- Se acabó?
- Se acabó.
- Se acabó?
- Se acabó, aquí acaba todo y aquí comienza
todo, pues no hay fin sin principio así como no hay principio sin fin. El
infinito es un invento de la mente para explicar aquello que perdura más allá
de la comprensión, sin embargo la cuerda más larga tiene dos lados, y de cada
lado hay alguien estirando, creyendo que el principio no forma parte de su lado
y al final no habrá nadie como él mismo.
Una de las chorbas se había puesto filosófica
de una forma bastante particular, los ojos le iban y venían como los de una
muñeca de porcelana y su visión parecía fijarse más allá de su nuca. Esta gente
estaba ida de la olla, pero al parecer no eran tan peligrosos como habían
parecido en un primer momento. Un señor de unos 60 años se acerca al jacuzzi
con un foco en una mano y un cuaderno de notas en la otra. Javichulo se
encuentra bajo del agua haciendo burbujas mientras una chorba le acaricia la
cabeza con sus dos pechos y le restriega el chocho en el muslo.
- Hola, disculpen, me gustaría pedirles un
favor. ¿Pueden firmarme un autógrafo? – Pregunta el buen hombre, con una voz
suave como el terciopelo, posiblemente forzada para parecer el más simpático
del lugar. – He estado viendo la serie desde la emisión del primer capítulo,
podría afirmar que mi vida entera ha sido marcada por la espera del siguiente
capítulo durante cada temporada, y de la siguiente temporada durante cada año.
Os quiero.
- Por supuesto, ¿Cuál es su nombre? ¿Quiere
que le dibuje una polla o se conforma con mi firma? – Ro sale del jacuzzi en
cueros y se coloca de nuevo las gafas, la verdad es que tanta alarma por esta
gente tan simpática parecía una exageración. Detrás del hombre se estaba
formando una cola muy ordenada de personas, cada cual con su cuaderno a mano y
su mirada afable clavada en el jacuzzi.
Durante varias horas Luas, Javichulo, Ro y
Borjamari se dedican a firmar autógrafos y a hacerse fotos con los presentes.
La cola, en lugar de menguar, parece crecer al pasar el tiempo y aquello
empieza a hacerse cansino. Sin embargo, el actor vive para el fan, por lo que
los chicos siguieron firmando, dibujando y posando con tal de mantener al
público contento; además no querían generar ningún tipo de conflicto a esas
alturas, contentos estaban de no haber sido hechos pedazos por el tumulto, cosa
que esperaban que fuera a ocurrir. Los SWAT, cansados de hacer su trabajo,
también querían un autógrafo, por lo que hacían cola como todos los demás
esperando su turno como buenos ciudadanos. Se estaba haciendo de noche y la
cola no paraba de crecer.
- Para… Josephine… Con mucho… Cariño… amor y
sincronía… Borjamari. Aquí tienes guapa. – El Borja le da un beso en la mejilla
a la niña que le acababa de dar su cuaderno y pide al siguiente que se acerque
a él. Cuando sus ojos se cruzan y le reconoce, su garganta emite un chillido
desde el interior de su pecho que nunca llega a resonar fuera de él. El
Nigrojaque con un chasquido de dedos destruye las vibraciones y deja morir el
alarido en el aire, sumiendo el plató en un completo silencio.
1, 2, 3, magia. El Nigrojaque tiene a todo el
mundo boquiabierto, todo el mundo le conoce, todo el mundo le adora y le teme a
la vez. Sin mediar palabra dirige su dedo índice al cielo y empieza a gruñir
palabras incomprensibles en una lengua olvidada, en una lengua que suena a
serpiente de cascabel y al chirriar de una puerta que necesita ser engrasada.
Su mano parece enorme bajo el efecto de las llamas que brotan de sus ojos,
rodeando su cuerpo y creando una esfera perfecta que genera unas temperaturas
de 200 grados centígrados. La ropa del Nigrojaque se desintegra, los fans no
soportan la temperatura y empiezan a quitarse la suya. Luas siente el
cosquilleo del sudor sobre su nuca, sus ojos fijados en la bola de fuego que
crece y crece devorando poco a poco todo el material del plató, haciendo arder
a los fans y elevando al Borjamari del suelo a pesar de sus 180kg de peso.
Javichulo y Ro, ojos en blanco, se elevan también, dejando tras de sí sus ropas
candentes y dejándose llevar por el la emoción del momento. Luas se resiste,
Luas suda y Luas se aferra al suelo y a su ropa. No hay pasión, no hay perdón,
no hay fanatismo, no hay religión, no hay creencia esotérica, no hay magia, no
hay revelación, no hay salvación, no existe la verdad, no existe la mentira, no
existe la fama para nadie cuando vivimos millones de años, no hay entendimiento
porque no hay un solo idioma, no existe la paz, no existe la guerra, no hay
vida y tampoco hay muerte, no, no y no, porque Luas y sus Problemas ya no
existe y el Nigrojaque lo quema todo y mis ojos se apagan y sólo veo el vacío,
que es negro y blanco y gris, y quema como el sexo y las brasas. La caricia de
las llamas sobre su piel le despierta del letargo y entonces abre los ojos para
ver una escena evangélica en la que Sebas, renacido, juega a ser Dios y con un
nuevo chasquido de dedos anuncia el fin del principio.
Borjamari, su cabeza, su pensamiento, su
primera persona y su evolución hasta el principio del fin:
“Si no me entiendo, no puedo comer, si no puedo comer, no sobrevivo, pero no me entiendo y eso puede significar que voy a aguantar sólo un poquito más, escribiendo sobre lo que sé, sobre lo que vivo y sobre lo que pienso. Mi fortuna es mi desgracia, y es que soy artista y no sé beber de mi talento sin ahogarme.”
Javichulo, enfermo, se retuerce bajo las
sábanas. Corre despacio a la puerta y entre dientes decide que va a cambiar, ya
que se acerca el principio del fin:
“Me duele, quiero volver a donde estaba pero debo seguir. Me duele, pero debo seguir a pesar de ello, y por ello. Si no fuera por mí, yo no estaría aquí; Si no fuera por mí, nadie estaría aquí y quizá podría ser feliz una vez no existiera y dejara de importar que el cielo estuviera arriba y yo justo debajo, observándolo.”
Ro, cabizbajo, se enfrenta a su fantasma que
es igual que él pero no quiere vivir consigo mismo. En el principio del fin
sólo hay lugar para uno, y el que ocupe ese lugar será todo:
“Vale la pena luchar cuando uno se siente con
fuerzas, cuando uno quiere llegar hasta el horizonte no debe dejar de caminar
por mucho que los pies le duelan y las llagas sangre y supuren. Si algo aprendí
de toda esta historia es que la capacidad es una acción y el poder es una
mentira, que todos somos débiles pero el viento nos lleva a cualquier lugar,
siempre que tengamos suerte”.
Luas, desnudo, con la mirada ardiente y los
dientes rojos y las venas azules se prepara para romper con todo dogma y acabar
con este truco infernal, acabar con el Nigrojaque de una vez por todas y
proclamar al fin el principio del fin:
“Se acabó, Nigrojaque, se acabó. Yo no juego a
este juego, yo no soy una marioneta. Si quieres verme sufrir, quémame,
tortúrame, arráncame la piel o perfora mis extremidades; humíllame o destroza
mi autoestima. Cómeme la lengua, corta mis manos, cercéname los pies a la
altura del tobillo o volveré a por ti y te arrancaré la vida desde donde
empieza hasta donde acaba sin que puedas ver nada más allá de lo que puedes ver
ahora mismo, sin que puedas ser más consciente de todo lo que te rodea, de lo
que puedo ser yo ahora. Nos has subestimado, gilipollas, has subestimado el
poder de la palabra y has sobreestimado el poder de tu magia. El principio del
fin ha acabado, pero el fin sigue estando demasiado lejos. Yo te desafío, yo te
desafío a presentarte ante mí y a luchar conmigo si tienes cojones. Voy a coger
tu cabeza y la voy a estampar contra el asfalto usando únicamente mis manos y
recordándote que la fama de Luas y sus Problemas poco tiene que ver con el
dinero que tú has invertido, si no con las ganas y la ilusión que durante estos
24 años todo el equipo ha puesto en ella. ¿Quién te has creído que eres para
aparecer así, de la nada, y forzarnos a escribir el principio del fin? Te maté
una vez, y no dudaré en matarte una segunda vez si te atreves a mostrarte ante
mí, en carne, piel y músculo; desafíame, desafíanos. No somos zombies, no somos
esclavos, somos los hijos de Caín y escribimos perversiones si nos da la puta
gana, sin importarnos las exigencias del guión. Nosotros somos el bien y el
mal, porque la diferencia entre estos sólo existe cuando existe alguno de los
dos, y en el limbo en el que nos encontramos no existes ni tú, ni yo, ni mis
problemas. Soy libre al fin, soy libre, soy libre, soy libre y puedo hacer lo
que me dé la gana cuando me dé la gana y con quién me dé la gana. Soy libre
para salir de esta prisión y mandarte a ti al infierno de nuevo, revivir y
recoger a mis amigos e irme a cualquier lugar a acabar esta serie. Este
proyecto no nació de tu dinero, no, nació de nuestra ilusión y de nuestras
ganas de perdurar en el tiempo como algo infinito.”
La máquina de escribir Remington Steele que
Luas tiene enfrente resuena como un martillo sobre metal bajo sus dedos,
disparados con furia y determinación mientras el Nigrojaque observa con
atención y un leve atisbo de pavor. Luas está fuera de control y hace falta muy
poco para que despierte del estado de hipnosis en el que el Nigrojaque ha
sumido a los 4 para obligarles a escribir el principio del fin. No sabe por
cuánto más tiempo podrá mantener a Luas bajo su control mental. Una gotita de
sudor corre por su nunca y sabe que está acabado, que aquella farsa va a durar
poco más, que una vez despiertos los 4 unidos son más poderosos que él incluso.
Además, Sebas, se siente viejo y fatigado. Renacer requiere de un gran
esfuerzo, un esfuerzo que equivale a toda una vida de dedicación a una sola
meta, y el Nigrojaque había tenido que sacrificar toda su fuerza y vitalidad
para poder volver y cumplir con su objetivo de dominación mundial.
