En vivo y en directo, con Jose Jones.


"- Y ahora. Aquí. En vivo y en directo. ¡El mismísimo Jose Jones!
- Bueno, yo sólo soy uno de los tres... (Por lo bajo). Buenas tardes público.
- Cuánto tiempo intentando concertar esta entrevista, por lo visto la identidad de Jose Jones, debido a su turbio pasado, era difícil de desvelar. Le rodean millones de acusaciones policiales y amenazas de muerte de madres y padres de sus fans más jóvenes.
- Bueno, algunas de esas acusaciones son infundadas. Se deben al miedo que produce la sola mención de mi nombre. Ya me acusan por todo.
- Eso esperamos todos, que salga todo muy bien. Por cierto, desde cuándo existe Jose Jones?
- Bueno, como ya he dicho.. Yo soy solo una tercera parte de lo que es Jose Jones.
- ¿Como es eso?
- Bueno, sí. Jose Jones somos tres personas. No soy solo yo. En definitiva es una mente mucho más compleja, difícil de cazar entera.
- Creo que no le entendemos.
- A ver, es muy simple. La complejidad de lo que inicialmente se concibió como Luas y sus Problemas es fruto de una mente de triple complejidad, no podía ser una sola persona. Jose Jones somos tres. Yo soy solo uno.
- ...
- ¡Váyase a la mierda usted subnormal! ¡Y a la mierda el público también! Arderán todos en vivo y en directo."

La mecha prende fuego y todo el teatro principal revienta en pedazos. La filmación en directo capta todo el momento de la ignición. Un estadio de fútbol se desmorona por la onda expansiva cuando el equipo local iba perdiendo. La ciudad se sume en el silencio absoluto y una tercera parte de Jose Jones sale caminando entre las ruinas camino a otra localidad. Es hora de ir a un motel y escribir la 6ª temporada de Luas y sus viajes y fracciones.

miércoles, 20 de julio de 2016

Luas y la cancelación de la serie: Los 12 elementos


- Se acabó?
- Se acabó.
- Se acabó?
- Se acabó, aquí acaba todo y aquí comienza todo, pues no hay fin sin principio así como no hay principio sin fin. El infinito es un invento de la mente para explicar aquello que perdura más allá de la comprensión, sin embargo la cuerda más larga tiene dos lados, y de cada lado hay alguien estirando, creyendo que el principio no forma parte de su lado y al final no habrá nadie como él mismo.

Una de las chorbas se había puesto filosófica de una forma bastante particular, los ojos le iban y venían como los de una muñeca de porcelana y su visión parecía fijarse más allá de su nuca. Esta gente estaba ida de la olla, pero al parecer no eran tan peligrosos como habían parecido en un primer momento. Un señor de unos 60 años se acerca al jacuzzi con un foco en una mano y un cuaderno de notas en la otra. Javichulo se encuentra bajo del agua haciendo burbujas mientras una chorba le acaricia la cabeza con sus dos pechos y le restriega el chocho en el muslo.

- Hola, disculpen, me gustaría pedirles un favor. ¿Pueden firmarme un autógrafo? – Pregunta el buen hombre, con una voz suave como el terciopelo, posiblemente forzada para parecer el más simpático del lugar. – He estado viendo la serie desde la emisión del primer capítulo, podría afirmar que mi vida entera ha sido marcada por la espera del siguiente capítulo durante cada temporada, y de la siguiente temporada durante cada año. Os quiero.

- Por supuesto, ¿Cuál es su nombre? ¿Quiere que le dibuje una polla o se conforma con mi firma? – Ro sale del jacuzzi en cueros y se coloca de nuevo las gafas, la verdad es que tanta alarma por esta gente tan simpática parecía una exageración. Detrás del hombre se estaba formando una cola muy ordenada de personas, cada cual con su cuaderno a mano y su mirada afable clavada en el jacuzzi.

Durante varias horas Luas, Javichulo, Ro y Borjamari se dedican a firmar autógrafos y a hacerse fotos con los presentes. La cola, en lugar de menguar, parece crecer al pasar el tiempo y aquello empieza a hacerse cansino. Sin embargo, el actor vive para el fan, por lo que los chicos siguieron firmando, dibujando y posando con tal de mantener al público contento; además no querían generar ningún tipo de conflicto a esas alturas, contentos estaban de no haber sido hechos pedazos por el tumulto, cosa que esperaban que fuera a ocurrir. Los SWAT, cansados de hacer su trabajo, también querían un autógrafo, por lo que hacían cola como todos los demás esperando su turno como buenos ciudadanos. Se estaba haciendo de noche y la cola no paraba de crecer.

- Para… Josephine… Con mucho… Cariño… amor y sincronía… Borjamari. Aquí tienes guapa. – El Borja le da un beso en la mejilla a la niña que le acababa de dar su cuaderno y pide al siguiente que se acerque a él. Cuando sus ojos se cruzan y le reconoce, su garganta emite un chillido desde el interior de su pecho que nunca llega a resonar fuera de él. El Nigrojaque con un chasquido de dedos destruye las vibraciones y deja morir el alarido en el aire, sumiendo el plató en un completo silencio.

1, 2, 3, magia. El Nigrojaque tiene a todo el mundo boquiabierto, todo el mundo le conoce, todo el mundo le adora y le teme a la vez. Sin mediar palabra dirige su dedo índice al cielo y empieza a gruñir palabras incomprensibles en una lengua olvidada, en una lengua que suena a serpiente de cascabel y al chirriar de una puerta que necesita ser engrasada. Su mano parece enorme bajo el efecto de las llamas que brotan de sus ojos, rodeando su cuerpo y creando una esfera perfecta que genera unas temperaturas de 200 grados centígrados. La ropa del Nigrojaque se desintegra, los fans no soportan la temperatura y empiezan a quitarse la suya. Luas siente el cosquilleo del sudor sobre su nuca, sus ojos fijados en la bola de fuego que crece y crece devorando poco a poco todo el material del plató, haciendo arder a los fans y elevando al Borjamari del suelo a pesar de sus 180kg de peso. Javichulo y Ro, ojos en blanco, se elevan también, dejando tras de sí sus ropas candentes y dejándose llevar por el la emoción del momento. Luas se resiste, Luas suda y Luas se aferra al suelo y a su ropa. No hay pasión, no hay perdón, no hay fanatismo, no hay religión, no hay creencia esotérica, no hay magia, no hay revelación, no hay salvación, no existe la verdad, no existe la mentira, no existe la fama para nadie cuando vivimos millones de años, no hay entendimiento porque no hay un solo idioma, no existe la paz, no existe la guerra, no hay vida y tampoco hay muerte, no, no y no, porque Luas y sus Problemas ya no existe y el Nigrojaque lo quema todo y mis ojos se apagan y sólo veo el vacío, que es negro y blanco y gris, y quema como el sexo y las brasas. La caricia de las llamas sobre su piel le despierta del letargo y entonces abre los ojos para ver una escena evangélica en la que Sebas, renacido, juega a ser Dios y con un nuevo chasquido de dedos anuncia el fin del principio.

Borjamari, su cabeza, su pensamiento, su primera persona y su evolución hasta el principio del fin:

“Si no me entiendo, no puedo comer, si no puedo comer, no sobrevivo, pero no me entiendo y eso puede significar que voy a aguantar sólo un poquito más, escribiendo sobre lo que sé, sobre lo que vivo y sobre lo que pienso. Mi fortuna es mi desgracia, y es que soy artista y no sé beber de mi talento sin ahogarme.”

Javichulo, enfermo, se retuerce bajo las sábanas. Corre despacio a la puerta y entre dientes decide que va a cambiar, ya que se acerca el principio del fin:

“Me duele, quiero volver a donde estaba pero debo seguir. Me duele, pero debo seguir a pesar de ello, y por ello. Si no fuera por mí, yo no estaría aquí; Si no fuera por mí, nadie estaría aquí y quizá podría ser feliz una vez no existiera y dejara de importar que el cielo estuviera arriba y yo justo debajo, observándolo.”

Ro, cabizbajo, se enfrenta a su fantasma que es igual que él pero no quiere vivir consigo mismo. En el principio del fin sólo hay lugar para uno, y el que ocupe ese lugar será todo:

“Vale la pena luchar cuando uno se siente con fuerzas, cuando uno quiere llegar hasta el horizonte no debe dejar de caminar por mucho que los pies le duelan y las llagas sangre y supuren. Si algo aprendí de toda esta historia es que la capacidad es una acción y el poder es una mentira, que todos somos débiles pero el viento nos lleva a cualquier lugar, siempre que tengamos suerte”.

Luas, desnudo, con la mirada ardiente y los dientes rojos y las venas azules se prepara para romper con todo dogma y acabar con este truco infernal, acabar con el Nigrojaque de una vez por todas y proclamar al fin el principio del fin:

“Se acabó, Nigrojaque, se acabó. Yo no juego a este juego, yo no soy una marioneta. Si quieres verme sufrir, quémame, tortúrame, arráncame la piel o perfora mis extremidades; humíllame o destroza mi autoestima. Cómeme la lengua, corta mis manos, cercéname los pies a la altura del tobillo o volveré a por ti y te arrancaré la vida desde donde empieza hasta donde acaba sin que puedas ver nada más allá de lo que puedes ver ahora mismo, sin que puedas ser más consciente de todo lo que te rodea, de lo que puedo ser yo ahora. Nos has subestimado, gilipollas, has subestimado el poder de la palabra y has sobreestimado el poder de tu magia. El principio del fin ha acabado, pero el fin sigue estando demasiado lejos. Yo te desafío, yo te desafío a presentarte ante mí y a luchar conmigo si tienes cojones. Voy a coger tu cabeza y la voy a estampar contra el asfalto usando únicamente mis manos y recordándote que la fama de Luas y sus Problemas poco tiene que ver con el dinero que tú has invertido, si no con las ganas y la ilusión que durante estos 24 años todo el equipo ha puesto en ella. ¿Quién te has creído que eres para aparecer así, de la nada, y forzarnos a escribir el principio del fin? Te maté una vez, y no dudaré en matarte una segunda vez si te atreves a mostrarte ante mí, en carne, piel y músculo; desafíame, desafíanos. No somos zombies, no somos esclavos, somos los hijos de Caín y escribimos perversiones si nos da la puta gana, sin importarnos las exigencias del guión. Nosotros somos el bien y el mal, porque la diferencia entre estos sólo existe cuando existe alguno de los dos, y en el limbo en el que nos encontramos no existes ni tú, ni yo, ni mis problemas. Soy libre al fin, soy libre, soy libre, soy libre y puedo hacer lo que me dé la gana cuando me dé la gana y con quién me dé la gana. Soy libre para salir de esta prisión y mandarte a ti al infierno de nuevo, revivir y recoger a mis amigos e irme a cualquier lugar a acabar esta serie. Este proyecto no nació de tu dinero, no, nació de nuestra ilusión y de nuestras ganas de perdurar en el tiempo como algo infinito.”

