desde sus bocas mientras saltan por el escenario, los Raperos del Bronx reparten rimas duras en ritmos locos. Tras horas de tener a la gente bailando. Tocan una lenta. Con sus cuerpos sudorosos, la sangre saturada de alcohol y el índice de buenRo rompiendo records. Se entregan a la gran orgía universal.

Ro se aleja un momento del círculo. Observa el panorama y distingue a El Borja que sin dejar de dar caña, deja leer en sus labios: “tres”.

Ro lo ve claro, saca su móvil del bolsillo y sintiéndose realizado marca el único número guardado en la agenda del teléfono.

-Buenos días, departamento de escritores para el entretenimiento televisivo.
-Buenos días. Soy Ro. Me gustaría hablar con el señor Jones.
-El señor Jones no recibe llamadas sin cita previa. Puedo solicitar…oh, espere, ¿ha dicho usted Ro? Disculpe señor. Tengo órdenes directas del señor Jones de pasarle la llamada inmediatamente.

-Buenos días.
-Buenos días. Con Jose Jones?
-El mismo.
-El destino del viaje es la respuesta a una pregunta sencilla.
-Dime pues. ¿Quién somos?
-…
-…
-Somos cambio.

Jose Jones cuelga el teléfono desde su una oficina del edificio central de la capital de Oceanía.  Tenía la extraña sensación de haberse pegado una buena juerga.  Soñó haber muerto y se despertó resurrecto. Entre las manos tiene el documento de finalización del contrato de Luas y sus Problemas.

Sonríe y mientras rompe los papeles, susurra para sí mismo:

-No se acabó.

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