“¿Por qué? He surcado ríos de dolor para llegar hasta aquí. He muerto mil veces y he sentido el dolor de la pérdida un millón de veces más, todo para esto, todo para nada. La fuerza de voluntad es más poderosa cuando la motiva la maldad, pero aun así parece que el más estoico de los esfuerzos puede ser derribado como una pluma si el viento no es favorable. El esfuerzo y la voluntad no significan nada, el final todo depende de la suerte y las circunstancias, poco importa el ser humano, poco importa la determinación y poco importan las acciones, si el viento no es favorable no vamos a ningún lado y nos quedamos donde estamos, sumidos en la oscuridad, muertos de nuevo, muertos para volver a revivir y volver a fallar, una y otra vez, no existe la justicia divina que recompensa al que lo merece, ni una estadística que nos dé ningún tipo de certeza. El libre albedrío no forma parte del ser humano, ni forma parte de dios, forma parte de la fortuna que es a la vez desgracia, y que es a la vez arbitraria y sobre todo, injusta. Mamá, ¿por qué no me dejaste crecer como los demás niños de mi edad? ¿Por qué no me dejabas jugar? ¿Por qué me arrebataste la inocencia, convirtiéndome en el ser nihilista y destructor que soy ahora? ¿Por qué me enseñaste un camino de odio? ¿Por qué no me enseñaste a amar y a ser amado, para ayudar y regocijarme en la felicidad, en lugar de ansiar el mal y disfrutar con la desgracia ajena? Mamá, ¿por qué te doy la culpa? Si yo, el Nigrojaque, soy un bebé probeta que nació del germen del mal y bajo las leyes del azar. La culpa no es tuya mamá, ni mía, la culpa no existe porque no la puedo coger, no la puedo tocar ni puedo comérmela o bebérmela o cambiar su forma con mis manos. Si no hay culpa no hay redención, por lo que es normal que no me arrepienta de nada ni crea que haya nada que deba hacer. Pero ¿por qué? Porque nada me sale bien. He vuelto de la tumba, he vivido calamidades y muerto calamidades que muchos otros no podrían ni acercarse a imaginar que algo tan horrible pudiera formar parte de este mundo o del otro. Yo no estoy aquí por ningún objetivo, yo no he vuelto para tener otra oportunidad, no he vuelto porque lo merezca o porque este es mi momento. Estoy aquí porque las mareas a las que me he arrimado me han dejado en esta orilla que quema como el fuego, aunque llueve y el sol no parece estar de este lado del planeta. Como quema tanto no puedo mantener los pies sobre el suelo y corro, salto, brinco y me muerdo los labios hasta que brota la sangre. No puedo volver al mar porque el mar ahora es sangre, mi propia sangre, la misma que emana de mi boca y está inundando la tierra ahogándome mientras mis pies no pueden mantenerse en un mismo lugar sin abrasarme la vida. Así he vuelto yo, cansado de saltar y brincar, sin descanso y sin poder respirar. Rojo dentro de mis fosas nasales y rojo en mis pies descalzos, rojo en mi mirada y rojo en la mirada de la humanidad; Rojo en la mirada de la angustia, de la rabia, de la pasión enfermiza y de la negación del amor. Si aquí estoy de nuevo es porque he tratado de traerme hasta aquí bajo mis propios métodos, pero si aquí me quedo es porque Luas, Javichulo y Borjamari me han… Mierda, me han sometido.”
***
La taza de café está demasiado caliente
todavía por lo que Jose Jones se apresura a dejarla de nuevo en su platito,
derramando unas gotas sobre el mantel de flores de la cocina de Luas.
- No pasa nada, tengo que limpiar igualmente. Bueno, ¿qué te va pareciendo?
Jose Jones sigue mirando perplejo los papeles
que tiene entre manos, pasando de una página a otra, adelante, atrás y de nuevo
mirando a Luas con la cara de asombro que se había apoderado de su expresión
durante las últimas dos horas. Debía haber leído los textos unas 20 veces, pero
todavía no conseguía asimilar su contenido completamente. A pesar de ello, le
fascinaba.
- Luas, esto es… Esto es genial. Me encanta,
de verdad, es… No sé, es tan oscuro y mágico. Me duele leerlo, me oprime, y sé
que son sólo palabras sobre papel. Tengo que conocer al escritor, tienes que
presentármelo, quiero estrecharle la mano, tengo que… - Jose Jones ya estaba
otra vez de pie y levantando la voz de nuevo. Había pasado por este ciclo unas
cuantas veces, a Luas le divertía.
- Jose, ya le conoces. Te va a sorprender. No
puedo decirte quién es porque puede que alguien nos esté escuchando, pero vas a
verlo tú mismo con tus propios ojos, esta noche. Pásame el teléfono, voy a
llamar a Miki y que nos lleve en coche. Te voy a llevar a donde le tenemos.
- ¿Que quieres decir con “le tenemos”?
- Bueno, digamos que debido a su naturaleza
peligrosa le tenemos “confinado”. No en un lugar físico, pero su mente ha sido
víctima de un truco mental muy poderoso, curiosamente derivado de su propio poder
pero vuelto en su contra usando mi mente como catalizadora. ¿Aún no sabes quién
es?
- El Nigro…! – Luas le abofetea en la cara
haciéndole saltar las gafas que van a estamparse contra la pared hasta hacerse
pedazos. Jose Jones se lleva la mano a la mejilla y siente el calor aumentar
gradualmente.
- Jose, joder! ¿Que te he dicho? Que nos están
escuchando, eres un puto inútil, pásame el puto móvil, YA!
Con la mano libre se apresura a agarrar el
móvil de la mesa, pero antes de alcanzarlo éste empieza a sonar. Luas y Jose se
miran a los ojos, ya saben que aquello no puede significar nada bueno. De un
empujón Luas aparta a Jose y coge el móvil, la pantalla no muestra ningún
número, sólo las palabras KILL’EM ALL.
- Jose, sígueme!
Luas agarra a Jose Jones de las mangas de su
camiseta y le estira en dirección a la ventana. Sin dudarlo un segundo
atraviesa el cristal falso con la fuerza de su cuerpo y la inercia. Los dos
aterrizan en el tobogán de emergencia que él mismo había hecho instalar para
casos de necesidad, como cuando tenía que echar a algún borracho de sus
fiestas, y se deslizan en espiral descendiendo 4 pisos de mansión en cuestión
de 15 segundos. Se oyen sirenas, y un helicóptero acercándose a gran velocidad.
Luas aterriza con destreza en el suelo y arranca a correr nada más sus pies
tocan el césped. Jose tropieza con el final del tobogán y del tirón se le
desgarra la camiseta desde la manga hasta el pecho. Sin soltar el trozo de tela
que sigue entre sus dedos Luas le coge de la mano y sigue tirando de él,
corriendo como un maníaco, cobrando conciencia de los latidos de su corazón que
resuenan en su cabeza por encima del infierno que se estaba desatando detrás de
sí. Jose se percata en ese momento de que los escritos del Nigrojaque siguen en
su mano izquierda, hechos casi una bola bajo la presión de sus dedos. Empiezan
a adentrarse en el bosque que está al lado de la mansión, corriendo en zigzag
esquivando árboles y arbustos, perdiendo el equilibrio momentáneamente debido a
las raíces y las hojas caídas en el suelo pero sin parar ni un momento de
correr, sin parar a respirar, sólo adelante, cada árbol apareciendo tras de
otro fuera de la oscuridad a la distancia suficiente para esquivarlo, recuperar
el equilibrio y seguir hacia adelante.
La onda expansiva les lanza sin ningún tipo de
resistencia de cara contra el tronco del árbol más cercano. Luas se golpea la
cabeza y pierde el conocimiento. Jose consigue amortiguar el choque con su
brazo derecho, partiéndose el radio al instante a la altura de la muñeca.
Después de unos segundos de aturdimiento consigue levantarse del suelo con
lágrimas de dolor descubre que la explosión proviene de la mansión de Luas, una
enorme nube de humo y fuego se eleva hacia el cielo más allá del bosque, desde
el punto en el que habían empezado a correr. La onda expansiva había sido muy
intensa por lo que no había sido una explosión común, fuera quien fuera que
estaba tras de ellos no parecía dispuesto a correr ningún riesgo. Dentro de
poco estarían sobre ellos, pero iba a ser imposible cargar a Luas a través del
bosque. Con suavidad endereza a Luas y le inspecciona la herida en la frente,
tiene un chichón importante pero no parece que haya ninguna lesión grave.
Resignado recoge las hojas del Nigrojaque que tiene al alcance, esparcidas por
el suelo tras la explosión y se sienta al lado de Luas a esperar su propia
muerte.
“Me amortigua el latido de mi sangre sobre el
silencio, dejándome flotar en un aire cargado de vapores, como el que sale de
una sauna cuando los cadáveres llevan mucho tiempo acumulados dentro,
pudriéndose y generando vida de la muerte. Mi cabeza resuena contra el mármol
cuando no puedo respirar y caigo una y otra vez a tus pies para pedirte que me
perdones y me dejes volver al lugar en el que podía mirarte a los ojos sin
sentir la vergüenza de la soledad y la calamidad de mis últimos días forjados
como el acero que tu mirada marchita lanza contra mi pecho y lo atraviesa sin
derramar una gota de mi conciencia, porque la absorbí toda desde que llegué al
lugar en el que no hay aire y los cadáveres se acumulan también, pero no hay
vapor porque están vacíos y sus carcasas forman una montaña inerte en la que
las gaviotas mueren de inanición y están vacías, y sus ojos vacíos ruedan hasta
los pies para llegar al mar y flotar hasta la orilla de aquel mismo lugar al
que trato de llegar con mi pensamiento, con mis súplicas, con mi billete de ida
rasgado que significaba todo aquello que me quedaba para arrojar al fuego antes
de cumplir el deseo primordial de elevarme ante ti como un igual y cantarte al
oído una canción de cuna que no duerme, si no que adormece, relaja y suaviza el
ansia de destrucción. Que rasga la maldad y destripa la sabiduría, que revive
lo trivial y destruye la rutina, que se alza con alas de garza con la luz de la
luna formando espirales sobre tu cuerpo desnudo y demostrando que el paraíso se
encuentra entre tus muslos y no cabemos todos, pero yo me siento caliente y
cómodo, descansando y durmiendo, bebiendo y comiendo de los frutos que tu
cuerpo produce como resultado de la fotosíntesis, porque tú eres vida, planta,
carne y amor. La noche…”
Las hojas ya no estaban en orden y la
siguiente no era la continuación. Una más, tampoco, la siguiente, tampoco.
Comprueba las demás y ninguna parece continuar la noche. Los ojos le pesan y el
cansancio se apodera de su cuerpo, el placer de caer dormido le produce un
cosquilleo agradable y decide apoyarse sobre el regazo de Luas y esperar a la
muerte en paz, soñando.
***
La M80 estaba cortada al tráfico, unas
barreras de metal con un cartel de Prohibido el tráfico imposibilitan la
entrada a la autopista. “Mierda, voy a tener que ir por el camino viejo, no voy
a llegar a tiempo”. El Plymouth del 83 da media vuelta quemando caucho sobre el
asfalto y se aleja de las barreras, sale por la siguiente salida a mano
izquierda en contra dirección, se sube a la cuneta, realiza una maniobra de
nuevo de 180 grados y accede al camino rural que lleva a la mansión de Luas a
través del bosque. La luna estaba llena hacía unos minutos, pero ahora lo único
visible es una espesa nube de humo que parece cubrir el cielo hasta más allá de
donde la vista alcanza. El camino es angosto y lleno de baches, pero el coche
responde perfectamente a las instrucciones de su conductor. “Buena máquina,
buena máquina, no me falles ahora”. En el asiento trasero Luis Ruís absorbe sin
descanso los gusanos que se reproducen debajo de la alfombra, evitando que
molesten al conductor y calmando su estómago.
- Necesitamos música Luis, necesitamos música
o no vamos a llegar nunca. – Miki enciende la radio y gira el sintonizador como
si fuera un pezón caliente hasta que engancha Led Zeppelin, Immigrant Song. –
Ahora, ahora vamos a llegar! Agarra esos gusanos hijo de puta, porque nos
vamos.
El Plymouth empieza a encenderse y a correr a
través del tiempo, creando tras de sí una nube de miedo que quema la velocidad
y enciende el apetito sexual de Miki, poniéndole cachondo hasta las trancas.
Las distancias se acortan y el tiempo se adhiere a la piel como el sudor, Luis
Ruís se atraganta y hay gusanos por todas partes.