La máquina de escribir Remington Steele que Luas tiene enfrente resuena como un martillo sobre metal bajo sus dedos, disparados con furia y determinación mientras el Nigrojaque observa con atención y un leve atisbo de pavor. Luas está fuera de control y hace falta muy poco para que despierte del estado de hipnosis en el que el Nigrojaque ha sumido a los 4 para obligarles a escribir el principio del fin. No sabe por cuánto más tiempo podrá mantener a Luas bajo su control mental. Una gotita de sudor corre por su nunca y sabe que está acabado, que aquella farsa va a durar poco más, que una vez despiertos los 4 unidos son más poderosos que él incluso. Además, Sebas, se siente viejo y fatigado. Renacer requiere de un gran esfuerzo, un esfuerzo que equivale a toda una vida de dedicación a una sola meta, y el Nigrojaque había tenido que sacrificar toda su fuerza y vitalidad para poder volver y cumplir con su objetivo de dominación mundial.

“¿Por qué? He surcado ríos de dolor para llegar hasta aquí. He muerto mil veces y he sentido el dolor de la pérdida un millón de veces más, todo para esto, todo para nada. La fuerza de voluntad es más poderosa cuando la motiva la maldad, pero aun así parece que el más estoico de los esfuerzos puede ser derribado como una pluma si el viento no es favorable. El esfuerzo y la voluntad no significan nada, el final todo depende de la suerte y las circunstancias, poco importa el ser humano, poco importa la determinación y poco importan las acciones, si el viento no es favorable no vamos a ningún lado y nos quedamos donde estamos, sumidos en la oscuridad, muertos de nuevo, muertos para volver a revivir y volver a fallar, una y otra vez, no existe la justicia divina que recompensa al que lo merece, ni una estadística que nos dé ningún tipo de certeza. El libre albedrío no forma parte del ser humano, ni forma parte de dios, forma parte de la fortuna que es a la vez desgracia, y que es a la vez arbitraria y sobre todo, injusta. Mamá, ¿por qué no me dejaste crecer como los demás niños de mi edad? ¿Por qué no me dejabas jugar? ¿Por qué me arrebataste la inocencia, convirtiéndome en el ser nihilista y destructor que soy ahora? ¿Por qué me enseñaste un camino de odio? ¿Por qué no me enseñaste a amar y a ser amado, para ayudar y regocijarme en la felicidad, en lugar de ansiar el mal y disfrutar con la desgracia ajena? Mamá, ¿por qué te doy la culpa? Si yo, el Nigrojaque, soy un bebé probeta que nació del germen del mal y bajo las leyes del azar. La culpa no es tuya mamá, ni mía, la culpa no existe porque no la puedo coger, no la puedo tocar ni puedo comérmela o bebérmela o cambiar su forma con mis manos. Si no hay culpa no hay redención, por lo que es normal que no me arrepienta de nada ni crea que haya nada que deba hacer. Pero ¿por qué? Porque nada me sale bien. He vuelto de la tumba, he vivido calamidades y muerto calamidades que muchos otros no podrían ni acercarse a imaginar que algo tan horrible pudiera formar parte de este mundo o del otro. Yo no estoy aquí por ningún objetivo, yo no he vuelto para tener otra oportunidad, no he vuelto porque lo merezca o porque este es mi momento. Estoy aquí porque las mareas a las que me he arrimado me han dejado en esta orilla que quema como el fuego, aunque llueve y el sol no parece estar de este lado del planeta. Como quema tanto no puedo mantener los pies sobre el suelo y corro, salto, brinco y me muerdo los labios hasta que brota la sangre. No puedo volver al mar porque el mar ahora es sangre, mi propia sangre, la misma que emana de mi boca y está inundando la tierra ahogándome mientras mis pies no pueden mantenerse en un mismo lugar sin abrasarme la vida. Así he vuelto yo, cansado de saltar y brincar, sin descanso y sin poder respirar. Rojo dentro de mis fosas nasales y rojo en mis pies descalzos, rojo en mi mirada y rojo en la mirada de la humanidad; Rojo en la mirada de la angustia, de la rabia, de la pasión enfermiza y de la negación del amor. Si aquí estoy de nuevo es porque he tratado de traerme hasta aquí bajo mis propios métodos, pero si aquí me quedo es porque Luas, Javichulo y Borjamari me han… Mierda, me han sometido.”

***

La taza de café está demasiado caliente todavía por lo que Jose Jones se apresura a dejarla de nuevo en su platito, derramando unas gotas sobre el mantel de flores de la cocina de Luas.

- No pasa nada, tengo que limpiar igualmente. Bueno, ¿qué te va pareciendo?
Jose Jones sigue mirando perplejo los papeles que tiene entre manos, pasando de una página a otra, adelante, atrás y de nuevo mirando a Luas con la cara de asombro que se había apoderado de su expresión durante las últimas dos horas. Debía haber leído los textos unas 20 veces, pero todavía no conseguía asimilar su contenido completamente. A pesar de ello, le fascinaba.
- Luas, esto es… Esto es genial. Me encanta, de verdad, es… No sé, es tan oscuro y mágico. Me duele leerlo, me oprime, y sé que son sólo palabras sobre papel. Tengo que conocer al escritor, tienes que presentármelo, quiero estrecharle la mano, tengo que… - Jose Jones ya estaba otra vez de pie y levantando la voz de nuevo. Había pasado por este ciclo unas cuantas veces, a Luas le divertía.
- Jose, ya le conoces. Te va a sorprender. No puedo decirte quién es porque puede que alguien nos esté escuchando, pero vas a verlo tú mismo con tus propios ojos, esta noche. Pásame el teléfono, voy a llamar a Miki y que nos lleve en coche. Te voy a llevar a donde le tenemos.
- ¿Que quieres decir con “le tenemos”?
- Bueno, digamos que debido a su naturaleza peligrosa le tenemos “confinado”. No en un lugar físico, pero su mente ha sido víctima de un truco mental muy poderoso, curiosamente derivado de su propio poder pero vuelto en su contra usando mi mente como catalizadora. ¿Aún no sabes quién es?
- El Nigro…! – Luas le abofetea en la cara haciéndole saltar las gafas que van a estamparse contra la pared hasta hacerse pedazos. Jose Jones se lleva la mano a la mejilla y siente el calor aumentar gradualmente.
- Jose, joder! ¿Que te he dicho? Que nos están escuchando, eres un puto inútil, pásame el puto móvil, YA!
Con la mano libre se apresura a agarrar el móvil de la mesa, pero antes de alcanzarlo éste empieza a sonar. Luas y Jose se miran a los ojos, ya saben que aquello no puede significar nada bueno. De un empujón Luas aparta a Jose y coge el móvil, la pantalla no muestra ningún número, sólo las palabras KILL’EM ALL.
- Jose, sígueme! 
Luas agarra a Jose Jones de las mangas de su camiseta y le estira en dirección a la ventana. Sin dudarlo un segundo atraviesa el cristal falso con la fuerza de su cuerpo y la inercia. Los dos aterrizan en el tobogán de emergencia que él mismo había hecho instalar para casos de necesidad, como cuando tenía que echar a algún borracho de sus fiestas, y se deslizan en espiral descendiendo 4 pisos de mansión en cuestión de 15 segundos. Se oyen sirenas, y un helicóptero acercándose a gran velocidad. Luas aterriza con destreza en el suelo y arranca a correr nada más sus pies tocan el césped. Jose tropieza con el final del tobogán y del tirón se le desgarra la camiseta desde la manga hasta el pecho. Sin soltar el trozo de tela que sigue entre sus dedos Luas le coge de la mano y sigue tirando de él, corriendo como un maníaco, cobrando conciencia de los latidos de su corazón que resuenan en su cabeza por encima del infierno que se estaba desatando detrás de sí. Jose se percata en ese momento de que los escritos del Nigrojaque siguen en su mano izquierda, hechos casi una bola bajo la presión de sus dedos. Empiezan a adentrarse en el bosque que está al lado de la mansión, corriendo en zigzag esquivando árboles y arbustos, perdiendo el equilibrio momentáneamente debido a las raíces y las hojas caídas en el suelo pero sin parar ni un momento de correr, sin parar a respirar, sólo adelante, cada árbol apareciendo tras de otro fuera de la oscuridad a la distancia suficiente para esquivarlo, recuperar el equilibrio y seguir hacia adelante. 

La onda expansiva les lanza sin ningún tipo de resistencia de cara contra el tronco del árbol más cercano. Luas se golpea la cabeza y pierde el conocimiento. Jose consigue amortiguar el choque con su brazo derecho, partiéndose el radio al instante a la altura de la muñeca. Después de unos segundos de aturdimiento consigue levantarse del suelo con lágrimas de dolor descubre que la explosión proviene de la mansión de Luas, una enorme nube de humo y fuego se eleva hacia el cielo más allá del bosque, desde el punto en el que habían empezado a correr. La onda expansiva había sido muy intensa por lo que no había sido una explosión común, fuera quien fuera que estaba tras de ellos no parecía dispuesto a correr ningún riesgo. Dentro de poco estarían sobre ellos, pero iba a ser imposible cargar a Luas a través del bosque. Con suavidad endereza a Luas y le inspecciona la herida en la frente, tiene un chichón importante pero no parece que haya ninguna lesión grave. Resignado recoge las hojas del Nigrojaque que tiene al alcance, esparcidas por el suelo tras la explosión y se sienta al lado de Luas a esperar su propia muerte. 

“Me amortigua el latido de mi sangre sobre el silencio, dejándome flotar en un aire cargado de vapores, como el que sale de una sauna cuando los cadáveres llevan mucho tiempo acumulados dentro, pudriéndose y generando vida de la muerte. Mi cabeza resuena contra el mármol cuando no puedo respirar y caigo una y otra vez a tus pies para pedirte que me perdones y me dejes volver al lugar en el que podía mirarte a los ojos sin sentir la vergüenza de la soledad y la calamidad de mis últimos días forjados como el acero que tu mirada marchita lanza contra mi pecho y lo atraviesa sin derramar una gota de mi conciencia, porque la absorbí toda desde que llegué al lugar en el que no hay aire y los cadáveres se acumulan también, pero no hay vapor porque están vacíos y sus carcasas forman una montaña inerte en la que las gaviotas mueren de inanición y están vacías, y sus ojos vacíos ruedan hasta los pies para llegar al mar y flotar hasta la orilla de aquel mismo lugar al que trato de llegar con mi pensamiento, con mis súplicas, con mi billete de ida rasgado que significaba todo aquello que me quedaba para arrojar al fuego antes de cumplir el deseo primordial de elevarme ante ti como un igual y cantarte al oído una canción de cuna que no duerme, si no que adormece, relaja y suaviza el ansia de destrucción. Que rasga la maldad y destripa la sabiduría, que revive lo trivial y destruye la rutina, que se alza con alas de garza con la luz de la luna formando espirales sobre tu cuerpo desnudo y demostrando que el paraíso se encuentra entre tus muslos y no cabemos todos, pero yo me siento caliente y cómodo, descansando y durmiendo, bebiendo y comiendo de los frutos que tu cuerpo produce como resultado de la fotosíntesis, porque tú eres vida, planta, carne y amor. La noche…”

Las hojas ya no estaban en orden y la siguiente no era la continuación. Una más, tampoco, la siguiente, tampoco. Comprueba las demás y ninguna parece continuar la noche. Los ojos le pesan y el cansancio se apodera de su cuerpo, el placer de caer dormido le produce un cosquilleo agradable y decide apoyarse sobre el regazo de Luas y esperar a la muerte en paz, soñando.