Como en el segundo advenimiento, cuando el
mundo acabó por primera vez, la providencia hizo que aquel coche estuviera
donde tenía que estar a la hora que tenía que estar. Miki aprieta el freno
justo antes de atropellar a Jose Jones, que está plácidamente dormido sobre el
regazo de Luas con una sonrisa en la cara. Parece que al fin y al cabo, han
llegado a tiempo. Las luces de los faros del Plymouth despiertan a Jose que se
sobresalta y se tapa la cara con las manos, preguntándose si sigue vivo o si
sólo es una broma de su mente. Apresuradamente Miki abre la puerta, sale del
coche, carga a Jose en un brazo y éste se deja llevar, luego carga a Luas en el
otro. Mete a Jose en el asiento trasero, Luis sólo mueve la cabeza en señal de
aprobación y continúa sorbiendo. Sienta a Luas a su lado y le pone el cinturón
de seguridad, comprueba que las puertas estén bien cerradas e introduce la
llave en el contacto. El coche no arranca, y la oscuridad del exterior es más
espesa de lo que nunca ha sido. Uno, dos, tres, Miki trata de arrancar de nuevo
pero el Plymouth parece no responder. “Si algo me ha enseñado la providencia,
es que si el coche no arranca es porque ahora no debe arrancar, y quizá debamos
andar o quizá yo no deba conducir, pero si yo me voy, me voy de verdad y si me
voy Luas se queda solo y eso no lo puedo permitir. Así que, uno, dos, tres,
arranca”.
El coche no arranca y Miki se pregunta qué ha
hecho mal para que, una vez llegado a ese punto, no consiga salir de ahí y
salvar a sus amigos. Si el coche era mágico, como ya había demostrado, ¿Por qué
su magia se presentaba tan arbitrariamente? ¿Por qué no podía responder a sus
necesidades, si ahora mismo necesitaba velocidad o teletransportación? ¿Por qué
no ocurría la magia que había ocurrido sólo minutos antes? ¿Era porque el mundo
era injusto? Miki con su simplicidad no puede contestar a aquello, pero está
determinado a rescatar a sus amigos de la verdad por lo que sale del coche y
hace un juramento en voz alta:
“Si de verdad me importas, nunca te voy a
dejar solo. Si de verdad me interesa que vivas, no dudaré en morir para
mantener tu respiración en marcha, como un metrónomo, como un corazón
palpitando en el fondo de la percepción del ser humano. Si quiero que vivas, vas
a vivir, porque mi fuerza y mi voluntad son más fuertes que la muerte y yo soy
Miki y Miki significa vida antes y después de la muerte. Si yo quiero que
vengas conmigo vendrás, aunque sea a la fuerza, aunque sea a rastras te voy a
traer hasta la madriguera donde he puesto mis huevos y donde mi descendencia
verá un mundo diferente al que yo vi cuando salí a la luz y vi el sol, y vi el
cielo y vi lo que me estaba esperando una vez abriera los ojos y me dejara
llevar por el viento. Si no te puedo llevar a salvo, no merezco vivir, por ello
voy a sacrificar mi piel y mi carne para que tú puedas llegar más lejos de lo
que nadie ha llegado y así derrotar el mal y derrotar la vida y derrotar este
insulso enemigo desconocido que no nos permite crear más allá de la razón y más
allá de lo que es correcto. La creación no cesará hasta que no quede una sola
de mis células en pie para transportarte, Luas, porque…”
El sonido del coche arrancando enmudece sus
últimas palabras y Miki observa atónito a Luas al volante, con sangre, y más
abajo una mezcla de sangre y lágrimas, cayéndole desde la frente hasta la
barbilla. Su sonrisa le cubre toda la cara y no puede dejar de mirar a Miki con
toda su emoción contenida por la prioridad de su huída. En el asiento trasero
Luis está apoyado sobre el hombro de Jose profundamente dormido, con un gusano
saliéndole de dentro de la nariz. Jose mira a Miki con una gran sonrisa, como
la de Luas, y levantando el dedo gordo hacia Miki. Luas habla:
- Miki, eres un cielo. Vamos, sube! El
contacto estaba lleno de gusanos, animal, Luis se ha comido los últimos y ahora
se está echando una siesta. Yo conduzco, venga chorbo, sube! Te quiero tío.
Miki, avergonzado por su muestra inesperada de
amor y cariño corre hacia la puerta del copiloto, entra y cierra tras de sí
antes de pegarle una colleja a Luas. De las que suenan, pero no duelen. Luas
aprieta el acelerador y las ruedas patinan sobre las hojas y fango del bosque
antes de salir del pequenyo claro en el que se hallaba. Con sumo cuidado,
esquivando árboles y no acelerando demasiado Luas se abre camino en dirección
contraria a la nube de humo que se sigue elevando ahí donde estaba su mansión.
Su dolor de cabeza es peor que el de ninguna resaca que hubiera tenido antes, y
tiene que frotarse los ojos frecuentemente para evitar que la sangre acumulada
le tape del todo la visión. Poco a poco los árboles van dejando lugar a más y
más claros, el bosque está terminando y ahora podrá coger velocidad 0. Son las
3 y media de la mañana según el reloj del coche, y eso concuerda con su
percepción del tiempo que ha estado inconsciente, pero significa a la vez que
llegan tarde a la reunión y eso podría ser fatal. Pisa el acelerador con más
fuerza y las ramas empiezan a chocar violentamente contra el parabrisas, pero
el coche se desliza suavemente entre los pocos troncos que van quedando hasta
entrar en una carretera secundaria derrapando con las ruedas traseras.
Movimiento de volante sutil y el coche se endereza sin esfuerzo en la carretera
y continúa por ella, ahora a 100km/h.
- Vale, Miki, Google Maps, GPS, busca Jinamar.
Vamos a conocer a la única persona que ahora mismo puede ayudarnos ahora mismo.
El único problema es que llegamos tarde y no es alguien a quien se le deba
hacer esperar. Miki, imagino que has traído a Luis por esa misma razón. Lo que
yo me pregunto es, cómo conyo sabías nada de esto si ni siquiera me ha dado
tiempo para llamarte? Nada ha salido demasiado bien, no esperaba el ataque,
tampoco esperaba que el subnormal de Jose fuera a nombrar al Nigro en mi casa,
pero eso ya forma parte del pasado. – Luas echa una mirada al asiento trasero
por encima de su hombro para asegurarse de que Jose es consciente de su fallo,
pero ahora Luis y él están dormidos uno encima del otro, como dos bebés. Como
la imagen es tan tierna y Luas recuerda que Jose Jones siempre ha sido un
drogadicto en el que no se puede confiar, decide perdonarle al instante y
dejarlo pasar. Además iba a necesitar a Jose. Vuelve a dirigir su mirada a la
carretera y pregunta de nuevo – Cómo es que has venido?
- Bueno, Luas, tú sabes que yo desde pequenyo
siempre he tenido una especie de sexo sentido. Quiero decir, que huelo los
chochos a distancia, pero también los problemas. Tú apestabas a chocho, podía
oler tu chocho desde mi casa. Como estaba con Luis, que nos íbamos a meter unos
gramos, decidí que nos acercáramos a tu casa a hacer un poco de jaleo, y si era
verdad que me necesitabas pues podría ayudarte. No te parece fascinante? Lo del
olor a chocho quiero decir.
- Probablemente lo que tú olieras fueran las
putas que hay en mi casa 24 horas, todas muertas ahora por cierto, pero eso no
deja de hacerlo increíblemente bonito y atento. Te quiero chorbo.
- Y yo a ti chorbo. Por cierto, Jinamar es
todo recto. Luego llegaras a una bifurcación que pone Jinamar, pero sigues
recto y coges la siguiente a la derecha. Son 2 minutos menos.
- Eres un copiloto de puta madre tío, te
quiero.
- Y yo también chorbo. Escucha, quieres una
raya? Lo tengo todo en la guantera, es de la buena.
- Dale tío, prepárame una y pónmela debajo de
la nariz. De qué color es?
- Tengo azul y verde. Como sabes, la verde
produce radioactividad porque es parte metal, pero suele tener efectos más
duraderos. La azul es buena también, pero tiene, ya sabes, aquellos efectos
secundarios…
- No pruebo la azul desde 2009, y no creo que
tú estuvieras aquella noche, pero Ro y el Borja sí. Fue un desastre, destruí mi
primera mansión, y me dejó tonto por las 3 siguientes temporadas. Más tarde me
convertí en ron
- Verde entonces, pero te advierto, es fuerte.
- Me va la marcha, ni que no lo supieras.
Miki saca una cajita de madera no más grande
que un lapicero de la guantera y la abre con cuidado. Dentro hay dos
compartimentos, uno marcado con pintura verde y el otro con pintura azul. Con
cuidado de no zarandearla demasiado abre el compartimento verde y saca una
especia de espátula, también de madera, de detrás de la tapa. Introduce sólo la
punta de la espátula y coloca sobre ella una buena cantidad de polvo azul,
mínimo dos rallas, pero para algo a Luas le va la marcha. Despacio le coloca la
espátula de la nariz y Luas restriega la nariz sobre ella. Un segundo y vacía.
Los ojos se disparan hacia el infinito que es
la línea de la carretera perpendicular a la línea del horizonte y su cuerpo se
alarga hasta acabar pegado al horizonte con los ojos saliéndose de las cuencas
para alcanzar un punto que está todavía más lejos. Uno no tiene final cuando su
principio se aleja tanto que los pies desaparecen y sólo la velocidad afecta a
la carne sin ninguna otra ley física que restrinja su infinidad. Carne de
canyón, música punk, el guepardo corre más pero el lobo no se cansa. Luas ni se
cansa ni corre, sólo se alarga hacia un lado y hacia otro y la luz sólo es
blanca, a pesar de ser de noche, y los gritos de Miki resuenan tan lejos como
el Plymouth, y las manos a 1000 kilómetros de distancia tiemblan apretando el
volante. Sólo la velocidad se aferra a sí mismo, sin dejarle respirar porque el
oxígeno no existe a velocidad 0 y la carne no lo necesita porque se desintegra.
El metal y el caucho se desintegran, y el único rastro es el polvo sobre el
asfalto. La vista se estira y el horizonte se curva hacia sus dos lados y
entonces ya no hay horizonte, si no curvatura; y ya no hay velocidad, si no viaje
astral y frenazo y Luas aparca entre dos coches, con el espacio milimetrado,
sin arañar el Plymouth. Están en Jinamar, en los 40. Aunque Luas sigue
sintiéndose a miles de kilómetros consigue ver a Sixtolo, que está esperando
apoyado en una farola con un peta de hierba sostenido en los labios. Se señala
la muñeca izquierda haciendo entender que lleva un rato esperando pero a la vez
tiene esa sonrisa burlona de estar colocado hasta las trancas y darle igual
todo. Tomándose su tiempo para darle las últimas pitadas, a pulmón, tira la
chusta al suelo y sin molestarse en pisarla se acerca al coche tambaleándose
ligeramente, como si la cabeza le pesara más de lo que su torso puede sostener
sin inclinarse. Se apoya con los codos sobre la ventanilla y sonríe de oreja a
oreja. Luas también sonríe, ver a Sixtolo siempre es una gran alegría, y no
sólo por la hierba que pasa, si no por su acento canario de Las Palmas y su
lenguaje soez.
- Qué paha machango? Te raho loco que llega’
tarde, tú come’ semen o qué? Anda e’ McFly como se menea, me quito la bonfaina
y me la pongo, porque ustedes le han dado por culo a una piva no? – Luas se
parte de risa y golpea con los punyos el volante, y Sixtolo, que le gusta tener
público prosigue. – Sí, sí, aquel le ha dao por culo a una piva, Miki pollón,
fuerte loco ahí. Me limpio el culaso con papel de periódico, y da un gustaso
miniña que no te pue’ n’imaginar – Luas ya no aguanta las lágrimas y se ríe a
carcajada tendida, la mandíbula desencajada y los ojos fuera de órbita, Miki no
entiende realmente que acaba de decir ese tío y Luis Ruis se despierta y
observa la escena anonadado. – Machango, tú está’ to colocao, fuerte púpila’!
Vete a casa a hacerte un pahote, y tú, el de la pahita en la boca, te gusta mi
peinado? Pues chúpamela de lado, que te empuho lo manise. Qué pasa Lua’, me
lleva pal Lugo ya o no’ quedamo’ en lo’ 40 de Jinama? Vamo que quiero una
putita, miniño, un culo por 20 pavo’ para comerle la caca y darle por el culo
con doble protección y lubricante, porque así en seco me da calambre, ay el
sellaso que amputa culo’o y braso’, se lo robé a un jacoso mira tú, era un
violador del caraho el Cabrera. Vamo’ o qué?
Luas no puede contener la risa y necesita un
minuto más antes de contestar, se seca las lágrimas con un pañuelo que tenía en
el bolsillo y se dirige a Sixtolo.
- Sixtolo, no decepcionas nunca loco. Escucha
tío, tenemos que darnos un poco de prisa porque Ro y Borja me están esperando.
Sé que te prometí putas, pero como no tenemos tiempos tendrás que conformarte
con este chico aquí detrás, el de la pajita, para que te haga un mami-blue. Va
a ser tremendo, no sabes la capacidad de succión que tiene. Te explico el plan
mientras conduzco, nos quedan dos horas de camino hasta el escondite y tenemos
que parar unas pocas veces, calculo que llegaremos en media. Sube detrás, hay
un sitio, puedes despertar al tío con pinta de yonki o dejarlo dormir encima
de ti, como prefieras, pero no confiaría
en él para ninguna mamada, es bastante inestable y puede arrancarte la picha,
digamos que sufre un severo trastorno de personalidad. Vamos, traes la hierba,
no?
- Eso ni se pregunta machango, tú, guapito de
cara, vas a ver por qué me llaman Sixtolo Pollolo. En marcha putillas!
***
“La noche es oscura y la luna sosegada, mis
ojos alumbran la luz que los tuyos apagan, si me conoces vivo no podrás
reconocerme una vez muerto, porque tu oscuridad apaga la vida y destroza la
esperanza. Si quieres entender por qué estoy aquí debes esforzarte, y el
esfuerzo no forma parte del patrón que ha hilado la máquina de escribir que
cose y juega con los niños hasta que se duermen y luego pueden ser maltratados
para vivir el tormento de la vida adulta a la vez que mueren por dentro y son
cosidos por la misma máquina que los creó y les vio nacer, crecer, beber, drogarse,
morir o vivir eternamente, todo dependiendo de la luz de tus ojos y la
oscuridad de mi esencia, porque tú eres fecundación y yo soy osmosis, tú vives
para el riesgo y a mí el riesgo me ha matado una y otra y otra vez, produciendo
el infinito despertar del gigante adormecido, provocando terremotos y tsunamis
bajo mis pies en la alfombra de terciopelo que esta frente a la puerta de Dios
y que recoge mis pensamientos cuando caen de mis ojos en forma de sangre
siempre que dices mi nombre y no puedo escucharlo y lloro porque es el fin, es
el fin cada vez que no alcanzo a coger tu mano y caes al precipicio del olvido
y vuelves y no sé quién eres y todo vuelve a empezar hasta que la espiral es
tan delgada que no quepo y me ahogo y la claustrofobia me hace perderme en el
terror y tú no estás porque nunca fuiste y nunca estarás… Quiero respirar pero
no me está permitido, sólo se permite chillar hasta que los pulmones lo han
expulsado todo y se arrugan como las pasas y entonces el chillido derrite mi
energía y la expulsa en forma de sonido y me vacía por dentro hasta que me doy
la vuelta y veo que por dentro soy de nuevo yo pero con más sangre y carne,
pero yo a fin de cuentas, etéreo, flotando en el aire que respiras hasta que
vuelvo a olvidarte y pienso que todo ha sido en vano…”
Ro va recogiendo las hojas que el Nigrojaque,
en trance, sigue escribiendo sin parar y salen disparadas de su máquina de
escribir. Las lee y se las pasa a Javichulo que las lee también, y una vez
terminada las pone en el montón que no deja de crecer sobre la mesa en la que
está sentado y recibe en sus manos la siguiente. A estas alturas es imposible
contar las horas que llevan leyendo, pero los textos del Nigrojaque son tan
abstractos y enigmáticos que el tiempo vuela mientras tratan de descifrar qué
clase de sentimientos los motivan; qué pasa por la cabeza de Sebas mientras su
trance mueve sus dedos sistemáticamente apretando una tecla tras otra. Es
fascinante y absorbente. Durante todo ese tiempo imposible de medir el Borja se
ha encerrado en la habitación contigua y se oyen ciertos repiqueteos de vez en
cuando, una black and decker, el sonido de un modem como en los 90, música de
Animal Collective y un continuo resoplido de impaciencia. Todo esto sólo queda
plasmado en su subconsciente, pues en el mismo momento sólo pueden centrarse en
el texto que sigue creciendo sin cesar. La luz de la luna se filtra por los
pequeños ventanales situados al final de las paredes, donde el techo comienza,
ya que están en un sótano y hasta esa altura no hay más que hormigón a todos
lados. El semibúnker era propiedad de Luas y sus Problemas y Cía, y se había
utilizado para filmar ciertas escenas de la serie, como por ejemplo todas
aquellas veces que Luas había sido encerrado en contra de su voluntad, ya fuera
por Javichulo y su banda de raperos, o el Nigrojaque bajo la vigilancia de Mole
y Mastodonte. Ahora no era más que un sitio abandonado, dejado de la mano del
olvido, oliendo a orín y secreciones humanas acumuladas durante muchos años de
okupación e insalubridad. Por eso era el escondite perfecto, tan cercano a Los
Problemas y a la vez tan lejano.
Clac
clac clac clac clac clac clacclaclac clac
clac clac clac claclaclac clac clac
clac clac …….. Los dedos del Nigrojaque se
detienen de repente sobre las letras N y J y Ro y Javichulo se quedan tiesos de
terror. Durante un periodo de 5 minutos sus miradas van del Nigro, a uno, al
otro, a la puerta de salida, al montón de papeles, a los ojos del Nigro, rojos
de no haberse cerrado durante horas, a sus pies, a su escapatoria, a … clac
clac clac clac. Todo continúa y la siguiente hoja de papel se desprende de la
Remington Steele. Como las demás veces, Ro la recoge del suelo y empieza a
leerla. Al cabo de un par de líneas se detiene, temblando.
“… Sé lo qué estáis haciendo, sé lo que
pretendéis, Ro y Javichulo, preparáos para morir…”
Con el pulso acelerado mira al Nigrojaque que
no parece haber salido del trance, pero una nueva sonrisa que no era
perceptible antes le dibuja una pequeña curva en la mejilla. Sin alejar la
mirada de los dedos del Nigrojaque, busca en la oscuridad a Javichulo hasta que
le agarra un brazo. Una vez llamada su atención, le acerca la hoja de papel a
la cara señalando la línea sospechosa. En un suspiro de voz Ro habla:
- No tenemos mucho tiempo, shhh, no hables.
Debemos hacer algo y ahora, pero qué? No nos podemos ir, no podemos luchar
contra el Nigrojaque solos si despierta, tenemos que…
- Tenemos que matarlo, ya lo sé.
- Exacto… Pero aun no tenemos suficiente
material para la siguiente temporada de Luas y sus Problemas, aun no hemos
recopilado suficiente locura y poesía negra; además Luas nos ha ordenado
mantenerle vivo, le necesitamos, los derechos de la serie siguen a su nombre.
- La serie se puede ir al carajo Ro, yo quiero
vivir, quiero vivir. Si el Nigro se despierta estamos muertos, lo entiendes?
Yo, yo… No he llegado a estar vivo, siempre preocupado por la serie, siempre
preocupado por las drogas, la masturbación y la muerte a mi alrededor. No puedo
morir ahora, que estoy vivo. Claro que amo Luas y sus problemas, pero, merece
la pena el riesgo? Yo digo que nos lo carguemos, aquí y ahora. Mira. –
Javichulo, mirando al infinito, se saca una Desert Eagle del bolsillo como si
hubiera practicado esa escena un millar de veces. Con la mano libre se
desabrocha el primer botón de la camisa y se arranca el collar que estaba
escondido debajo de esta. En el collar hay tres balas con las que carga el arma
con agilidad, sin dejar de mirar al infinito. Amartilla la pistola y entonces
vuelve la mirada a Ro. – Voy a acabar con esta mierda, quieras o no. Es la hora
de Javichulo, es la hora de las brujas.
El cuerpo de Ro no se puede mover, trata de
detener a Javichulo pero sus miembros no se mueven, el pavor se apodera de su
cuerpo y le sacude desde lo más bajo de su espina dorsal hasta que le golpea el
cerebro con la fuerza de un martillo. Javichulo a velocidad de cámara lenta
acerca el arma a la cabeza del Nigrojaque
y su expresión se tuerce a esa misma velocidad, las cejas se aprietan una sobre
la otra, la boca forma una mueca de dolor mientras el arma se acerca y toca los
rizos rubios del Nigrojaque. El tiempo se detiene durante el periodo previo a
la detonación del arma, que revienta en la mano de Javichulo haciendo saltar
sus dedos por los aires dejando un reguero de sangre sobre la pared y
salpicando la cara del Nigrojaque que no ha sufrido ni un solo rasguño.
Durante ese periodo incalculable, pues el
tiempo no existe, y ahora usamos el presente sólo como una forma de expresar lo
que puede ocurrir sin entrar en la imposibilidad de narrar la atemporalidad,
Ro, temiendo lo peor y liberado de alguna forma de la atadura del tiempo decide
actuar aprovechando la estática de la situación. Primero de todo, previendo que
de una forma u otra iba a haber sangre por todos lados, saca su maletín, lo
coloca sobre la mesa y lo abre, dejando reposar la tapa sobre las varillas
hechas para ese objetivo. Acrílicos, óleos, pinceles de brocha gruesa, pínceles
milimétricos, unos cuantos lápices de diferente dureza, una goma de borrar, un
lienzo de 5x5 cm, unas cartulinas, unos bocetos arrugados hechos una bola y,
sólo visible para el ojo experto, algunos restos de marihuana milenaria.