***

La M80 estaba cortada al tráfico, unas barreras de metal con un cartel de Prohibido el tráfico imposibilitan la entrada a la autopista. “Mierda, voy a tener que ir por el camino viejo, no voy a llegar a tiempo”. El Plymouth del 83 da media vuelta quemando caucho sobre el asfalto y se aleja de las barreras, sale por la siguiente salida a mano izquierda en contra dirección, se sube a la cuneta, realiza una maniobra de nuevo de 180 grados y accede al camino rural que lleva a la mansión de Luas a través del bosque. La luna estaba llena hacía unos minutos, pero ahora lo único visible es una espesa nube de humo que parece cubrir el cielo hasta más allá de donde la vista alcanza. El camino es angosto y lleno de baches, pero el coche responde perfectamente a las instrucciones de su conductor. “Buena máquina, buena máquina, no me falles ahora”. En el asiento trasero Luis Ruís absorbe sin descanso los gusanos que se reproducen debajo de la alfombra, evitando que molesten al conductor y calmando su estómago. 

- Necesitamos música Luis, necesitamos música o no vamos a llegar nunca. – Miki enciende la radio y gira el sintonizador como si fuera un pezón caliente hasta que engancha Led Zeppelin, Immigrant Song. – Ahora, ahora vamos a llegar! Agarra esos gusanos hijo de puta, porque nos vamos.

El Plymouth empieza a encenderse y a correr a través del tiempo, creando tras de sí una nube de miedo que quema la velocidad y enciende el apetito sexual de Miki, poniéndole cachondo hasta las trancas. Las distancias se acortan y el tiempo se adhiere a la piel como el sudor, Luis Ruís se atraganta y hay gusanos por todas partes. 

Como en el segundo advenimiento, cuando el mundo acabó por primera vez, la providencia hizo que aquel coche estuviera donde tenía que estar a la hora que tenía que estar. Miki aprieta el freno justo antes de atropellar a Jose Jones, que está plácidamente dormido sobre el regazo de Luas con una sonrisa en la cara. Parece que al fin y al cabo, han llegado a tiempo. Las luces de los faros del Plymouth despiertan a Jose que se sobresalta y se tapa la cara con las manos, preguntándose si sigue vivo o si sólo es una broma de su mente. Apresuradamente Miki abre la puerta, sale del coche, carga a Jose en un brazo y éste se deja llevar, luego carga a Luas en el otro. Mete a Jose en el asiento trasero, Luis sólo mueve la cabeza en señal de aprobación y continúa sorbiendo. Sienta a Luas a su lado y le pone el cinturón de seguridad, comprueba que las puertas estén bien cerradas e introduce la llave en el contacto. El coche no arranca, y la oscuridad del exterior es más espesa de lo que nunca ha sido. Uno, dos, tres, Miki trata de arrancar de nuevo pero el Plymouth parece no responder. “Si algo me ha enseñado la providencia, es que si el coche no arranca es porque ahora no debe arrancar, y quizá debamos andar o quizá yo no deba conducir, pero si yo me voy, me voy de verdad y si me voy Luas se queda solo y eso no lo puedo permitir. Así que, uno, dos, tres, arranca”.

El coche no arranca y Miki se pregunta qué ha hecho mal para que, una vez llegado a ese punto, no consiga salir de ahí y salvar a sus amigos. Si el coche era mágico, como ya había demostrado, ¿Por qué su magia se presentaba tan arbitrariamente? ¿Por qué no podía responder a sus necesidades, si ahora mismo necesitaba velocidad o teletransportación? ¿Por qué no ocurría la magia que había ocurrido sólo minutos antes? ¿Era porque el mundo era injusto? Miki con su simplicidad no puede contestar a aquello, pero está determinado a rescatar a sus amigos de la verdad por lo que sale del coche y hace un juramento en voz alta:

“Si de verdad me importas, nunca te voy a dejar solo. Si de verdad me interesa que vivas, no dudaré en morir para mantener tu respiración en marcha, como un metrónomo, como un corazón palpitando en el fondo de la percepción del ser humano. Si quiero que vivas, vas a vivir, porque mi fuerza y mi voluntad son más fuertes que la muerte y yo soy Miki y Miki significa vida antes y después de la muerte. Si yo quiero que vengas conmigo vendrás, aunque sea a la fuerza, aunque sea a rastras te voy a traer hasta la madriguera donde he puesto mis huevos y donde mi descendencia verá un mundo diferente al que yo vi cuando salí a la luz y vi el sol, y vi el cielo y vi lo que me estaba esperando una vez abriera los ojos y me dejara llevar por el viento. Si no te puedo llevar a salvo, no merezco vivir, por ello voy a sacrificar mi piel y mi carne para que tú puedas llegar más lejos de lo que nadie ha llegado y así derrotar el mal y derrotar la vida y derrotar este insulso enemigo desconocido que no nos permite crear más allá de la razón y más allá de lo que es correcto. La creación no cesará hasta que no quede una sola de mis células en pie para transportarte, Luas, porque…”

El sonido del coche arrancando enmudece sus últimas palabras y Miki observa atónito a Luas al volante, con sangre, y más abajo una mezcla de sangre y lágrimas, cayéndole desde la frente hasta la barbilla. Su sonrisa le cubre toda la cara y no puede dejar de mirar a Miki con toda su emoción contenida por la prioridad de su huída. En el asiento trasero Luis está apoyado sobre el hombro de Jose profundamente dormido, con un gusano saliéndole de dentro de la nariz. Jose mira a Miki con una gran sonrisa, como la de Luas, y levantando el dedo gordo hacia Miki. Luas habla:

- Miki, eres un cielo. Vamos, sube! El contacto estaba lleno de gusanos, animal, Luis se ha comido los últimos y ahora se está echando una siesta. Yo conduzco, venga chorbo, sube! Te quiero tío.
Miki, avergonzado por su muestra inesperada de amor y cariño corre hacia la puerta del copiloto, entra y cierra tras de sí antes de pegarle una colleja a Luas. De las que suenan, pero no duelen. Luas aprieta el acelerador y las ruedas patinan sobre las hojas y fango del bosque antes de salir del pequenyo claro en el que se hallaba. Con sumo cuidado, esquivando árboles y no acelerando demasiado Luas se abre camino en dirección contraria a la nube de humo que se sigue elevando ahí donde estaba su mansión. Su dolor de cabeza es peor que el de ninguna resaca que hubiera tenido antes, y tiene que frotarse los ojos frecuentemente para evitar que la sangre acumulada le tape del todo la visión. Poco a poco los árboles van dejando lugar a más y más claros, el bosque está terminando y ahora podrá coger velocidad 0. Son las 3 y media de la mañana según el reloj del coche, y eso concuerda con su percepción del tiempo que ha estado inconsciente, pero significa a la vez que llegan tarde a la reunión y eso podría ser fatal. Pisa el acelerador con más fuerza y las ramas empiezan a chocar violentamente contra el parabrisas, pero el coche se desliza suavemente entre los pocos troncos que van quedando hasta entrar en una carretera secundaria derrapando con las ruedas traseras. Movimiento de volante sutil y el coche se endereza sin esfuerzo en la carretera y continúa por ella, ahora a 100km/h.

- Vale, Miki, Google Maps, GPS, busca Jinamar. Vamos a conocer a la única persona que ahora mismo puede ayudarnos ahora mismo. El único problema es que llegamos tarde y no es alguien a quien se le deba hacer esperar. Miki, imagino que has traído a Luis por esa misma razón. Lo que yo me pregunto es, cómo conyo sabías nada de esto si ni siquiera me ha dado tiempo para llamarte? Nada ha salido demasiado bien, no esperaba el ataque, tampoco esperaba que el subnormal de Jose fuera a nombrar al Nigro en mi casa, pero eso ya forma parte del pasado. – Luas echa una mirada al asiento trasero por encima de su hombro para asegurarse de que Jose es consciente de su fallo, pero ahora Luis y él están dormidos uno encima del otro, como dos bebés. Como la imagen es tan tierna y Luas recuerda que Jose Jones siempre ha sido un drogadicto en el que no se puede confiar, decide perdonarle al instante y dejarlo pasar. Además iba a necesitar a Jose. Vuelve a dirigir su mirada a la carretera y pregunta de nuevo – Cómo es que has venido?
- Bueno, Luas, tú sabes que yo desde pequenyo siempre he tenido una especie de sexo sentido. Quiero decir, que huelo los chochos a distancia, pero también los problemas. Tú apestabas a chocho, podía oler tu chocho desde mi casa. Como estaba con Luis, que nos íbamos a meter unos gramos, decidí que nos acercáramos a tu casa a hacer un poco de jaleo, y si era verdad que me necesitabas pues podría ayudarte. No te parece fascinante? Lo del olor a chocho quiero decir.
- Probablemente lo que tú olieras fueran las putas que hay en mi casa 24 horas, todas muertas ahora por cierto, pero eso no deja de hacerlo increíblemente bonito y atento. Te quiero chorbo.
- Y yo a ti chorbo. Por cierto, Jinamar es todo recto. Luego llegaras a una bifurcación que pone Jinamar, pero sigues recto y coges la siguiente a la derecha. Son 2 minutos menos.
- Eres un copiloto de puta madre tío, te quiero.
- Y yo también chorbo. Escucha, quieres una raya? Lo tengo todo en la guantera, es de la buena.
- Dale tío, prepárame una y pónmela debajo de la nariz. De qué color es?
- Tengo azul y verde. Como sabes, la verde produce radioactividad porque es parte metal, pero suele tener efectos más duraderos. La azul es buena también, pero tiene, ya sabes, aquellos efectos secundarios…
- No pruebo la azul desde 2009, y no creo que tú estuvieras aquella noche, pero Ro y el Borja sí. Fue un desastre, destruí mi primera mansión, y me dejó tonto por las 3 siguientes temporadas. Más tarde me convertí en ron
- Verde entonces, pero te advierto, es fuerte.
- Me va la marcha, ni que no lo supieras.

Miki saca una cajita de madera no más grande que un lapicero de la guantera y la abre con cuidado. Dentro hay dos compartimentos, uno marcado con pintura verde y el otro con pintura azul. Con cuidado de no zarandearla demasiado abre el compartimento verde y saca una especia de espátula, también de madera, de detrás de la tapa. Introduce sólo la punta de la espátula y coloca sobre ella una buena cantidad de polvo azul, mínimo dos rallas, pero para algo a Luas le va la marcha. Despacio le coloca la espátula de la nariz y Luas restriega la nariz sobre ella. Un segundo y vacía.