Imposible decidirse, el tiempo puede reanudarse en cualquier momento y entonces
se va a desmayar al momento que vea algo de sangre, y una vez inconsciente nada
le aseguraba qué podía ocurrir, por lo que mejor hacer lo que más le gusta:
Pintar. Antes de ponerse manos a la obra tiene que elegir con qué va a pintar,
difícil elección cuando aquello puede ser lo último que pinte en su vida. A la
mierda, decide coger sin discreción todos los botes de pintura de todos los
tipos, quitar los tapones y apretarlos soltando chorros arcoíris en todas
direcciones. La habitación se convierte en una paleta en 3 dimensiones donde el
pintor se encuentra dentro del espacio artístico. A la mierda, los pínceles se
quedan en el maletín y Ro agarra una escoba y una fregona y, armado con ellas,
una en cada mano empieza a chillar a la vez que un estallido de locura le
invade y friega suelo, techo, inmobiliario, a
Javichulo y al Nigrojaque. A la mierda, Ro suelta la escoba y la fregona
y se tira al suelo en plancha dejando tres líneas rectas sobre el suelo, su
torso y sus manos in motion, formando una capa de ese color marrón que se crea
cuando mezclas demasiados colores a la vez. El subidón que Ro lleva encima no
se puede medir en ninguna escala de colores ni en ninguna unidad de medida
conocida, humana o alienígena. Sobre todo en ninguna escala temporal en aquel
momento, aunque llamarlo momento es algo que hacemos sólo para poder expresar
de alguna manera lo que está ocurriendo. Javichulo y El Nigrojaque siguen en la
misma posición estática de siempre, y cuando nos referimos a siempre, es
siempre, porque el tiempo carece de sentido o de existencia, y Ro decide que es
momento de liarse un peta con los restos de marihuana de su maletín, que
probablemente tenían unos 10 años de antigüedad. Por suerte en el único cajón
del único escritorio del sótano hay un papel, un cigarro y un pequeño trozo de
cartón perfecto para la boquilla. Durante un tiempo incontable recoge poco a
poco los restos de la marihuana del maletín y se lía el peta sentado en la
pintura, sin preocuparse ya de que ese momento se pueda acabar.
Sostenido entre sus dedos índice, pulgar y
anular se encuentra el peta más largo y perfecto y atemporal que haya existido
nunca fuera de la existencia temporal. Ro lo observa mientras su boca segrega
más saliva de lo normal, y se relame los labios para recoger los restos que
colman de ella. Como el faro de Alejandría, por arte de magia, o del deseo
ferviente, la punta se enciende en llamas en una forma de combustión espontanea
sin que Ro se tenga que preocupar de buscar un mechero, que no estaba
convencido de poder encontrar en aquel búnker. El olor a marihuana le llega a
las fosas nasales como el olor de la primera flor de la primavera, y se deja
llevar por su sabor durante un tiempo imposible de medir.
“Si tengo tiempo o no tengo tiempo, no soy yo
quien lo dicto, si no mi alrededor y el espacio moviéndose dando vueltas sobre
mi centro y sobre mi pensamiento, que no es más que mi yo moviéndose a la misma
vez que el mundo avanza y el tiempo que no existe se detiene para dejarme
saborear la reflexión y la reflexión es una forma de plasmar el tiempo en
nuestro consciente para así entender todo aquello que se mueve cuando el tiempo
está en marcha y nosotros vamos a su misma velocidad. Yo estoy aquí para parar
el tiempo y decir: ya basta, no? Si quiero parar a disfrutar del momento, por
qué el mundo me empuja? Por qué la existencia no me deja estar quieto,
estático, tranquilo, pensando, analizando o no, sólo disfrutando o estando, E X
I S T I E N D O sin tener que moverme, sin tener que seguir este ritmo infernal
que da vueltas en círculos infinitos, sobre la tierra, alrededor del sol,
alrededor de la galaxia, alrededor del universo, alrededor de aquello que está
más allá que soy incapaz de comprender precisamente porque el tiempo no me deja
pararme, no me deja entender, me empuja y no puedo decidir cuándo es que quiero
ir más allá, o cuando es que simplemente quiero ir más despacio o cuándo quiero
estar parado por completo. Qué más me da si todo lo demás sigue y yo me quedo
atrás? Como si tuviera alguna importancia todo lo demás; no la tiene, o sí,
pero eso no lo decide el rotar de la tierra ni el rotar de las agujas del
reloj, lo decido yo y yo soy quien mueve el mundo debajo de mis pies cuando
corro como una gran rueda de hámster sin llegar a ningún lugar pero corriendo a
toda hostia. Y qué si yo quiero hacer eso? Por qué me empujan? Por qué no puedo
estar quieto, tranquilo, sosegado, atemporal, yo mismo, yo solo o con quien
quiera acompañarme? Me da igual, este peta vive la atemporalidad como la vivo
yo y no me empuja ni me pregunta por qué camino cuando los demás corren, ni me
pregunta nada en absoluto. Oh diablo de donde nacen las hadas, eres néctar de
piña, eres tarzán, jane y todos los monos....oh diablo….”
PUM! La mano de Javichulo revienta por los
aires derramando sangre sobre la pintura de color marrón, Ro cae redondo al
suelo con el peta ya en los labios pero sin haberle dado una calada. La sangre
le ha salpicado las gafas pero no es capaz de verla, no será capaz de
recordarla una vez despierte, pero ahí permanecerá, grabada a fuego sobre el
cristal.
***
La gran esfera de cristal parece completamente
lista, redonda, perfecta. Los 12 tubos conectados a ella están perfectamente
fijados y sellados, nada puede escaparse de ellos, sólo ir y venir, desde las
pequeñas máscaras al final de estos hasta la esfera hermética en la que Luas va
a trascender más allá de la fama que la serie le ha traído y va a inmortalizar
toda esta mierda que sólo unos pocos pueden entender. El Borjamari sigue
calibrando todos los artilugios necesarios para el ritual, siguiendo las instrucciones
de Ikea para grandes decantadores de sueños. Cristal de bohemia soplado por
elefantes para la esfera principal, intestino de mono de Sumatra para los tubos
de conexión y cinta adhesiva para fijar todos los elementos; máscaras de gas
cargadas con sufrimiento humano de la Segunda Guerra Mundial adheridas con más
cinta al final de los tubos, para permitir el paso de la respiración, y por
consiguiente, del alma de los individuos que serán el combustible para la
alquimia de la creación artística. En la base de la esfera hay un gran bloque
de hormigón circular sujetándola y manteniéndola estable, elevada un metro
sobre el nivel del suelo. En ella hay un gran agujero que el Borjamari ha
perforado con una black and decker y que conecta la base de la esfera con un
cuenco de porcelana que, a forma de pica de lavabo, está incrustada en el
hormigón. El Borjamari se acerca las gafas a los ojos para asegurarse que su
visión es perfecta y relee las instrucciones. Todo parece en su lugar. Detrás
de la esfera hay un escritorio con una máquina de escribir Remington Steele de
la que sale un cable conectado al cuenco de porcelana por la base, en el exacto
punto central de éste, pero no hay ningún agujero visible en la parte superior.
No hace falta, las instrucciones lo dejan claro, la porcelana es conductora de
creatividad y con eso es suficiente.
PUM! La puerta que conecta el sótano con el
exterior se abre de golpe, con tanta fuerza que la plancha de metal se separa
de sus goznes y sale disparada contra la pared contigua. Una masa de músculos
con el pelo erizado y las encías sangrantes con toda la cara de Miki atraviesa
lo que queda del marco de la puerta y emite un gemido de ultratumba. La bestia
encara al Borjamari con una cara de decir “te odio” y se detiene en el lugar,
como un perro amaestrado. Justo detrás del amasijo de carne que acaba de entrar
en escena aparecen, tratando de recuperar el aliento, Luas, Sixtolo, Luis Ruis,
Jose Jones, el viejo McTom (ahora mucho más viejo), Estrella en silla de
ruedas, El Titán de la fuerza del universo, el poder cósmico y las vibraciones
magnéticas y Alexhander de los infiernos.
- No estáis todos – Dice el Borjamari, vestido
con su toga blanca y con la cabeza rapada, sólo por la parte de la coronilla.
Junta las dos manos y agacha la cabeza, en forma de saludo para todos. –
Namaste, amigos míos, bienvenidos. Dónde está la número 12 Luas?.
- No he
tenido puto tiempo de recogerla. Además, ni siquiera sé dónde encontrarla, ya
llegaba demasiado tarde. No tienes ni idea de lo que ha pasado, mi puta mansión
ha volado por los aires, Estrella se había escapado del geriátrico y la hemos
encontrado de puta casualidad, McTom no está muerto de puto milagro, y puta
mierda, hemos venido en un solo puto coche, cómo te crees que ha sido el trayecto?
Joder, estoy nervioso, tienes un pico tío? O un ron, me da igual, pásame algo
que me tranquilice, ha sido el viaje más intenso de mi puta vida. El Titán de
la fuerza del universo, el poder cósmico y las vibraciones magnéticas estaba
aquí fuera esperando por suerte, porque no tengo ni puta de dónde puta mierda
lo habría podido encontrar, y…
- Tranquilo, relájate, respira conmigo. 1, 2,
3. Si quieres encontrar el amor no puedes ser tan nervioso, no puedes vivir tan
ansioso. Has hecho un buen trabajo, ella vendrá a nosotros, lo presiento.
Mientras tanto, por qué no hacemos algo con la calamidad que está a punto de
suceder en la habitación de al lado?
- De que hablas? Mira, estamos casi todos
listos, no es suficiente para hacer funcionar la máquina?
La silla de ruedas mecánica de Estrella ha
entrado en bucle y se empotra sistemáticamente contra las pantorrillas de la
masa de músculo y pelos erizados el Borja supone que es Miki, porque de no ser
Miki, en lugar de uno faltan dos. Alexhander se peina la rubia melena mientras
Luís Ruis sigue sin decir palabra y observa la máquina que el Borjamari ha
construido de forma industriosa. El Titán se ha sentado en una esquina de cara
a la pared y observa no se sabe qué, como un gato. Sixtolo se está haciendo un
peta diciendo en voz baja, con una sonrisa, “fuerte loco” .Al Borjamari le
preocupa el aspecto de patio de colegio que tiene la escena, pero entiende que
un guión no se escribe de la nada y necesita a toda esa gente, pero sobre todas
las cosas, necesita al Nigrojaque y su magia para hacer funcionar la máquina.
- Luas. Me prometiste que ibas a venir con
todos, qué le pasa a ese? – El Borjamari señala a Miki tratando de que este no
vea que le están señalando, temiendo su enfado.
- Es una larga historia, teníamos un trayecto
muy largo y poco tiempo, por lo que nos hemos metido unas rayas. – El Borjamari
mira a Luas con cara de desaprobación, pero este se apresura a continuar. –
Espera, déjame explicarte bien. Yo me he metido una raya y todo funcionaba
perfecto. Hemos ido a pillarle la hierba a Sixtolo, la misma hierba que me
pediste. Luego hemos recogido a Estrella, hemos recogido a McTom, luego
Alexhander ha aterrizado sobre el capó del coche y lo hemos traído también.
Hasta entonces todo iba como la seda, hasta que han aparecido Mole y
Mastodonte, te acuerdas de ellos?
- Nunca tuve el placer de conocerlos, pero sé
quiénes son. Peligrosos verdad?
- Oh, sí, mucho. Peligrosísimos. Como te he
contado, mi casa ha sido atacada, ha volado por los aires, todo el trayecto
hemos sido perseguidos por el ejército y hemos ido un solo paso por delante,
hasta que Mole y Mastodonte nos han …
- Luas, ya lo sé. Como sabes, yo lo sé todo.
Soy un artista y soy sabio. Habéis drogado a Miki para que os defendiera y se
ha vuelto un animal salvaje. Está bien, funciona igual. Ahora, por si no
recuerdas bien, tenemos que ir a la habitación de al lado porque…
PUM! Los goznes de la puerta que separa la
habitación que el Borjamari ha estado montando y la habitación en la que Ro
está a punto de fumarse un peta revientan como si fuera un deja vu y Miki,
hecho una furia y un animal lleno de pelos erizados y músculos agarra al
Nigrojaque por el cuello y le corta la respiración para que no pueda causar más
mal. Fuerza bruta 1 – Control mental 0.
Los chillidos de Javichulo duelen, y a él le
duele todavía más haber perdido la mano en
el estúpido acto de tratar de volverse contra el Nigrojaque y volarle la
cabeza. A quién conyo se le ocurre? Tratar de matar al Nigrojaque requiere
saber que las consecuencias serán dolorosas, pero Javichulo nunca había sido
precavido y así se encuentra, chillando de dolor con la mano hecha un amasijo de carne, sangre y despojos
de piel. Sebas a la vez pierde la respiración y el conocimiento, Miki le está
rompiendo la tráquea y eso también es un problema.
- Miki! Stop!
Luas, con dos palabras y un leve movimiento de muñeca ordena a Miki dejar
al Nigro en el suelo. Miki obedece y se sienta en el suelo cansado, deseoso de
acción pero con la vida por delante de sí mismo pidiéndole un descanso. El
Nigrojaque ha perdido el conocimiento pero sigue respirando.
- Vale, Borja, ahora es tu momento. Por favor,
dicta. Qué debemos hacer?
Borjamari, más que complacido, decide manejar
todo a partir de ese momento. De un bolsillo de su toga saca su silbato
preferido, de color azul metálico marca Behringer y sopla a través de él. Ni un
solo sonido sale del silbato, pero la ultrafrecuencia activa las neuronas de
todos los presentas e imprime en ellas unas instrucciones muy precisas. El
juego empieza, ahora, el recreo se terminó y las manos se ponen a la obra. Uno,
dos, tres, cada uno de los presentes excepto Luas comienza a moverse marcha
atrás, como un video en rewind y se van situando al final de los tubos que
rodean la esfera de cristal, colocándose la máscara de gas algunos en la cara y
otros en los genitales. Javichulo ya no chilla aunque la falta de sangre se
refleja en la palidez de su rostro; Estrella, senil pérdida se introduce todo
el chisme en el ano, máscara incluida. El Borjamari ríe por lo bajo, así es
como debe ser, y así es como lo ha ordenado. Sin poder evitar la satisfacción
de su poder de sugestión y control que está teniendo sobre el equipo eleva las
manos y recita unas palabras de iniciación al ritual, que a pesar de no tener
ningún objetivo funcional, generan un ambiente místico que es lo que al Borja
más le gusta:
“Si aquí estamos todos ahora reunidos para
crear sueños a partir de la carne es porque estamos aquí por ello mismo y no
por nada más. Cuando veamos el cielo delante de nosotros y caigamos desde lo
más alto al vacío pero sin dejar de hacerlo, y el suelo se aleje de nosotros
así como nuestra velocidad aumenta entenderemos el sinsentido en el que estamos
envueltos y además la imposibilidad de salir de él una vez las nubes estén
sobre nuestras cabezas y no vivamos para contar las historias que nos han sido
contadas toda la vida y toda la muerte y toda la eternidad en la que las
historias perduran o mueren, dependiendo de su relevancia o su fama. Por eso,
yo, hoy, aquí, ahora, quiero decir estas palabras para engrandecer la presencia
creadora y artística qué formamos todos nosotros y la grandilocuencia de lo que
estamos a punto de concebir, pues esto es vida y sueño y percepción
extrasensorial, como cuando vivo en una piel distinta a la mía por un momento y
vuelvo de repente y no sé donde he estado ni que ha ocurrido durante un periodo
de tiempo que es el mismo en el que las flores marchitan y los animales salen
de su placenta para decirle hola a la vida y adiós a la muerte antes de decirle
hola a la muerte y adiós a la vida pero para eso los sueños no están en un
plano terrenal ni visible ni posible de ser tocado ni nosotros podemos caminar
sobre ese terreno sin hundirnos poco a poco y acabar hasta el cuello de mierda
y no volver atrás porque no hay ninguna cuerda que nos sujete a la realidad.
Hoy amigos míos, esa cuerda la voy a cortar y voy a dejar que nuestras
sensaciones trasciendan y creen algo que sea físico, real, tangible, y vamos a
hacer de ello una obra de arte, y todo será gracias a vosotros pero sobre todo
gracias a mí y a que voy a saltar al vacío en el salto de fé más largo en
tiempo y distancia que se haya visto nunca. Si la historia se teje en algún
tipo de tela, esa tela es transparente y tiene forma de sueño y su consistencia
es la misma que mi pensamiento que flota, fluye y no se puede tocar, por eso es
imposible agarrarlo pero hoy, aquí, ahora, y yo, voy a conseguir que eso sea
una verdad y todo lo demás no pueda ser más que una mentira.”
Para el final del discurso cada uno de los
presentes está dormido con la máscara en su lugar de elección, o en el lugar
que el Borjamari ha elegido para ellos, plácidamente dormidos con los ojos
abiertos y la respiración profunda.
- Luas, esto está casi listo, me ayudas con el
Nigrojaque? – Luas, que ha estado escuchando el discurso con escepticismo
mientras se mordía una uña tras otra escupiéndolas en el suelo levanta la vista
al fin.
- Sí, vamos, por cierto, he traído 5kg de
hierba como me pediste, están en la bandolera que lleva Sixtolo colgando, dónde
…?
- Silencio, ayúdame, yo me encargaré de eso.
Es curioso todo esto, no crees? Mira al Titán, para empezar es increíble que
quepa en este sótano, y para acabar, recuerdas que yo me lo comí? Nunca he
estado más lleno en toda mi vida, semanas sin comer después de ello. Ten en
cuenta que era antes de hacerme vegano, y todavía estaba delgado, pero, puedes
creerte que ahora esté aquí, dispuesto a ayudarnos a continuar con la serie a
pesar de haber estado peleando con todos sus hermanos? Eso, Luas, eso es lo que
me hace creer en los milagros. – El Borjamari agarra a Sebas por debajo de los
sobacos mientras Luas le levanta de las piernas.
- La muerte no existe en la ficción, Borja, y
la fantasía sólo existe en la ficción, pero nosotros somos ficción amigo, por
eso triunfaremos si queremos o si quieren.
- Si quieren, quién? – Con cuidado coloca al
Nigrojaque sobre la silla detrás de la máquina de escribir conectada a la
esfera de cristal. Luas coloca las piernas cuidadosamente en una posición
cómoda. Acto seguido el Nigrojaque comienza a escribir, pero no hay papel en la
máquina. La esfera comienza a brillar con una luz tenue.
- Parece que esto está listo, pues.
- Si quieren, quién? Luas.
- Si quieren ellos, el público, los creadores,
los que observan, los que critican, los que leen y los que ven. Somos carne de
cañón y somos carne de ficción, marionetas como los personajes de un
videojuego. Si crees que eres dueño de ti mismo es porque no sabes lo que hay
más allá. Qué quieres que haga ahora?
- Entra en la esfera, esto todavía no está a
punto, voy a invocar al número 12 y prepararé la fogata. No hables, sólo ve.
Esto habrá acabado pronto, y podré echarme a dormir, estoy tan cansado…
Luas, cansado también, se acerca a la esfera
de cristal, salta para agarrarse al borde externo superior y se introduce
dentro ágilmente. Dentro de la esfera hay una circunferencia, también de
cristal, que sirve para tapar el agujero superior y crear un espacio estanco en
la esfera. Se sienta en la base y puede ver el agujero de la base que conecta
con el gran cuenco de porcelana. El agujero es oscuro y no se ve nada a través
de él, la oscuridad es espiral y se pierde en el infinito de la mirada.
Hipnotizado por el abismo, Luas no se da cuenta que el Borja está vaciando la
bandolera llena de hierba de Síxtolo en la porcelana y le prende fuego. Con los
ojos pegados al agujero negro pensando en la cantidad de agujeros que hay en
diferentes superficies terráqueas que no se han estudiado todavía, o
investigado u observado de las que podría salir un humo tan denso y tan
agradable como aquel que ahora brotaba y le llenaba los pulmones de alegría y …
Luas entorna los ojitos, la esfera de cristal ya está completamente llena de
humo, un submarino alquímico y el mundo se pone del revés para dejar paso a la
deformación de la realidad. Luas se relaja y decide, por una vez en su vida,
confiar en el Borjamari.
***
Con las legañas pegadas a los ojos, Luna
despierta en su cabaña del desierto antes de salir a cazar para desayunar. La
luz del sol hace ya horas que baña las arenas del Gobi y los chacales de la
noche están escondidos, durmiendo. La zona es segura durante las siguientes
horas. Un día normal Luna se habría despertado al amanecer, pero tenía resaca y
sin darse cuenta era ya pasado el mediodía. La noche ha sido fría y Luna tiene
que salir de las cuatro capas de pieles de tigre, ñu, chacal y tigre otra vez,
antes de poder levantarse de la cama y quitarse las legañas y exponerse a la
luz caliente del sol. No hay agua en la cantimplora, hay que ir a por más. No
hay comida, pero tampoco había comida ayer, hay que ir a cazar. Las botellas de
ron de ayer noche están semienterradas en la arena, hay dos, Luna sólo recuerda
una. Todavía bajo las capas de piel se encuentra alguien que ni puta idea de
cómo había aparecido ahí, dormía plácidamente con sonrisa de querubín y
respiración profunda. Luna no le había visto en su vida, pero al parecer habían
pasado la noche juntos y probablemente hubieran tenido sexo. No sentía nada
extraño, parecía intacta, pero tenía una enorme chocha por lo que ello no era
indicativo de nada. Si dormía con ella, probablemente se lo había follado.
Había que salir a cazar, el desayuno no se iba a hacer solo, pero mejor echar a
ese individuo antes de que empezara a pedirle el número de teléfono, o a hablar
de política, o a preguntar si se podía quedar en lugar de salir al desierto a
morir. Qué conyo hacía ahí ese tío? “A ver, piensa, cabeza fría, piensa.” Luna
echa la pota prácticamente sobre sus pies, en dos segundos todo fuera, sólo
bilis, dejándole un sabor amargo en la garganta y abriéndose paso hacia fuera
forzando sus ojos fuera de las cuencas, marcando sus palpitaciones en las venas
de su frente como una marcha militar. Cuando no hay nada, no hay nada, y hay
que empujar para sacar algo, y duele. Luna lo sabe bien, siempre es igual, pero
es que poco más hay para hacer en el desierto. A todo esto el hombre en su cama
no se ha movido ni un pelo, es de grandes dimensiones y Luna no puede entender
cómo ha llegado hasta ahí una vez que el sentido común vuelve a ella poco a
poco. Como muchas otras veces desde lo alto de la duna en la que se hospeda,
otea el horizonte en todas las direcciones buscando algo diferente a arena,
pero no hay nada, no hay un solo lugar del que ese tío pudiera haber salido.
Quizá estaba soñando. No, seguro que estaba soñando, era una situación tan
improbable como imposible, nadie había llegado a ella en los últimos 18 años,
nadie PODÍA llegar a ella sin un medio de locomoción, y aun así, su posición no
existía en un GPS, el punto 0 del Gobi, el principio de todos los caminos donde
realmente no hay caminos, el punto ciego que está enfrente de tus ojos pero
fuera de su alcance. A todo esto, el Borjamari, con las legañas pegadas a los
ojos, se despierta y se ve envuelto en una maraña de telas hechas con piel de
animal. Mientras bosteza con la boca bien abierta trata de salir de la
maraña de piel de animal en la que ha
dormido, protegiéndole del frío de la noche del desierto. Luna, sorprendida por
la naturalidad con la que el desconocido salía de su cama comienza a hablar,
elevando progresivamente el volumen de su voz.