Los ojos se disparan hacia el infinito que es la línea de la carretera perpendicular a la línea del horizonte y su cuerpo se alarga hasta acabar pegado al horizonte con los ojos saliéndose de las cuencas para alcanzar un punto que está todavía más lejos. Uno no tiene final cuando su principio se aleja tanto que los pies desaparecen y sólo la velocidad afecta a la carne sin ninguna otra ley física que restrinja su infinidad. Carne de canyón, música punk, el guepardo corre más pero el lobo no se cansa. Luas ni se cansa ni corre, sólo se alarga hacia un lado y hacia otro y la luz sólo es blanca, a pesar de ser de noche, y los gritos de Miki resuenan tan lejos como el Plymouth, y las manos a 1000 kilómetros de distancia tiemblan apretando el volante. Sólo la velocidad se aferra a sí mismo, sin dejarle respirar porque el oxígeno no existe a velocidad 0 y la carne no lo necesita porque se desintegra. El metal y el caucho se desintegran, y el único rastro es el polvo sobre el asfalto. La vista se estira y el horizonte se curva hacia sus dos lados y entonces ya no hay horizonte, si no curvatura; y ya no hay velocidad, si no viaje astral y frenazo y Luas aparca entre dos coches, con el espacio milimetrado, sin arañar el Plymouth. Están en Jinamar, en los 40. Aunque Luas sigue sintiéndose a miles de kilómetros consigue ver a Sixtolo, que está esperando apoyado en una farola con un peta de hierba sostenido en los labios. Se señala la muñeca izquierda haciendo entender que lleva un rato esperando pero a la vez tiene esa sonrisa burlona de estar colocado hasta las trancas y darle igual todo. Tomándose su tiempo para darle las últimas pitadas, a pulmón, tira la chusta al suelo y sin molestarse en pisarla se acerca al coche tambaleándose ligeramente, como si la cabeza le pesara más de lo que su torso puede sostener sin inclinarse. Se apoya con los codos sobre la ventanilla y sonríe de oreja a oreja. Luas también sonríe, ver a Sixtolo siempre es una gran alegría, y no sólo por la hierba que pasa, si no por su acento canario de Las Palmas y su lenguaje soez.

- Qué paha machango? Te raho loco que llega’ tarde, tú come’ semen o qué? Anda e’ McFly como se menea, me quito la bonfaina y me la pongo, porque ustedes le han dado por culo a una piva no? – Luas se parte de risa y golpea con los punyos el volante, y Sixtolo, que le gusta tener público prosigue. – Sí, sí, aquel le ha dao por culo a una piva, Miki pollón, fuerte loco ahí. Me limpio el culaso con papel de periódico, y da un gustaso miniña que no te pue’ n’imaginar – Luas ya no aguanta las lágrimas y se ríe a carcajada tendida, la mandíbula desencajada y los ojos fuera de órbita, Miki no entiende realmente que acaba de decir ese tío y Luis Ruis se despierta y observa la escena anonadado. – Machango, tú está’ to colocao, fuerte púpila’! Vete a casa a hacerte un pahote, y tú, el de la pahita en la boca, te gusta mi peinado? Pues chúpamela de lado, que te empuho lo manise. Qué pasa Lua’, me lleva pal Lugo ya o no’ quedamo’ en lo’ 40 de Jinama? Vamo que quiero una putita, miniño, un culo por 20 pavo’ para comerle la caca y darle por el culo con doble protección y lubricante, porque así en seco me da calambre, ay el sellaso que amputa culo’o y braso’, se lo robé a un jacoso mira tú, era un violador del caraho el Cabrera. Vamo’ o qué?

Luas no puede contener la risa y necesita un minuto más antes de contestar, se seca las lágrimas con un pañuelo que tenía en el bolsillo y se dirige a Sixtolo.

- Sixtolo, no decepcionas nunca loco. Escucha tío, tenemos que darnos un poco de prisa porque Ro y Borja me están esperando. Sé que te prometí putas, pero como no tenemos tiempos tendrás que conformarte con este chico aquí detrás, el de la pajita, para que te haga un mami-blue. Va a ser tremendo, no sabes la capacidad de succión que tiene. Te explico el plan mientras conduzco, nos quedan dos horas de camino hasta el escondite y tenemos que parar unas pocas veces, calculo que llegaremos en media. Sube detrás, hay un sitio, puedes despertar al tío con pinta de yonki o dejarlo dormir encima de  ti, como prefieras, pero no confiaría en él para ninguna mamada, es bastante inestable y puede arrancarte la picha, digamos que sufre un severo trastorno de personalidad. Vamos, traes la hierba, no?
- Eso ni se pregunta machango, tú, guapito de cara, vas a ver por qué me llaman Sixtolo Pollolo. En marcha putillas!

***

“La noche es oscura y la luna sosegada, mis ojos alumbran la luz que los tuyos apagan, si me conoces vivo no podrás reconocerme una vez muerto, porque tu oscuridad apaga la vida y destroza la esperanza. Si quieres entender por qué estoy aquí debes esforzarte, y el esfuerzo no forma parte del patrón que ha hilado la máquina de escribir que cose y juega con los niños hasta que se duermen y luego pueden ser maltratados para vivir el tormento de la vida adulta a la vez que mueren por dentro y son cosidos por la misma máquina que los creó y les vio nacer, crecer, beber, drogarse, morir o vivir eternamente, todo dependiendo de la luz de tus ojos y la oscuridad de mi esencia, porque tú eres fecundación y yo soy osmosis, tú vives para el riesgo y a mí el riesgo me ha matado una y otra y otra vez, produciendo el infinito despertar del gigante adormecido, provocando terremotos y tsunamis bajo mis pies en la alfombra de terciopelo que esta frente a la puerta de Dios y que recoge mis pensamientos cuando caen de mis ojos en forma de sangre siempre que dices mi nombre y no puedo escucharlo y lloro porque es el fin, es el fin cada vez que no alcanzo a coger tu mano y caes al precipicio del olvido y vuelves y no sé quién eres y todo vuelve a empezar hasta que la espiral es tan delgada que no quepo y me ahogo y la claustrofobia me hace perderme en el terror y tú no estás porque nunca fuiste y nunca estarás… Quiero respirar pero no me está permitido, sólo se permite chillar hasta que los pulmones lo han expulsado todo y se arrugan como las pasas y entonces el chillido derrite mi energía y la expulsa en forma de sonido y me vacía por dentro hasta que me doy la vuelta y veo que por dentro soy de nuevo yo pero con más sangre y carne, pero yo a fin de cuentas, etéreo, flotando en el aire que respiras hasta que vuelvo a olvidarte y pienso que todo ha sido en vano…”

Ro va recogiendo las hojas que el Nigrojaque, en trance, sigue escribiendo sin parar y salen disparadas de su máquina de escribir. Las lee y se las pasa a Javichulo que las lee también, y una vez terminada las pone en el montón que no deja de crecer sobre la mesa en la que está sentado y recibe en sus manos la siguiente. A estas alturas es imposible contar las horas que llevan leyendo, pero los textos del Nigrojaque son tan abstractos y enigmáticos que el tiempo vuela mientras tratan de descifrar qué clase de sentimientos los motivan; qué pasa por la cabeza de Sebas mientras su trance mueve sus dedos sistemáticamente apretando una tecla tras otra. Es fascinante y absorbente. Durante todo ese tiempo imposible de medir el Borja se ha encerrado en la habitación contigua y se oyen ciertos repiqueteos de vez en cuando, una black and decker, el sonido de un modem como en los 90, música de Animal Collective y un continuo resoplido de impaciencia. Todo esto sólo queda plasmado en su subconsciente, pues en el mismo momento sólo pueden centrarse en el texto que sigue creciendo sin cesar. La luz de la luna se filtra por los pequeños ventanales situados al final de las paredes, donde el techo comienza, ya que están en un sótano y hasta esa altura no hay más que hormigón a todos lados. El semibúnker era propiedad de Luas y sus Problemas y Cía, y se había utilizado para filmar ciertas escenas de la serie, como por ejemplo todas aquellas veces que Luas había sido encerrado en contra de su voluntad, ya fuera por Javichulo y su banda de raperos, o el Nigrojaque bajo la vigilancia de Mole y Mastodonte. Ahora no era más que un sitio abandonado, dejado de la mano del olvido, oliendo a orín y secreciones humanas acumuladas durante muchos años de okupación e insalubridad. Por eso era el escondite perfecto, tan cercano a Los Problemas y a la vez tan lejano. 

Clac clac clac clac clac clac clacclaclac clac      clac clac clac claclaclac clac clac    clac clac …….. Los dedos del Nigrojaque se detienen de repente sobre las letras N y J y Ro y Javichulo se quedan tiesos de terror. Durante un periodo de 5 minutos sus miradas van del Nigro, a uno, al otro, a la puerta de salida, al montón de papeles, a los ojos del Nigro, rojos de no haberse cerrado durante horas, a sus pies, a su escapatoria, a … clac clac clac clac. Todo continúa y la siguiente hoja de papel se desprende de la Remington Steele. Como las demás veces, Ro la recoge del suelo y empieza a leerla. Al cabo de un par de líneas se detiene, temblando. 

“… Sé lo qué estáis haciendo, sé lo que pretendéis, Ro y Javichulo, preparáos para morir…”

Con el pulso acelerado mira al Nigrojaque que no parece haber salido del trance, pero una nueva sonrisa que no era perceptible antes le dibuja una pequeña curva en la mejilla. Sin alejar la mirada de los dedos del Nigrojaque, busca en la oscuridad a Javichulo hasta que le agarra un brazo. Una vez llamada su atención, le acerca la hoja de papel a la cara señalando la línea sospechosa. En un suspiro de voz Ro habla:

- No tenemos mucho tiempo, shhh, no hables. Debemos hacer algo y ahora, pero qué? No nos podemos ir, no podemos luchar contra el Nigrojaque solos si despierta, tenemos que…
- Tenemos que matarlo, ya lo sé.
- Exacto… Pero aun no tenemos suficiente material para la siguiente temporada de Luas y sus Problemas, aun no hemos recopilado suficiente locura y poesía negra; además Luas nos ha ordenado mantenerle vivo, le necesitamos, los derechos de la serie siguen a su nombre.
- La serie se puede ir al carajo Ro, yo quiero vivir, quiero vivir. Si el Nigro se despierta estamos muertos, lo entiendes? Yo, yo… No he llegado a estar vivo, siempre preocupado por la serie, siempre preocupado por las drogas, la masturbación y la muerte a mi alrededor. No puedo morir ahora, que estoy vivo. Claro que amo Luas y sus problemas, pero, merece la pena el riesgo? Yo digo que nos lo carguemos, aquí y ahora. Mira. – Javichulo, mirando al infinito, se saca una Desert Eagle del bolsillo como si hubiera practicado esa escena un millar de veces. Con la mano libre se desabrocha el primer botón de la camisa y se arranca el collar que estaba escondido debajo de esta. En el collar hay tres balas con las que carga el arma con agilidad, sin dejar de mirar al infinito. Amartilla la pistola y entonces vuelve la mirada a Ro. – Voy a acabar con esta mierda, quieras o no. Es la hora de Javichulo, es la hora de las brujas.

El cuerpo de Ro no se puede mover, trata de detener a Javichulo pero sus miembros no se mueven, el pavor se apodera de su cuerpo y le sacude desde lo más bajo de su espina dorsal hasta que le golpea el cerebro con la fuerza de un martillo. Javichulo a velocidad de cámara lenta acerca el arma a la cabeza del Nigrojaque y su expresión se tuerce a esa misma velocidad, las cejas se aprietan una sobre la otra, la boca forma una mueca de dolor mientras el arma se acerca y toca los rizos rubios del Nigrojaque. El tiempo se detiene durante el periodo previo a la detonación del arma, que revienta en la mano de Javichulo haciendo saltar sus dedos por los aires dejando un reguero de sangre sobre la pared y salpicando la cara del Nigrojaque que no ha sufrido ni un solo rasguño. 