- Quién eres? Qué haces aquí? Qué pretendes? –
Luna instiga al Borjamari que sigue peleándose con las mantas, mirando con
desaprobación la manta hecha de piel de animal. – Hijo de puta, te mato, me has
follado? Te mato, cabrón.
- Luna, relájate, estoy aquí en son de paz, y
quiero que estemos tranquilos. – Al final consigue salir de la maraña de piel y
carne y se levanta, esculpiendo sus casi 2 metros sobre el aire y Luna,
sorprendida por su estatura pregunta.
- Eres un ángel? O eres simplemente un
guaperas que viene a …
- Silencio, dame tu mano. Te necesito. Te
necesitamos. Tú sabes quién eres? Porque si no lo sabes, es normal, y si lo
sabes, es una sorpresa. Eres..
- Quién conyo eres tú?
- Soy el Borja, Borjamari. Nos hemos conocido
en esta vida; no nos hemos conocido en tu vida, pero somos cercanos.
- Yo no soy cercana a nadie. O me explicas
quién eres ya mismo o te arranco la vida.
- Luna, eres demasiado violenta para ser tan
joven. Déjame que te explique una cosa y hablamos con tranquilidad. Eres muy
guapa, has crecido para ser una chica guapísima, pero en la situación en la que
nos encontramos tienes que hacer algo más que aparentar, tienes que
complementar, tienes que ser parte de la decisión, tienes que mostrar tu
feminismo sin que nadie diga que es feminismo, sabes qué quiero decir?
Demuéstranos que eres digna de ello, ven conmigo.
- Por qué?
- Por qué? Cómo puedes preguntar por qué?
Tenemos a todo el equipo, tenemos todo el guión, nos hacen falta sólo las
ganas. Luna, tú eres el duodécimo elemento, eres la resurrección, y sin ti no
lograremos nuestro objetivo. Ahora dame la mano, he tardado 2 anyos en
encontrarte y debemos viajar al pasado al lugar donde dejé todo preparado.
- Cómo vas a viajar al pasado? – De alguna
forma a Luna le parece familiar aquella forma de hablar rodeada de tanto
misterio aparentemente apropósito, como con esa intención de confundir sólo con
el único objetivo de confundir y hacerlo todo más complicado. No hay mucho que
perder, total, no tiene agua ni comida y el desierto siempre es bastante
aburrido. Aun así, necesitaba al menos una pequeña clarificación.
- Yo no tengo ese poder, pero tú sí. Dame la
mano.
Luna coge la mano del Borjamari y ya no están
en el Gobi, se encuentran en una calle
que les resulta familiar. La niebla aparece de repente dificultando la
vista y la lluvia cae torrencialmente en cuestión de segundos. Un coche negro
aparece entre la bruma, se detiene y un hombre calvo con gafas de sol dispara a
una paloma y la deja fulminada en el suelo. Borjamari sabe lo que tiene qué
hacer, era un punto de inflexión en los problemas de Luas y había una parte
reservada para él. Con el dedo índice en sus labios ordena a Luna mantener el
silencio y quedarse donde está, y se dirige a un colegio cercano donde se oye a
unos niños cantar. Luna observa la calle, la niebla, la lluvia y el coche han
desaparecido. Ya sin dudar de que su camino la lleva invariablemente a seguir a
este personaje excéntrico al que le gusta hablar en enigmas, Luna se queda
donde está mientras escucha al Borjamari hablar desde dentro del colegio.
“Yo he visto a la paloma caer. Y lo hizo con
mucho estilo. Aquí sólo funciona el sexo. Se supone que tendríamos que estar
súper guay, pero que va…..”
El ruido del motor de un camión de recogida de
basura circulando por la calle le impide continuar escuchando el discurso. La
calle está pavimentada con adoquines de color rojo, la acera es de color azul,
y las casas parecen todas construidas con un estilo similar. El camión
traquetea sobre los adoquines y Luna se pierde en el sonido como si de un sueño
se tratara, sintiendo que todo aquello es familiar, pero es la primera vez que
se encuentra en una ciudad occidental, todo esto es nuevo. El olor a pan recién
hecho se percibe desde el otro lado de una esquina de la calle, el sonido de un
grifo abierto desde una de las ventanas del edificio más cercano reverbera de
un lado a otro de la calle, el olor a cloaca aflora a intervalos irregulares
desde debajo de sus pies donde hay una alcantarilla. Nada está hecho de
asfalto, lo que desconcierta a Luna. Absorta en sus pensamientos y percepciones
no se da cuenta del momento en el que el Borjamari, que ha acabado lo que fuera
que estuviera haciendo, le agarra de nuevo de la mano y la calle desaparece,
los olores desaparecen, los colores desaparecen, la escena muere y Luna se
adentra en el vacío, la negrura. Y el mundo desaparece con ella.
***
Después de dejar a Luna en su posición, con la
máscara sobre su cara bronceada por el sol, el Borjamari revisa la máquina y
todos los elementos. Parece que está todo listo, Luas está en completo trance,
virtualmente sólo han pasado 5 minutos desde que se ha encendido la hoguera.
Todos los elementos para el decantador están
listos y el Borjamari, cansado y con ganas de dormir, revisa su lista por
última vez.
1 Drogas
2 Sexo
3 Espontaneidad
4 Exageración
5 Absurdo
6 Humor
7 Realidad
8 Ficción
9 Misticismo
10 Sabiduría
11 Violencia
12 Resurrección
Antes de poder descansar finalmente y dejarlo
todo en manos de Luas, coloca una larguísima tira de papel en la máquina de
escribir que el Nigrojaque no ha dejado de teclear. Entonces se dirige a su
posición y se sitúa la máscara en la cara con cuidado. La consciencia se le
escapa entre los dedos y desprendiendo parte de sí mismo a través de su
respiración el Borjamari se precipita a través del tubo para reunirse con Luas
y completar al fin, el ritual.
***
"Luas, estás sobre un ancho campo
nevado...”
Luas se encuentra caminando sobre la nieve, en
ninguna dirección, sólo siguiente el camino por el que le llevan sus pasos. La
nieve cae sobre la nieve, el blanco sobre el blanco, la nada sobre la nada.
Todo lo que hay a su alrededor es el infinito nevado, y por ahí camina Luas en
dirección recta.
Al cabo de un rato la nieve abre paso a un
gran lago helado, el cielo y el reflejo en su simetría parten el mundo en dos.
Luas pone sus pies sobre el hielo y piensa “No se oye crujir, estoy a salvo” y
continúa en la misma dirección.
Luas comienza a sentir como el frío le hiela
las piernas. Las rodillas crujen con cada paso. La cara duele y los dedos de
las manos están congelados. Los movimientos cada vez son más pesados y las
articulaciones duelen. En ese momento, empezándose a sentirse desesperado, Luas
se encuentra de cara con un muro de ladrillos. El suelo en todo su alrededor es
césped, la nieve ha desaparecido. El sol está brillando y Luas hace visera con
la mano para observar el muro. Debe medir unos 2 metros de alto y unos 10 de
largo. Luas está prácticamente en la mitad y decide bordearlo con facilidad por
el lado derecho.
Detrás del muro hay cuatro óleos expuestos.
Luas piensa “Son muy realistas, como me
gustan”. Luas se acerca al primero y lo observa. Es Javichulo. Javichulo al
óleo, sonriéndole. Luas se acerca al cuadro para verlo de cerca pero Javier se
escapa, desaparece. Acaricia el lienzo con las manos y siente la pintura
húmeda.
La siguiente pintura representa al Nigrojaque,
con la boca abierta, riéndose a carcajadas con unos cuernos de demonio
saliéndole de la frente. Con esa cara de estar maquinando algo, una risa,
maléfica y una lengua bífida asomando tras los dientes. A Luas no le gusta esta
pintura, le da asco, así que prestando la menor atención posible se dirige a la
siguiente. La siguiente es Estrella. Estrella desnuda en un manantial de
montaña, con la larga melena cayéndole por la espalda. Luas se acerca tanto al
cuadro para observar el tono de su piel que llega a tocarlo. La pintura está
tan húmeda, tan reciente, que Luas siente como empieza a absorberle, tirando de
él hacia su interior, pero él se resiste y aleja la mano tirando con todas sus
fuerzas y cae al suelo sentado sobre su culo. En sus dedos las manchas de color
turquesa cobran vida y se deslizan por su muñeca, bajando por el antebrazo y
sumergiéndose en su piel formando un tatuaje en forma de trisquel. Luas centra
su atención en las espirales que no dejan de girar, sin llegar a ningún final,
sin acabar de generar más espirales dentro de sí mismas. Luas levanta la mirada
y ve como Estrella sonríe desde la pintura, con una mirada afable y que inspira
confianza, como una sirena de las de verdad, antes de hundirte en lo más
profundo del océano para devorarte. Luchando contra el poder magnético de la
mirada de Estrella, Luas sacude su cabeza y se lleva las manos a la cabeza.
Vuelve a mirar al cuadro y Estrella ya no sonríe. El tatuaje ha desaparecido y
el encantamiento se desvanece.
“La semilla de A….”. Estas palabras resuenan
en la cabeza de Luas como el eco de una resaca adormecida. “La cuarta pintura,
qué habrá en ella?”. Entonces Luas, capaz al fin de pasar página e ignorar a
Estrella, se levanta del suelo y, con los ojos cerrados, dirige sus pasos al
último óleo en el muro. Las piernas le tiemblan de la emoción, como si ver
aquella pintura fuera lo que ha estado esperando toda su vida, como si lo que
fuera que estuviera retratado en él fuera la resolución de todos sus problemas
y la gran respuesta a un enigma que lleva años persiguiéndole.
Antes de abrir los ojos Luas respira
profundamente, y reflexiona. Justo enfrente de sí mismo se encuentra la verdad,
real, tangible, al alcance de sus dedos si estirara el brazo para tocarla. Luas
respira profundamente una vez más, tiene todo el tiempo del mundo, pues el
tiempo carece de sentido en los sueños. Luas respira por tercera vez, inhala,
sostiene el aire por 4 segundos y lo suelta a la vez que abre los ojos.
“Un lienzo en blanco?...”
La oscuridad absoluta rodea a Luas y al lienzo
que flota en el vacío, no hay sol, no hay césped, no hay suelo ni hay
estrellas. Luas no puede pensar, Luas no puede sentir. Qué significa? Por qué
en blanco? Por qué tanto rollo por algo que estaba incompleto, o más
correctamente, ni siquiera empezado? Por qué tanto esfuerzo, por qué tanto
sufrimiento? Por que tanta tensión, misterio, miseria…? Por qué? Entonces una
voz en su cabeza ,que no es su propio pensamiento porque tiene otro timbre,
comienza a hablarle, obstruyendo todos sus demás sentidos, perdiéndole en el
abismo al que se está precipitando sin notar el movimiento. La respuesta. Como
son los sentidos, que cuando uno se centra demasiado en uno pierde la noción de
los demás, por lo que Luas sólo escucha dentro de sí mismo sin ver el cuadro
que tiene delante de sí, sin oler su propia carne ardiendo y sin sentir como se
quema, envuelto en las llamas que lamen su cuerpo. Las llamas del infierno
desatado a su alrededor sólo se perciben como el crepitar de una hoguera
mientras alguien cuenta una historia. Luas escucha como la verdad le es
revelada y su cuerpo se empieza a desintegrar. Delante de sí, el lienzo en
blanco escupe llamas que arrasan todo a su alrededor. Las llamas provienen de
un gran perro multicolor de tres cabezas que aparece en el lienzo, surge del
cuadro hecho de pintura que brota de la tela como si el lienzo estuviera
sangrando, vivo. El perro ruge y arrasa con todo y Luas no siente nada pero
sigue existe. El vacío ha sido sustituido por el fuego, el cuerpo Luas ha sido
substituido por el vacío, que ahora es fuego, pero él sigue ahí, observando
desde la incorporeidad.
Luas se sube a los lomos del perro,
recuperando de nuevo su cuerpo, sin sorprenderse por ello. Alzan el vuelo y
Luas puede ver como la tierra se aleja, quedándose abajo y ellos cada vez más
arriba. Vuelan sobre el mar, sobre montañas, luego sobre las nubes y luego más
allá de la luna, de Plutón, de la Vía Láctea hasta que llegan a una pequeña
sala de estar con un sofá, una butaca, un televisor y una mesita baja. Luas se
desliza por el costado del gran can hasta poner los pies en el suelo. Lo
acaricia detrás de las orejas con cariño y el animal devuelve el gesto
apretando su cabeza contra su mano. Luas enciende el televisor. “Anda, un nuevo
episodio de Luas y sus problemas” piensa Luas al ver la cabecera que tan
familiar le es, con aquella música compuesta por Hans Zimmer a lo tecno
clásico. Imágenes de Luas de joven, flashes de Javichulo envuelto en oscuridad,
un faisán dorado escupiendo fuego sobre una playa llena de bañistas, una clara
alusión a Expediente X al mostrar también ovnis y extraterrestres. La cabecera
comenzaba siempre después de una pequeña introducción al episodio, que
terminaba siempre de forma dramática, por lo que veías la cabecera con mucha
tensión. Luas se había perdido esa introducción, el capítulo era nuevo y no
sabía nada de la trama. Fundido a negro, fundido a imagen.
“Luas, unos cuantos años más viejo, en una
camilla de hospital se mueve a toda velocidad por los pasillos de un hospital
impulsado por una horda de enfermeros y enfermeras, doctores armados con
bisturíes peleándose por ser el primero en cortar y la pobre anestesista que no
consigue llevar el mismo ritmo porque cojea. Miki aparece de repente y aparta
de un manotazo a la mitad de los doctores y comienza a empujar la camilla
también.
- Luas! Luas! Qué ha pasado? Te han disparado?
Quién ha sido?
- Mi... Miki… – Luas da sus últimos pasos
sobre el mundo consciente y produce un
último sonido que se medio apaga en su garganta. – Has sido…
Miki se queda consternado y mira sus manos.
Sangre. Miki sale corriendo del hospital tropezándose con Ro y el Borjamari,
vestidos en traje, color azul oscuro y gris claro, respectivamente. Detrás de
ellos el sol entra por las puertas de cristal dejándoles reducidos a una
silueta a contraluz que va cobrando forma cuanto más se acercan a recepción a
preguntar por Luas. La recepcionista [actriz que Luas todavía reconocía, a
pesar de los años, de haber participado de extra en capítulos anteriores, como
las hijas del predicador, o Sonia, de la temporada 9], apoyando los pechos
sobre el mostrador, hecho que Ro y Borja no dejan pasar de largo, se inclina
para señalarles con el dedo la dirección al quirófano. Sin acelerar el ritmo
caminan en la dirección indicada y Ro muestra que lleva un maletín colgando de
la mano derecha, esposado a su muñeca. Llegan a las puertas del quirófano donde
una enfermera les detiene y sin mediar palabra, dan media vuelta y se van a la
sala de espera.
Luas abre la puerta del quirófano, vestido
sólo con una bata de hospital, dándole una patada y caminando lentamente con
aire chulesco antes de que la puerta se cierre sobre él. Ro y Borja se
levantan, se miran uno al otro, asienten uno tras otro le dan la mano a Luas.
- Estabais preocupados por mí? Estoy bien,
llevo tantas balas en el cuerpo que los médicos han dicho que probablemente
haya ganado cierta “tolerancia”. Jodido Miki psicópata, os lo dije, os lo dije
hace tiempo que debíamos encerrarle una vez le diagnosticaron demencia. Aunque
yo siempre había pensado que estaba algo loco. Bueno, he vuelto a nacer, qué
hacemos?
- Hola Luas, estás un poco alterado, siéntate.
– El Borjamari hace ademán de acercarle la silla de la sala de espera a Luas,
pero está atornillada al suelo y el ademán se queda en ademán. De todas formas
Luas, después de hacer una mueca expresando resignación, se sienta en la silla.
Ro con dos movimientos de muñeca se sitúa el
maletín sobre las rodillas, saca una llave de su manga y abre las dos
cerraduras, introduce su dedo pulgar en un dispositivo hasta que hace bip, y
entonces gira el maletín y lo abre hacia Luas. El guión de la serie, envuelto
en tapa de cuero cubierta de oro.
- Luas, coge esto y vuela, ve a ensenárselo al
mundo, ve! Ya ha terminado, lo hemos conseguido, lo tenemos, está listo,
cógelo, ve!
Ro acerca todavía más el maletín a Luas, hasta
que este coge el cuaderno dorado en sus manos. Con el guión en las manos, Luas,
todavía vestido con bata de hospital, mira a través de la pantalla del
televisor a Luas, que está al otro lado, directamente a los ojos“
Luas
aparece al lado de Luas sentado en el sofá, con el guión en las manos.
Se lo da y desaparece. La tele está apagada. Luas está de nuevo en el vacío
pero con el guión en las manos. Las voces comienzan a sonar primero por
separado, una durante un rato, y luego una distinta un poco más. Luas tiene el
guión en sus manos. Poco a poco van cogiendo intensidad y empiezan a sonar a la
vez, la cabeza de Luas empieza a doler y el negro del vacío toma un color
grisáceo, como perdiendo la vida, como desintegrándose. Luas agarra el guión
entre sus dos manos y lo aprieta con más fuerza. Las voces siguen sonando con
más y más intensidad, y con el guión todavía en las manos Luas se tapa los oídos cubriéndolos con
sus antebrazos, curvándose sobre sí mismo y perdiendo la noción del equilibrio,
el arriba y el abajo. Las voces suenan a gritos y de repente todo es blanco.
“Luas, Luas!...”
“Qué? Qué quieres? “
“Despierta Luas, ya está…”
“Que ya está? Qué ya está?”
“Ya ha terminado, lo hemos conseguido, lo
tenemos, está listo”
***
Luas y sus Problemas seguía siendo por aquel
entonces, el edificio más alto de la ciudad. Con el paso de los tiempos, las
ciudades siguieron creciendo verticalmente. Luas y sus Problemas Building, como
lo llamaban la mayoría de los ciudadanos, siguió añadiendo pisos hasta llegar a
ser ridículamente alto, más alto que el Tokyo SkyTree allá en los 2010. Ahora
mismo no era el edificio más alto del mundo, ni mucho menos, pero sí el más
alto de la ciudad. Luas, Ro y Borjamari, con gafas de sol, chanclas y unas
camisas de hawaiano caminan por la avenida principal tratando de otear la punta
más alta, pero la polución lo hace imposible. A menos de 100 yardas de la
entrada Luas hace un stop con la mano, a modo militar, y sus compañeros se
detienen en el acto. Luas, haciendo un giro de 180 grados justo después de
cruzar los pies, con cierto estilo, se pone de cara a Ro y al Borja y les
muestra una sonrisa afable.
- Esto es increíble, vamos a volver. Sabéis?
Esto nunca podría ser un capítulo de Luas y sus Problemas, porque estamos
solucionando algo.
- Qué quieres decir? – Dice Ro, mientras se
sacude unas piedrecitas de asfalto de dentro de una chancla.
- Bueno, este episodio ha tenido una
introducción a un problema, un nudo con muchos nudos, y un desenlace… No?
Bueno, ahora mismo va a ocurrir, aun no ha ocurrido, pero me entendéis?
- Yo no te pillo Luas. – El Borjamari sigue
mirando al cielo tratando de vislumbrar algo más allá, con cara de no tener
éxito. – Tengo ganas de rodar otra vez, dirigir, transformar el guión en arte.
Aunque el guión ya es arte. Qué maravilla lo que hicimos, eh chicos?
- Sí, la verdad es que fue de locos, cómo se
te ocurrió? – Ro no consigue sacarse las piedras a sacudidas y ha optado por
quitarse la chancla y acabar con otro problema.
- Lo vi en la web, hace ya muchos años. Y
luego la gente no cree que el conocimiento extenso sirva para nada. Siempre lo
mismo, centrarse en algo práctico y dominarlo hasta el máximo para ser el mejor
y ganar más dinero. Eso no salva vidas, ni series.
- Bueno, pero nadie se esperaba la aparición
del Nigrojaque, o sí? Yo le creía muerto. Bueno, le maté yo y le vi
completamente muerto. No es que le esperara de ninguna otra forma. – Luas
revive algo en su memoria y se ríe en voz baja, cortando momentáneamente la
conversación. – Ro, qué es de Javichulo, tío?
- Está en el hospital. – Ro finalmente está
libre de las piedrecitas pero se mantiene con un pie descalzo, apoyando el peso
sobre una farola y aguantándose sobre un solo pie. – Al parecer pueden
implantarle un brazo biomecánico o algo así, habrá que dejarlo fuera de la serie
esta temporada. Usaremos a Jose Jones.
- Luas, una pregunta. – El Borjamari, justo en
el límite de la interrupción. – Qué había en el cuarto lienzo? Llevo años
queriendo saberlo.
- El cuarto lienzo… No sé de qué me hablas; si
me hablas del ritual, no me acuerdo de nada, si es otra cosa, ni puta idea.
El Borjamari, decepcionado, decide que no vale
la pena pensar mucho en ello y a cambio algo cruza su mente.
- Eh! No podemos decir que el guión lo ha
escrito el Nigrojaque, los productores preguntarán por él, aun sigue en nómina
y lleva sin ir a la oficina muchos años.
- Eso ya está arreglado. – Dice Luas. – está
firmado por el de siempre, por Jose Jones. Vamos.
Los tres cruzan los arcos de la entrada del
edificio, se acercan a las puertas de cristal blindado y las tarjetas
identificadoras que llevan en las camisas abren las puertas para que pasen sin
requerir un mínimo esfuerzo. El hall, de proporciones gigantescas y color
mármol, a su entrada tiene una tabla con los departamentos, pisos y oficinas,
estrictamente ordenado de la A a la Z. P. Plató de grabación. Piso 45, ascensor
B. Los tres caminan uno detrás del otro, nerviosos, al ascensor B. Está en el
piso 190. Tiempo de espera, 5 segundos. Ya está aquí, cling, las puertas se
abren y entran uno tras otro, nerviosos. Luas aprieta el 45 y en medio segundo,
cling, las puertas se abren y salen uno tras otro, nerviosos, del ascensor B.
Primer día, Luas, el Borja y Ro caminan por el plató de grabación.
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