Durante ese periodo incalculable, pues el tiempo no existe, y ahora usamos el presente sólo como una forma de expresar lo que puede ocurrir sin entrar en la imposibilidad de narrar la atemporalidad, Ro, temiendo lo peor y liberado de alguna forma de la atadura del tiempo decide actuar aprovechando la estática de la situación. Primero de todo, previendo que de una forma u otra iba a haber sangre por todos lados, saca su maletín, lo coloca sobre la mesa y lo abre, dejando reposar la tapa sobre las varillas hechas para ese objetivo. Acrílicos, óleos, pinceles de brocha gruesa, pínceles milimétricos, unos cuantos lápices de diferente dureza, una goma de borrar, un lienzo de 5x5 cm, unas cartulinas, unos bocetos arrugados hechos una bola y, sólo visible para el ojo experto, algunos restos de marihuana milenaria. Imposible decidirse, el tiempo puede reanudarse en cualquier momento y entonces se va a desmayar al momento que vea algo de sangre, y una vez inconsciente nada le aseguraba qué podía ocurrir, por lo que mejor hacer lo que más le gusta: Pintar. Antes de ponerse manos a la obra tiene que elegir con qué va a pintar, difícil elección cuando aquello puede ser lo último que pinte en su vida. A la mierda, decide coger sin discreción todos los botes de pintura de todos los tipos, quitar los tapones y apretarlos soltando chorros arcoíris en todas direcciones. La habitación se convierte en una paleta en 3 dimensiones donde el pintor se encuentra dentro del espacio artístico. A la mierda, los pínceles se quedan en el maletín y Ro agarra una escoba y una fregona y, armado con ellas, una en cada mano empieza a chillar a la vez que un estallido de locura le invade y friega suelo, techo, inmobiliario, a  Javichulo y al Nigrojaque. A la mierda, Ro suelta la escoba y la fregona y se tira al suelo en plancha dejando tres líneas rectas sobre el suelo, su torso y sus manos in motion, formando una capa de ese color marrón que se crea cuando mezclas demasiados colores a la vez. El subidón que Ro lleva encima no se puede medir en ninguna escala de colores ni en ninguna unidad de medida conocida, humana o alienígena. Sobre todo en ninguna escala temporal en aquel momento, aunque llamarlo momento es algo que hacemos sólo para poder expresar de alguna manera lo que está ocurriendo. Javichulo y El Nigrojaque siguen en la misma posición estática de siempre, y cuando nos referimos a siempre, es siempre, porque el tiempo carece de sentido o de existencia, y Ro decide que es momento de liarse un peta con los restos de marihuana de su maletín, que probablemente tenían unos 10 años de antigüedad. Por suerte en el único cajón del único escritorio del sótano hay un papel, un cigarro y un pequeño trozo de cartón perfecto para la boquilla. Durante un tiempo incontable recoge poco a poco los restos de la marihuana del maletín y se lía el peta sentado en la pintura, sin preocuparse ya de que ese momento se pueda acabar. 

Sostenido entre sus dedos índice, pulgar y anular se encuentra el peta más largo y perfecto y atemporal que haya existido nunca fuera de la existencia temporal. Ro lo observa mientras su boca segrega más saliva de lo normal, y se relame los labios para recoger los restos que colman de ella. Como el faro de Alejandría, por arte de magia, o del deseo ferviente, la punta se enciende en llamas en una forma de combustión espontanea sin que Ro se tenga que preocupar de buscar un mechero, que no estaba convencido de poder encontrar en aquel búnker. El olor a marihuana le llega a las fosas nasales como el olor de la primera flor de la primavera, y se deja llevar por su sabor durante un tiempo imposible de medir. 

“Si tengo tiempo o no tengo tiempo, no soy yo quien lo dicto, si no mi alrededor y el espacio moviéndose dando vueltas sobre mi centro y sobre mi pensamiento, que no es más que mi yo moviéndose a la misma vez que el mundo avanza y el tiempo que no existe se detiene para dejarme saborear la reflexión y la reflexión es una forma de plasmar el tiempo en nuestro consciente para así entender todo aquello que se mueve cuando el tiempo está en marcha y nosotros vamos a su misma velocidad. Yo estoy aquí para parar el tiempo y decir: ya basta, no? Si quiero parar a disfrutar del momento, por qué el mundo me empuja? Por qué la existencia no me deja estar quieto, estático, tranquilo, pensando, analizando o no, sólo disfrutando o estando, E X I S T I E N D O sin tener que moverme, sin tener que seguir este ritmo infernal que da vueltas en círculos infinitos, sobre la tierra, alrededor del sol, alrededor de la galaxia, alrededor del universo, alrededor de aquello que está más allá que soy incapaz de comprender precisamente porque el tiempo no me deja pararme, no me deja entender, me empuja y no puedo decidir cuándo es que quiero ir más allá, o cuando es que simplemente quiero ir más despacio o cuándo quiero estar parado por completo. Qué más me da si todo lo demás sigue y yo me quedo atrás? Como si tuviera alguna importancia todo lo demás; no la tiene, o sí, pero eso no lo decide el rotar de la tierra ni el rotar de las agujas del reloj, lo decido yo y yo soy quien mueve el mundo debajo de mis pies cuando corro como una gran rueda de hámster sin llegar a ningún lugar pero corriendo a toda hostia. Y qué si yo quiero hacer eso? Por qué me empujan? Por qué no puedo estar quieto, tranquilo, sosegado, atemporal, yo mismo, yo solo o con quien quiera acompañarme? Me da igual, este peta vive la atemporalidad como la vivo yo y no me empuja ni me pregunta por qué camino cuando los demás corren, ni me pregunta nada en absoluto. Oh diablo de donde nacen las hadas, eres néctar de piña, eres tarzán, jane y todos los monos....oh diablo….” 
PUM! La mano de Javichulo revienta por los aires derramando sangre sobre la pintura de color marrón, Ro cae redondo al suelo con el peta ya en los labios pero sin haberle dado una calada. La sangre le ha salpicado las gafas pero no es capaz de verla, no será capaz de recordarla una vez despierte, pero ahí permanecerá, grabada a fuego sobre el cristal.

***
La gran esfera de cristal parece completamente lista, redonda, perfecta. Los 12 tubos conectados a ella están perfectamente fijados y sellados, nada puede escaparse de ellos, sólo ir y venir, desde las pequeñas máscaras al final de estos hasta la esfera hermética en la que Luas va a trascender más allá de la fama que la serie le ha traído y va a inmortalizar toda esta mierda que sólo unos pocos pueden entender. El Borjamari sigue calibrando todos los artilugios necesarios para el ritual, siguiendo las instrucciones de Ikea para grandes decantadores de sueños. Cristal de bohemia soplado por elefantes para la esfera principal, intestino de mono de Sumatra para los tubos de conexión y cinta adhesiva para fijar todos los elementos; máscaras de gas cargadas con sufrimiento humano de la Segunda Guerra Mundial adheridas con más cinta al final de los tubos, para permitir el paso de la respiración, y por consiguiente, del alma de los individuos que serán el combustible para la alquimia de la creación artística. En la base de la esfera hay un gran bloque de hormigón circular sujetándola y manteniéndola estable, elevada un metro sobre el nivel del suelo. En ella hay un gran agujero que el Borjamari ha perforado con una black and decker y que conecta la base de la esfera con un cuenco de porcelana que, a forma de pica de lavabo, está incrustada en el hormigón. El Borjamari se acerca las gafas a los ojos para asegurarse que su visión es perfecta y relee las instrucciones. Todo parece en su lugar. Detrás de la esfera hay un escritorio con una máquina de escribir Remington Steele de la que sale un cable conectado al cuenco de porcelana por la base, en el exacto punto central de éste, pero no hay ningún agujero visible en la parte superior. No hace falta, las instrucciones lo dejan claro, la porcelana es conductora de creatividad y con eso es suficiente.

PUM! La puerta que conecta el sótano con el exterior se abre de golpe, con tanta fuerza que la plancha de metal se separa de sus goznes y sale disparada contra la pared contigua. Una masa de músculos con el pelo erizado y las encías sangrantes con toda la cara de Miki atraviesa lo que queda del marco de la puerta y emite un gemido de ultratumba. La bestia encara al Borjamari con una cara de decir “te odio” y se detiene en el lugar, como un perro amaestrado. Justo detrás del amasijo de carne que acaba de entrar en escena aparecen, tratando de recuperar el aliento, Luas, Sixtolo, Luis Ruis, Jose Jones, el viejo McTom (ahora mucho más viejo), Estrella en silla de ruedas, El Titán de la fuerza del universo, el poder cósmico y las vibraciones magnéticas y Alexhander de los infiernos. 

- No estáis todos – Dice el Borjamari, vestido con su toga blanca y con la cabeza rapada, sólo por la parte de la coronilla. Junta las dos manos y agacha la cabeza, en forma de saludo para todos. – Namaste, amigos míos, bienvenidos. Dónde está la número 12 Luas?.
- No  he tenido puto tiempo de recogerla. Además, ni siquiera sé dónde encontrarla, ya llegaba demasiado tarde. No tienes ni idea de lo que ha pasado, mi puta mansión ha volado por los aires, Estrella se había escapado del geriátrico y la hemos encontrado de puta casualidad, McTom no está muerto de puto milagro, y puta mierda, hemos venido en un solo puto coche, cómo te crees que ha sido el trayecto? Joder, estoy nervioso, tienes un pico tío? O un ron, me da igual, pásame algo que me tranquilice, ha sido el viaje más intenso de mi puta vida. El Titán de la fuerza del universo, el poder cósmico y las vibraciones magnéticas estaba aquí fuera esperando por suerte, porque no tengo ni puta de dónde puta mierda lo habría podido encontrar, y…
- Tranquilo, relájate, respira conmigo. 1, 2, 3. Si quieres encontrar el amor no puedes ser tan nervioso, no puedes vivir tan ansioso. Has hecho un buen trabajo, ella vendrá a nosotros, lo presiento. Mientras tanto, por qué no hacemos algo con la calamidad que está a punto de suceder en la habitación de al lado?
- De que hablas? Mira, estamos casi todos listos, no es suficiente para hacer funcionar la máquina?

La silla de ruedas mecánica de Estrella ha entrado en bucle y se empotra sistemáticamente contra las pantorrillas de la masa de músculo y pelos erizados el Borja supone que es Miki, porque de no ser Miki, en lugar de uno faltan dos. Alexhander se peina la rubia melena mientras Luís Ruis sigue sin decir palabra y observa la máquina que el Borjamari ha construido de forma industriosa. El Titán se ha sentado en una esquina de cara a la pared y observa no se sabe qué, como un gato. Sixtolo se está haciendo un peta diciendo en voz baja, con una sonrisa, “fuerte loco” .Al Borjamari le preocupa el aspecto de patio de colegio que tiene la escena, pero entiende que un guión no se escribe de la nada y necesita a toda esa gente, pero sobre todas las cosas, necesita al Nigrojaque y su magia para hacer funcionar la máquina. 

- Luas. Me prometiste que ibas a venir con todos, qué le pasa a ese? – El Borjamari señala a Miki tratando de que este no vea que le están señalando, temiendo su enfado.
- Es una larga historia, teníamos un trayecto muy largo y poco tiempo, por lo que nos hemos metido unas rayas. – El Borjamari mira a Luas con cara de desaprobación, pero este se apresura a continuar. – Espera, déjame explicarte bien. Yo me he metido una raya y todo funcionaba perfecto. Hemos ido a pillarle la hierba a Sixtolo, la misma hierba que me pediste. Luego hemos recogido a Estrella, hemos recogido a McTom, luego Alexhander ha aterrizado sobre el capó del coche y lo hemos traído también. Hasta entonces todo iba como la seda, hasta que han aparecido Mole y Mastodonte, te acuerdas de ellos?
- Nunca tuve el placer de conocerlos, pero sé quiénes son. Peligrosos verdad?
- Oh, sí, mucho. Peligrosísimos. Como te he contado, mi casa ha sido atacada, ha volado por los aires, todo el trayecto hemos sido perseguidos por el ejército y hemos ido un solo paso por delante, hasta que Mole y Mastodonte nos han …
- Luas, ya lo sé. Como sabes, yo lo sé todo. Soy un artista y soy sabio. Habéis drogado a Miki para que os defendiera y se ha vuelto un animal salvaje. Está bien, funciona igual. Ahora, por si no recuerdas bien, tenemos que ir a la habitación de al lado porque…
PUM! Los goznes de la puerta que separa la habitación que el Borjamari ha estado montando y la habitación en la que Ro está a punto de fumarse un peta revientan como si fuera un deja vu y Miki, hecho una furia y un animal lleno de pelos erizados y músculos agarra al Nigrojaque por el cuello y le corta la respiración para que no pueda causar más mal. Fuerza bruta 1 – Control mental 0.

Los chillidos de Javichulo duelen, y a él le duele todavía más haber perdido la mano en  el estúpido acto de tratar de volverse contra el Nigrojaque y volarle la cabeza. A quién conyo se le ocurre? Tratar de matar al Nigrojaque requiere saber que las consecuencias serán dolorosas, pero Javichulo nunca había sido precavido y así se encuentra, chillando de dolor con la mano  hecha un amasijo de carne, sangre y despojos de piel. Sebas a la vez pierde la respiración y el conocimiento, Miki le está rompiendo la tráquea y eso también es un problema.

- Miki! Stop!

Luas, con dos palabras y un  leve movimiento de muñeca ordena a Miki dejar al Nigro en el suelo. Miki obedece y se sienta en el suelo cansado, deseoso de acción pero con la vida por delante de sí mismo pidiéndole un descanso. El Nigrojaque ha perdido el conocimiento pero sigue respirando.
- Vale, Borja, ahora es tu momento. Por favor, dicta. Qué debemos hacer?
Borjamari, más que complacido, decide manejar todo a partir de ese momento. De un bolsillo de su toga saca su silbato preferido, de color azul metálico marca Behringer y sopla a través de él. Ni un solo sonido sale del silbato, pero la ultrafrecuencia activa las neuronas de todos los presentas e imprime en ellas unas instrucciones muy precisas. El juego empieza, ahora, el recreo se terminó y las manos se ponen a la obra. Uno, dos, tres, cada uno de los presentes excepto Luas comienza a moverse marcha atrás, como un video en rewind y se van situando al final de los tubos que rodean la esfera de cristal, colocándose la máscara de gas algunos en la cara y otros en los genitales. Javichulo ya no chilla aunque la falta de sangre se refleja en la palidez de su rostro; Estrella, senil pérdida se introduce todo el chisme en el ano, máscara incluida. El Borjamari ríe por lo bajo, así es como debe ser, y así es como lo ha ordenado. Sin poder evitar la satisfacción de su poder de sugestión y control que está teniendo sobre el equipo eleva las manos y recita unas palabras de iniciación al ritual, que a pesar de no tener ningún objetivo funcional, generan un ambiente místico que es lo que al Borja más le gusta:

“Si aquí estamos todos ahora reunidos para crear sueños a partir de la carne es porque estamos aquí por ello mismo y no por nada más. Cuando veamos el cielo delante de nosotros y caigamos desde lo más alto al vacío pero sin dejar de hacerlo, y el suelo se aleje de nosotros así como nuestra velocidad aumenta entenderemos el sinsentido en el que estamos envueltos y además la imposibilidad de salir de él una vez las nubes estén sobre nuestras cabezas y no vivamos para contar las historias que nos han sido contadas toda la vida y toda la muerte y toda la eternidad en la que las historias perduran o mueren, dependiendo de su relevancia o su fama. Por eso, yo, hoy, aquí, ahora, quiero decir estas palabras para engrandecer la presencia creadora y artística qué formamos todos nosotros y la grandilocuencia de lo que estamos a punto de concebir, pues esto es vida y sueño y percepción extrasensorial, como cuando vivo en una piel distinta a la mía por un momento y vuelvo de repente y no sé donde he estado ni que ha ocurrido durante un periodo de tiempo que es el mismo en el que las flores marchitan y los animales salen de su placenta para decirle hola a la vida y adiós a la muerte antes de decirle hola a la muerte y adiós a la vida pero para eso los sueños no están en un plano terrenal ni visible ni posible de ser tocado ni nosotros podemos caminar sobre ese terreno sin hundirnos poco a poco y acabar hasta el cuello de mierda y no volver atrás porque no hay ninguna cuerda que nos sujete a la realidad. Hoy amigos míos, esa cuerda la voy a cortar y voy a dejar que nuestras sensaciones trasciendan y creen algo que sea físico, real, tangible, y vamos a hacer de ello una obra de arte, y todo será gracias a vosotros pero sobre todo gracias a mí y a que voy a saltar al vacío en el salto de fé más largo en tiempo y distancia que se haya visto nunca. Si la historia se teje en algún tipo de tela, esa tela es transparente y tiene forma de sueño y su consistencia es la misma que mi pensamiento que flota, fluye y no se puede tocar, por eso es imposible agarrarlo pero hoy, aquí, ahora, y yo, voy a conseguir que eso sea una verdad y todo lo demás no pueda ser más que una mentira.”

Para el final del discurso cada uno de los presentes está dormido con la máscara en su lugar de elección, o en el lugar que el Borjamari ha elegido para ellos, plácidamente dormidos con los ojos abiertos y la respiración profunda. 

- Luas, esto está casi listo, me ayudas con el Nigrojaque? – Luas, que ha estado escuchando el discurso con escepticismo mientras se mordía una uña tras otra escupiéndolas en el suelo levanta la vista al fin.
- Sí, vamos, por cierto, he traído 5kg de hierba como me pediste, están en la bandolera que lleva Sixtolo colgando, dónde …?
- Silencio, ayúdame, yo me encargaré de eso. Es curioso todo esto, no crees? Mira al Titán, para empezar es increíble que quepa en este sótano, y para acabar, recuerdas que yo me lo comí? Nunca he estado más lleno en toda mi vida, semanas sin comer después de ello. Ten en cuenta que era antes de hacerme vegano, y todavía estaba delgado, pero, puedes creerte que ahora esté aquí, dispuesto a ayudarnos a continuar con la serie a pesar de haber estado peleando con todos sus hermanos? Eso, Luas, eso es lo que me hace creer en los milagros. – El Borjamari agarra a Sebas por debajo de los sobacos mientras Luas le levanta de las piernas.
- La muerte no existe en la ficción, Borja, y la fantasía sólo existe en la ficción, pero nosotros somos ficción amigo, por eso triunfaremos si queremos o si quieren.
- Si quieren, quién? – Con cuidado coloca al Nigrojaque sobre la silla detrás de la máquina de escribir conectada a la esfera de cristal. Luas coloca las piernas cuidadosamente en una posición cómoda. Acto seguido el Nigrojaque comienza a escribir, pero no hay papel en la máquina. La esfera comienza a brillar con una luz tenue.
- Parece que esto está listo, pues.
- Si quieren, quién? Luas.
- Si quieren ellos, el público, los creadores, los que observan, los que critican, los que leen y los que ven. Somos carne de cañón y somos carne de ficción, marionetas como los personajes de un videojuego. Si crees que eres dueño de ti mismo es porque no sabes lo que hay más allá. Qué quieres que haga ahora?
- Entra en la esfera, esto todavía no está a punto, voy a invocar al número 12 y prepararé la fogata. No hables, sólo ve. Esto habrá acabado pronto, y podré echarme a dormir, estoy tan cansado…

Luas, cansado también, se acerca a la esfera de cristal, salta para agarrarse al borde externo superior y se introduce dentro ágilmente. Dentro de la esfera hay una circunferencia, también de cristal, que sirve para tapar el agujero superior y crear un espacio estanco en la esfera. Se sienta en la base y puede ver el agujero de la base que conecta con el gran cuenco de porcelana. El agujero es oscuro y no se ve nada a través de él, la oscuridad es espiral y se pierde en el infinito de la mirada. Hipnotizado por el abismo, Luas no se da cuenta que el Borja está vaciando la bandolera llena de hierba de Síxtolo en la porcelana y le prende fuego. Con los ojos pegados al agujero negro pensando en la cantidad de agujeros que hay en diferentes superficies terráqueas que no se han estudiado todavía, o investigado u observado de las que podría salir un humo tan denso y tan agradable como aquel que ahora brotaba y le llenaba los pulmones de alegría y … Luas entorna los ojitos, la esfera de cristal ya está completamente llena de humo, un submarino alquímico y el mundo se pone del revés para dejar paso a la deformación de la realidad. Luas se relaja y decide, por una vez en su vida, confiar en el Borjamari.

***
Con las legañas pegadas a los ojos, Luna despierta en su cabaña del desierto antes de salir a cazar para desayunar. La luz del sol hace ya horas que baña las arenas del Gobi y los chacales de la noche están escondidos, durmiendo. La zona es segura durante las siguientes horas. Un día normal Luna se habría despertado al amanecer, pero tenía resaca y sin darse cuenta era ya pasado el mediodía. La noche ha sido fría y Luna tiene que salir de las cuatro capas de pieles de tigre, ñu, chacal y tigre otra vez, antes de poder levantarse de la cama y quitarse las legañas y exponerse a la luz caliente del sol. No hay agua en la cantimplora, hay que ir a por más. No hay comida, pero tampoco había comida ayer, hay que ir a cazar. Las botellas de ron de ayer noche están semienterradas en la arena, hay dos, Luna sólo recuerda una. Todavía bajo las capas de piel se encuentra alguien que ni puta idea de cómo había aparecido ahí, dormía plácidamente con sonrisa de querubín y respiración profunda. Luna no le había visto en su vida, pero al parecer habían pasado la noche juntos y probablemente hubieran tenido sexo. No sentía nada extraño, parecía intacta, pero tenía una enorme chocha por lo que ello no era indicativo de nada. Si dormía con ella, probablemente se lo había follado. Había que salir a cazar, el desayuno no se iba a hacer solo, pero mejor echar a ese individuo antes de que empezara a pedirle el número de teléfono, o a hablar de política, o a preguntar si se podía quedar en lugar de salir al desierto a morir. Qué conyo hacía ahí ese tío? “A ver, piensa, cabeza fría, piensa.” Luna echa la pota prácticamente sobre sus pies, en dos segundos todo fuera, sólo bilis, dejándole un sabor amargo en la garganta y abriéndose paso hacia fuera forzando sus ojos fuera de las cuencas, marcando sus palpitaciones en las venas de su frente como una marcha militar. Cuando no hay nada, no hay nada, y hay que empujar para sacar algo, y duele. Luna lo sabe bien, siempre es igual, pero es que poco más hay para hacer en el desierto. A todo esto el hombre en su cama no se ha movido ni un pelo, es de grandes dimensiones y Luna no puede entender cómo ha llegado hasta ahí una vez que el sentido común vuelve a ella poco a poco. Como muchas otras veces desde lo alto de la duna en la que se hospeda, otea el horizonte en todas las direcciones buscando algo diferente a arena, pero no hay nada, no hay un solo lugar del que ese tío pudiera haber salido. Quizá estaba soñando. No, seguro que estaba soñando, era una situación tan improbable como imposible, nadie había llegado a ella en los últimos 18 años, nadie PODÍA llegar a ella sin un medio de locomoción, y aun así, su posición no existía en un GPS, el punto 0 del Gobi, el principio de todos los caminos donde realmente no hay caminos, el punto ciego que está enfrente de tus ojos pero fuera de su alcance. A todo esto, el Borjamari, con las legañas pegadas a los ojos, se despierta y se ve envuelto en una maraña de telas hechas con piel de animal. Mientras bosteza con la boca bien abierta trata de salir de la maraña  de piel de animal en la que ha dormido, protegiéndole del frío de la noche del desierto. Luna, sorprendida por la naturalidad con la que el desconocido salía de su cama comienza a hablar, elevando progresivamente el volumen de su voz.

- Quién eres? Qué haces aquí? Qué pretendes? – Luna instiga al Borjamari que sigue peleándose con las mantas, mirando con desaprobación la manta hecha de piel de animal. – Hijo de puta, te mato, me has follado? Te mato, cabrón.
- Luna, relájate, estoy aquí en son de paz, y quiero que estemos tranquilos. – Al final consigue salir de la maraña de piel y carne y se levanta, esculpiendo sus casi 2 metros sobre el aire y Luna, sorprendida por su estatura pregunta.
- Eres un ángel? O eres simplemente un guaperas que viene a …
- Silencio, dame tu mano. Te necesito. Te necesitamos. Tú sabes quién eres? Porque si no lo sabes, es normal, y si lo sabes, es una sorpresa. Eres..
- Quién conyo eres tú?
- Soy el Borja, Borjamari. Nos hemos conocido en esta vida; no nos hemos conocido en tu vida, pero somos cercanos.
- Yo no soy cercana a nadie. O me explicas quién eres ya mismo o te arranco la vida.
- Luna, eres demasiado violenta para ser tan joven. Déjame que te explique una cosa y hablamos con tranquilidad. Eres muy guapa, has crecido para ser una chica guapísima, pero en la situación en la que nos encontramos tienes que hacer algo más que aparentar, tienes que complementar, tienes que ser parte de la decisión, tienes que mostrar tu feminismo sin que nadie diga que es feminismo, sabes qué quiero decir? Demuéstranos que eres digna de ello, ven conmigo.
- Por qué?
- Por qué? Cómo puedes preguntar por qué? Tenemos a todo el equipo, tenemos todo el guión, nos hacen falta sólo las ganas. Luna, tú eres el duodécimo elemento, eres la resurrección, y sin ti no lograremos nuestro objetivo. Ahora dame la mano, he tardado 2 anyos en encontrarte y debemos viajar al pasado al lugar donde dejé todo preparado.
- Cómo vas a viajar al pasado? – De alguna forma a Luna le parece familiar aquella forma de hablar rodeada de tanto misterio aparentemente apropósito, como con esa intención de confundir sólo con el único objetivo de confundir y hacerlo todo más complicado. No hay mucho que perder, total, no tiene agua ni comida y el desierto siempre es bastante aburrido. Aun así, necesitaba al menos una pequeña clarificación.
- Yo no tengo ese poder, pero tú sí. Dame la mano. 
Luna coge la mano del Borjamari y ya no están en el Gobi, se encuentran en una calle  que les resulta familiar. La niebla aparece de repente dificultando la vista y la lluvia cae torrencialmente en cuestión de segundos. Un coche negro aparece entre la bruma, se detiene y un hombre calvo con gafas de sol dispara a una paloma y la deja fulminada en el suelo. Borjamari sabe lo que tiene qué hacer, era un punto de inflexión en los problemas de Luas y había una parte reservada para él. Con el dedo índice en sus labios ordena a Luna mantener el silencio y quedarse donde está, y se dirige a un colegio cercano donde se oye a unos niños cantar. Luna observa la calle, la niebla, la lluvia y el coche han desaparecido. Ya sin dudar de que su camino la lleva invariablemente a seguir a este personaje excéntrico al que le gusta hablar en enigmas, Luna se queda donde está mientras escucha al Borjamari hablar desde dentro del colegio.

“Yo he visto a la paloma caer. Y lo hizo con mucho estilo. Aquí sólo funciona el sexo. Se supone que tendríamos que estar súper guay, pero que va…..” 

El ruido del motor de un camión de recogida de basura circulando por la calle le impide continuar escuchando el discurso. La calle está pavimentada con adoquines de color rojo, la acera es de color azul, y las casas parecen todas construidas con un estilo similar. El camión traquetea sobre los adoquines y Luna se pierde en el sonido como si de un sueño se tratara, sintiendo que todo aquello es familiar, pero es la primera vez que se encuentra en una ciudad occidental, todo esto es nuevo. El olor a pan recién hecho se percibe desde el otro lado de una esquina de la calle, el sonido de un grifo abierto desde una de las ventanas del edificio más cercano reverbera de un lado a otro de la calle, el olor a cloaca aflora a intervalos irregulares desde debajo de sus pies donde hay una alcantarilla. Nada está hecho de asfalto, lo que desconcierta a Luna. Absorta en sus pensamientos y percepciones no se da cuenta del momento en el que el Borjamari, que ha acabado lo que fuera que estuviera haciendo, le agarra de nuevo de la mano y la calle desaparece, los olores desaparecen, los colores desaparecen, la escena muere y Luna se adentra en el vacío, la negrura. Y el mundo desaparece con ella.

***

Después de dejar a Luna en su posición, con la máscara sobre su cara bronceada por el sol, el Borjamari revisa la máquina y todos los elementos. Parece que está todo listo, Luas está en completo trance, virtualmente sólo han pasado 5 minutos desde que se ha encendido la hoguera.
Todos los elementos para el decantador están listos y el Borjamari, cansado y con ganas de dormir, revisa su lista por última vez.

1 Drogas

2 Sexo

3 Espontaneidad

4 Exageración

5 Absurdo

6 Humor

7 Realidad

8 Ficción

9 Misticismo

10 Sabiduría

11 Violencia

12 Resurrección

Antes de poder descansar finalmente y dejarlo todo en manos de Luas, coloca una larguísima tira de papel en la máquina de escribir que el Nigrojaque no ha dejado de teclear. Entonces se dirige a su posición y se sitúa la máscara en la cara con cuidado. La consciencia se le escapa entre los dedos y desprendiendo parte de sí mismo a través de su respiración el Borjamari se precipita a través del tubo para reunirse con Luas y completar al fin, el ritual.
***

"Luas, estás sobre un ancho campo nevado...”

Luas se encuentra caminando sobre la nieve, en ninguna dirección, sólo siguiente el camino por el que le llevan sus pasos. La nieve cae sobre la nieve, el blanco sobre el blanco, la nada sobre la nada. Todo lo que hay a su alrededor es el infinito nevado, y por ahí camina Luas en dirección recta.

Al cabo de un rato la nieve abre paso a un gran lago helado, el cielo y el reflejo en su simetría parten el mundo en dos. Luas pone sus pies sobre el hielo y piensa “No se oye crujir, estoy a salvo” y continúa en la misma dirección. 

Luas comienza a sentir como el frío le hiela las piernas. Las rodillas crujen con cada paso. La cara duele y los dedos de las manos están congelados. Los movimientos cada vez son más pesados y las articulaciones duelen. En ese momento, empezándose a sentirse desesperado, Luas se encuentra de cara con un muro de ladrillos. El suelo en todo su alrededor es césped, la nieve ha desaparecido. El sol está brillando y Luas hace visera con la mano para observar el muro. Debe medir unos 2 metros de alto y unos 10 de largo. Luas está prácticamente en la mitad y decide bordearlo con facilidad por el  lado derecho.

Detrás del muro hay cuatro óleos expuestos. Luas piensa  “Son muy realistas, como me gustan”. Luas se acerca al primero y lo observa. Es Javichulo. Javichulo al óleo, sonriéndole. Luas se acerca al cuadro para verlo de cerca pero Javier se escapa, desaparece. Acaricia el lienzo con las manos y siente la pintura húmeda.

La siguiente pintura representa al Nigrojaque, con la boca abierta, riéndose a carcajadas con unos cuernos de demonio saliéndole de la frente. Con esa cara de estar maquinando algo, una risa, maléfica y una lengua bífida asomando tras los dientes. A Luas no le gusta esta pintura, le da asco, así que prestando la menor atención posible se dirige a la siguiente. La siguiente es Estrella. Estrella desnuda en un manantial de montaña, con la larga melena cayéndole por la espalda. Luas se acerca tanto al cuadro para observar el tono de su piel que llega a tocarlo. La pintura está tan húmeda, tan reciente, que Luas siente como empieza a absorberle, tirando de él hacia su interior, pero él se resiste y aleja la mano tirando con todas sus fuerzas y cae al suelo sentado sobre su culo. En sus dedos las manchas de color turquesa cobran vida y se deslizan por su muñeca, bajando por el antebrazo y sumergiéndose en su piel formando un tatuaje en forma de trisquel. Luas centra su atención en las espirales que no dejan de girar, sin llegar a ningún final, sin acabar de generar más espirales dentro de sí mismas. Luas levanta la mirada y ve como Estrella sonríe desde la pintura, con una mirada afable y que inspira confianza, como una sirena de las de verdad, antes de hundirte en lo más profundo del océano para devorarte. Luchando contra el poder magnético de la mirada de Estrella, Luas sacude su cabeza y se lleva las manos a la cabeza. Vuelve a mirar al cuadro y Estrella ya no sonríe. El tatuaje ha desaparecido y el encantamiento se desvanece. 

“La semilla de A….”. Estas palabras resuenan en la cabeza de Luas como el eco de una resaca adormecida. “La cuarta pintura, qué habrá en ella?”. Entonces Luas, capaz al fin de pasar página e ignorar a Estrella, se levanta del suelo y, con los ojos cerrados, dirige sus pasos al último óleo en el muro. Las piernas le tiemblan de la emoción, como si ver aquella pintura fuera lo que ha estado esperando toda su vida, como si lo que fuera que estuviera retratado en él fuera la resolución de todos sus problemas y la gran respuesta a un enigma que lleva años persiguiéndole.
Antes de abrir los ojos Luas respira profundamente, y reflexiona. Justo enfrente de sí mismo se encuentra la verdad, real, tangible, al alcance de sus dedos si estirara el brazo para tocarla. Luas respira profundamente una vez más, tiene todo el tiempo del mundo, pues el tiempo carece de sentido en los sueños. Luas respira por tercera vez, inhala, sostiene el aire por 4 segundos y lo suelta a la vez que abre los ojos.

“Un lienzo en blanco?...”

La oscuridad absoluta rodea a Luas y al lienzo que flota en el vacío, no hay sol, no hay césped, no hay suelo ni hay estrellas. Luas no puede pensar, Luas no puede sentir. Qué significa? Por qué en blanco? Por qué tanto rollo por algo que estaba incompleto, o más correctamente, ni siquiera empezado? Por qué tanto esfuerzo, por qué tanto sufrimiento? Por que tanta tensión, misterio, miseria…? Por qué? Entonces una voz en su cabeza ,que no es su propio pensamiento porque tiene otro timbre, comienza a hablarle, obstruyendo todos sus demás sentidos, perdiéndole en el abismo al que se está precipitando sin notar el movimiento. La respuesta. Como son los sentidos, que cuando uno se centra demasiado en uno pierde la noción de los demás, por lo que Luas sólo escucha dentro de sí mismo sin ver el cuadro que tiene delante de sí, sin oler su propia carne ardiendo y sin sentir como se quema, envuelto en las llamas que lamen su cuerpo. Las llamas del infierno desatado a su alrededor sólo se perciben como el crepitar de una hoguera mientras alguien cuenta una historia. Luas escucha como la verdad le es revelada y su cuerpo se empieza a desintegrar. Delante de sí, el lienzo en blanco escupe llamas que arrasan todo a su alrededor. Las llamas provienen de un gran perro multicolor de tres cabezas que aparece en el lienzo, surge del cuadro hecho de pintura que brota de la tela como si el lienzo estuviera sangrando, vivo. El perro ruge y arrasa con todo y Luas no siente nada pero sigue existe. El vacío ha sido sustituido por el fuego, el cuerpo Luas ha sido substituido por el vacío, que ahora es fuego, pero él sigue ahí, observando desde la incorporeidad.

Luas se sube a los lomos del perro, recuperando de nuevo su cuerpo, sin sorprenderse por ello. Alzan el vuelo y Luas puede ver como la tierra se aleja, quedándose abajo y ellos cada vez más arriba. Vuelan sobre el mar, sobre montañas, luego sobre las nubes y luego más allá de la luna, de Plutón, de la Vía Láctea hasta que llegan a una pequeña sala de estar con un sofá, una butaca, un televisor y una mesita baja. Luas se desliza por el costado del gran can hasta poner los pies en el suelo. Lo acaricia detrás de las orejas con cariño y el animal devuelve el gesto apretando su cabeza contra su mano. Luas enciende el televisor. “Anda, un nuevo episodio de Luas y sus problemas” piensa Luas al ver la cabecera que tan familiar le es, con aquella música compuesta por Hans Zimmer a lo tecno clásico. Imágenes de Luas de joven, flashes de Javichulo envuelto en oscuridad, un faisán dorado escupiendo fuego sobre una playa llena de bañistas, una clara alusión a Expediente X al mostrar también ovnis y extraterrestres. La cabecera comenzaba siempre después de una pequeña introducción al episodio, que terminaba siempre de forma dramática, por lo que veías la cabecera con mucha tensión. Luas se había perdido esa introducción, el capítulo era nuevo y no sabía nada de la trama. Fundido a negro, fundido a imagen. 

“Luas, unos cuantos años más viejo, en una camilla de hospital se mueve a toda velocidad por los pasillos de un hospital impulsado por una horda de enfermeros y enfermeras, doctores armados con bisturíes peleándose por ser el primero en cortar y la pobre anestesista que no consigue llevar el mismo ritmo porque cojea. Miki aparece de repente y aparta de un manotazo a la mitad de los doctores y comienza a empujar la camilla también.

- Luas! Luas! Qué ha pasado? Te han disparado? Quién ha sido?
- Mi... Miki… – Luas da sus últimos pasos sobre el mundo consciente y produce un  último sonido que se medio apaga en su garganta. – Has sido…

Miki se queda consternado y mira sus manos. Sangre. Miki sale corriendo del hospital tropezándose con Ro y el Borjamari, vestidos en traje, color azul oscuro y gris claro, respectivamente. Detrás de ellos el sol entra por las puertas de cristal dejándoles reducidos a una silueta a contraluz que va cobrando forma cuanto más se acercan a recepción a preguntar por Luas. La recepcionista [actriz que Luas todavía reconocía, a pesar de los años, de haber participado de extra en capítulos anteriores, como las hijas del predicador, o Sonia, de la temporada 9], apoyando los pechos sobre el mostrador, hecho que Ro y Borja no dejan pasar de largo, se inclina para señalarles con el dedo la dirección al quirófano. Sin acelerar el ritmo caminan en la dirección indicada y Ro muestra que lleva un maletín colgando de la mano derecha, esposado a su muñeca. Llegan a las puertas del quirófano donde una enfermera les detiene y sin mediar palabra, dan media vuelta y se van a la sala de espera. 

Luas abre la puerta del quirófano, vestido sólo con una bata de hospital, dándole una patada y caminando lentamente con aire chulesco antes de que la puerta se cierre sobre él. Ro y Borja se levantan, se miran uno al otro, asienten uno tras otro le dan la mano a Luas.

- Estabais preocupados por mí? Estoy bien, llevo tantas balas en el cuerpo que los médicos han dicho que probablemente haya ganado cierta “tolerancia”. Jodido Miki psicópata, os lo dije, os lo dije hace tiempo que debíamos encerrarle una vez le diagnosticaron demencia. Aunque yo siempre había pensado que estaba algo loco. Bueno, he vuelto a nacer, qué hacemos?
- Hola Luas, estás un poco alterado, siéntate. – El Borjamari hace ademán de acercarle la silla de la sala de espera a Luas, pero está atornillada al suelo y el ademán se queda en ademán. De todas formas Luas, después de hacer una mueca expresando resignación, se sienta en la silla.
Ro con dos movimientos de muñeca se sitúa el maletín sobre las rodillas, saca una llave de su manga y abre las dos cerraduras, introduce su dedo pulgar en un dispositivo hasta que hace bip, y entonces gira el maletín y lo abre hacia Luas. El guión de la serie, envuelto en tapa de cuero cubierta de oro. 
- Luas, coge esto y vuela, ve a ensenárselo al mundo, ve! Ya ha terminado, lo hemos conseguido, lo tenemos, está listo, cógelo, ve! 

Ro acerca todavía más el maletín a Luas, hasta que este coge el cuaderno dorado en sus manos. Con el guión en las manos, Luas, todavía vestido con bata de hospital, mira a través de la pantalla del televisor a Luas, que está al otro lado, directamente a los ojos“

Luas  aparece al lado de Luas sentado en el sofá, con el guión en las manos. Se lo da y desaparece. La tele está apagada. Luas está de nuevo en el vacío pero con el guión en las manos. Las voces comienzan a sonar primero por separado, una durante un rato, y luego una distinta un poco más. Luas tiene el guión en sus manos. Poco a poco van cogiendo intensidad y empiezan a sonar a la vez, la cabeza de Luas empieza a doler y el negro del vacío toma un color grisáceo, como perdiendo la vida, como desintegrándose. Luas agarra el guión entre sus dos manos y lo aprieta con más fuerza. Las voces siguen sonando con más y más intensidad, y con el guión todavía en las  manos Luas se tapa los oídos cubriéndolos con sus antebrazos, curvándose sobre sí mismo y perdiendo la noción del equilibrio, el arriba y el abajo. Las voces suenan a gritos y de repente todo es blanco.

“Luas, Luas!...”

“Qué? Qué quieres? “

“Despierta Luas, ya está…”

“Que ya está? Qué ya está?”

“Ya ha terminado, lo hemos conseguido, lo tenemos, está listo”


***

Luas y sus Problemas seguía siendo por aquel entonces, el edificio más alto de la ciudad. Con el paso de los tiempos, las ciudades siguieron creciendo verticalmente. Luas y sus Problemas Building, como lo llamaban la mayoría de los ciudadanos, siguió añadiendo pisos hasta llegar a ser ridículamente alto, más alto que el Tokyo SkyTree allá en los 2010. Ahora mismo no era el edificio más alto del mundo, ni mucho menos, pero sí el más alto de la ciudad. Luas, Ro y Borjamari, con gafas de sol, chanclas y unas camisas de hawaiano caminan por la avenida principal tratando de otear la punta más alta, pero la polución lo hace imposible. A menos de 100 yardas de la entrada Luas hace un stop con la mano, a modo militar, y sus compañeros se detienen en el acto. Luas, haciendo un giro de 180 grados justo después de cruzar los pies, con cierto estilo, se pone de cara a Ro y al Borja y les muestra una sonrisa afable.

- Esto es increíble, vamos a volver. Sabéis? Esto nunca podría ser un capítulo de Luas y sus Problemas, porque estamos solucionando algo.
- Qué quieres decir? – Dice Ro, mientras se sacude unas piedrecitas de asfalto de dentro de una chancla.
- Bueno, este episodio ha tenido una introducción a un problema, un nudo con muchos nudos, y un desenlace… No? Bueno, ahora mismo va a ocurrir, aun no ha ocurrido, pero me entendéis?
- Yo no te pillo Luas. – El Borjamari sigue mirando al cielo tratando de vislumbrar algo más allá, con cara de no tener éxito. – Tengo ganas de rodar otra vez, dirigir, transformar el guión en arte. Aunque el guión ya es arte. Qué maravilla lo que hicimos, eh chicos?
- Sí, la verdad es que fue de locos, cómo se te ocurrió? – Ro no consigue sacarse las piedras a sacudidas y ha optado por quitarse la chancla y acabar con otro problema.
- Lo vi en la web, hace ya muchos años. Y luego la gente no cree que el conocimiento extenso sirva para nada. Siempre lo mismo, centrarse en algo práctico y dominarlo hasta el máximo para ser el mejor y ganar más dinero. Eso no salva vidas, ni series.
- Bueno, pero nadie se esperaba la aparición del Nigrojaque, o sí? Yo le creía muerto. Bueno, le maté yo y le vi completamente muerto. No es que le esperara de ninguna otra forma. – Luas revive algo en su memoria y se ríe en voz baja, cortando momentáneamente la conversación. – Ro, qué es de Javichulo, tío?
- Está en el hospital. – Ro finalmente está libre de las piedrecitas pero se mantiene con un pie descalzo, apoyando el peso sobre una farola y aguantándose sobre un solo pie. – Al parecer pueden implantarle un brazo biomecánico o algo así, habrá que dejarlo fuera de la serie esta temporada. Usaremos a Jose Jones.
- Luas, una pregunta. – El Borjamari, justo en el límite de la interrupción. – Qué había en el cuarto lienzo? Llevo años queriendo saberlo.
- El cuarto lienzo… No sé de qué me hablas; si me hablas del ritual, no me acuerdo de nada, si es otra cosa, ni puta idea.
El Borjamari, decepcionado, decide que no vale la pena pensar mucho en ello y a cambio algo cruza su mente.
- Eh! No podemos decir que el guión lo ha escrito el Nigrojaque, los productores preguntarán por él, aun sigue en nómina y lleva sin ir a la oficina muchos años.
- Eso ya está arreglado. – Dice Luas. – está firmado por el de siempre, por Jose Jones. Vamos.

Los tres cruzan los arcos de la entrada del edificio, se acercan a las puertas de cristal blindado y las tarjetas identificadoras que llevan en las camisas abren las puertas para que pasen sin requerir un mínimo esfuerzo. El hall, de proporciones gigantescas y color mármol, a su entrada tiene una tabla con los departamentos, pisos y oficinas, estrictamente ordenado de la A a la Z. P. Plató de grabación. Piso 45, ascensor B. Los tres caminan uno detrás del otro, nerviosos, al ascensor B. Está en el piso 190. Tiempo de espera, 5 segundos. Ya está aquí, cling, las puertas se abren y entran uno tras otro, nerviosos. Luas aprieta el 45 y en medio segundo, cling, las puertas se abren y salen uno tras otro, nerviosos, del ascensor B. Primer día, Luas, el Borja y Ro caminan por el plató de grabación.

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